sábado, 29 de marzo de 2008

La ley de la calle



Aprovechando que pasaban La ley de la calle en el Círculo de Bellas Artes obligué a mi hijo mayor a que me acompañara a verla. Yo la vi en su día con una edad similar a la suya, y esperaba que mantuviera el mismo poder de fascinación que yo recordaba. Coppola hizo un díptico sobre la obra de Susan E. Hinton (que también colaboró en los guiones), Rebeldes y Rumble Fish, en los que retrataba a adolescentes haciendo sus pinitos en el mundo de los adultos mientras los devastadores efectos del consumo de drogas hacía su aparición en los barrios de clase baja. Rebeldes pasaba por ser la peli naif y comercial, y La ley de loa Calle la personal y arriesgada.
Vista hoy, Rumble Fish resulta pretenciosa y agotadora, como suele suceder cuando un director se considera por encima del material narrativo con el que trabaja, y se ve obligado a mostrar sus talentos. La película está llena de angulaciones aparatosas (el uso del gran angular raya en ocasiones con el ridículo), efectos de sonido extradiegéticos y trucos visuales como aceleraciones o ralentis, aparte citas prestigiosas a Bergman o Fellini. Al final, de lo que se olvida es de los personajes, convencido como está el director de estar esculpiendo personajes míticos allí donde sólo había costumbrismo. Pero el problema de la inmortalidad pétrea es que se olvida de la carne, y es improbable que ningún espectador acabe sintiendo interés por Rusty James (un pasadísimo Matt Damon) y su idolatrado hermana, el carismático chico de la moto (un demasiado atractivo Mickey Rourke, imposible de creer como veinteañero, aunque realmente magnético).
Coppola lleva años sin rodar, aunque está a punto de estrenar una película basada en un libro de Michael Ende, y anda preparando un rodaje en Argentina del que se ha oído hablar mucho. Veremos como se mantiene quién fue un director idolatrado del último tercio del siglo pasado.

martes, 25 de marzo de 2008

Estreno el blog

Hola!
Me hace mucha ilusión participar en el blog de ese excelso creativo y literato en ciernes conocido cariñosamente como Enry-King I.

Me ha causado mucha melancolía el fragmento de Carson McMullers, y me ha recordado que llevo tiempo queriendo leer algo suyo... Pero necesito estar animada porque es tristísimo.

Más sobre women: Donna Leon dice que el cambio climático es imparable. No he leido más que el titular así que no sé argumentos.

Y de Chesterton... Mi análisis nunca llegará a la altura sesuda de Enry. Me limito a una pulsión emocional: ¡me gustan sus relatos de intriga seudo filosófica seudo detectivesca! Pero el espectro católico de su ser me da repelús. Por ahí no creo que pase.

Un "must" para Enry: ver algún cuadro de Remedios Varo. Y lo comentamos.

Tout est pardonné



Dentro de la excelente programación ce cine de La Casa Encendida se pasó este finde Tout est pardonné, primera película de Mia Hansen-Love, estrenada en la Quincena de Realizadores de Cannes el año pasado, y proyectada en España por el Festival de Gijón, y que pertenece a un tipo de película francesa, de marcado tinte autobiográfico (parece imposible que nadie haga una peli así si no ha vivido esa situación), cuyos máximos representantes serían Pialat (su filmografía se ha editado en dvd recientemente) y Garrel, cuya influencia en Tout est pardonné es palmaria.
La película sigue durante un período de tiempo indeterminado a un matrimonio en el que el marido, un escritor con problemas de inspiración, acaba atrapado en una adicción in crescendo a las drogas, lo que hace que la pareja se rompa. Tras una elipsis de un montón de años, el film (dividido en tres actos) se cierra cuando la hija de ambos es una adolescente que se reencuentra con el padre desaparecido, lo que le obliga a afrontar su vida de adulta con un bagaje explosivo (en el último plano, la vemos avanzar hacia un bosque un tanto oscuro, pero en un día luminoso). Contra lo que pudiera parecer, la película no tiene nada de melodramático ni escabroso. La droga forma parte del paisaje cotidiano del protagonista, aunque está lejos de concitar ningún tipo de fascinación sórdida (eso queda para algún personaje dentro del film). Como en Garrel, las secuencias son una especie de islotes en la vida de los personajes, y uno se ve obligado a imaginar todo lo que ha ocurrido de por medio, aunque sea atendiendo a pequeños detalles como la progresiva delgadez del escritor.

La bestia humana



Hacía siglos que no veía una película de Renoir, y de ésta en concreto sólo tenía un vago recuerdo de un pase televisivo hace más de 20 años, cuando todavía se pasaban películas en blanco y negro a las diez de la noche. Como es sabido, La bestia humana está basada en una novela de Zola, y tiene otra versión también muy conocida, Deseos humanos, de Fritz Lang, con Glenn Ford (si mal no recuerdo) en el papel que Jean Gabin interpreta aquí, un conductor/ingeniero de locomotoras que se enzarza en una relación un tanto espesa con la mujer de un jefe de estación que también tiene lo suyo.
Lo primero que llama la atención es lo alejado que el universo de ambos creadores está: Zola parece el último escritor del mundo a quien Renoir quisiera adaptar. Los protas de la narración parecen poco más que animales que se ven impelidos a sus acciones por fuerzas atávicas (los genes, la educación, esas cosas) que son incapaces de controlar, y está claro que el escritor está lejos no ya de sentir simpatía por ellos, sino hasta un mínimo de compasión. Pues a Renoir le caen bien hasta los psicópatas más desalmados, y aplica a marchamartillo esa especie de regla casi infalible para hacer buenas películas (y a la que he hecho varias veces alusión en este blog) de que cada cual tiene sus razones. En la tensión entre estos mundos casi incompatibles radica gran parte de la grandeza de esta película, a lo que hay que añadir la pasión y precisión con que Renoir muestra la vida cotidiana de los trabajadores: las escenas en que los protagonistas dialogan mientras se lavan, comen o fuman en la cama antes de dormir son de las más logradas que uno recuerda haber visto en el cine sobre obreros fuera de su horario laboral.

jueves, 20 de marzo de 2008

En el Caixa Forum

El domingo pasado (Domingo de Ramos) me acerqué a Torrespaña porque retransmitíamos la Misa del Papa desde el Vaticano, y el comentarista que se acercaba a hacer de reserva del titular (que es un escolapio catalán-y por lo tanto nacionalista- que se encuentra en Roma) es nuevo en la tele y nunca había pisado la Torre. Quedé con él para desayunar (el comedor de informativos tiene plancha, por lo que te pueden calentar los croasanes y las baguettes), y mientras llegaba leí el reportaje que El País dedicaba a la decisión de Rajoy de quedarse al mando del PP. aunque más bien parecía un aviso de la oposición que haría PRISA al liderazgo de Esperanza Aguirre en el partido conservador, aviso dirigido, sin duda, al Mundo y la COPE, los grandes valedores de la Presidenta madrileña (por cierto, algún comentario recabado en Orihuela, zona de fuerte implantación pepera, parece confirmar que la Aguirre está lejos de concitar entusiasmo lejos de la metrópoli).

Pues la retransmisión marchó como la seda y yo dejé a Javier en su cabina y me marché a ver mundo, lo que básicamente consistió en pasearme por la zona que hay entre el Retiro y la Castellana (el barrio que más me gusta de Madrid) y darme una vuelta por el Caixa Fórum, donde me compré entradas para la proyección de las Histoires du Cinema godardianas y me vi la expo de la colección permanente de la Fundación, entre las que me llamó la atención y gran lienzo de Anselm Kiefer, del que es obvio no había oído hablar en la vida.

La obra se llama Dionisio Aeropagtita -El orden de los ángeles, y según señala el rótulo está hecha de "plomo, zinc, cartón, acero, acrílico, emulsión, óleo y laca sobre tela". Viene acompañada de un texto que transcribo:

"A partir de 1984, Anselm Kiefer se centró en el paisaje de tonos oscuros, con un horizonte alto que enfrenta al espectador con una tierra quemada, devastada y asolada por el sufrimiento humano. En este díptico el artista representa una alegoría de la salvación espiritual. Perteneciente a una serie de pinturas de ángeles, es una obra rica en efectos pictóricos y densa en significados, cuya iconografía surge de una amalgama de elementos gnósticos, cabalísticos y místicos.

Como indica su título, escrito en el ángulo supoerior izquierdo, Kiefer parte del texto del Pseudo Dionisio Aeropagita, aparecido en el siglo V, que establece una jerarquía celestial de nueve órdenes (serafines, quewrubines, tronos, dominaciones (o dominios), virtudes, poderes, principados, arcángeles y ángeles) en orden descendente según su cercanía a Dios. Representa dichos órdenes mediante rocas de plomo que caen sobre la tierra. Una hélice de avión, también realizada en plomo, domina la obra, como símbolo de vuelo y trascendencia. Kiefer asocia aquí el fuego a los poderes redentores del arte, que podrían llevar a la sociedad a su condición más espiritual".


A costa de alargar en exceso esta entrada, comentaré que la obra del Pseudo Dionisio tuvo una importancia capital en la Edad Media, y hasta la llegada de Swedenborg, visionario que hizo de los ángeles probos funcionarios, este tratado era la obra de angelología más importante que había dado el cristianismo. El caso es que habría que descubrir cuales son los motivos cabalísticos que hay en este lienzo. Por mi parte, las alas me parecen una especie de alas irrisorias, algo manifiestamente incapaz de ninguna trascendencia, pero allá cada cual con sus interpretaciones.

lunes, 17 de marzo de 2008

Invitaciones

Trasteando para abrir el blog a toda la humanidad he descubierto que se pueden incorporar autores; como la idea de origen era hacer un blog compartido, os he añadido a la lista de autores para que podáis escribir entradas, y no sólo comentarios.

Blog abierto

Aunque es dudoso que nadie entre en él, a partir de hoy, 17 de marzo, este blog es abierto a cualquier lector.

sábado, 15 de marzo de 2008

Las paradojas de Mr. Chesterton

Chesterton tiene una legión de seguidores en España (y, en general, en las letras españolas; no hay más que recordar la estima que le guardaba Borges), curiosamente enfrentados entre sí: por un lado andan los descreídos (Savater, Marías) que no paran de alabar la alegría que surge de (y proporcionan) las páginas de este pantagruélico y excéntrico católico inglés. Por otro, los neocons patrios acaban de sacar una revista con el nombre de nuestro escritor, revista donde se alaba, por ejemplo, la política exterior de Aznar, lo que resulta raro teniendo en cuenta las opiniones de Chesterton sobre, por ejemplo, la guerra de los Boers. Finalmente, el escritor católico oficial español del momento (Juan Manuel de Prada) lo tiene como autor de cabecera, y lo cita en uno de cada dos artículos, y hasta ha prologado uno de los brillantes panfletos religiosos que Chesterton escribió, El hombre eterno (el otro es Ortodoxia, libro que le encanta a Zizek, que lo glosa a menudo). Chesterton es un escritor total, y a pesar de la amenidad de sus relatos de ficción, se le puede poner el cartel de escritor de ideas. Si resulta tan actual es porque previó la extensión cancerígena de corrientes como la deconstrucción y la corrección política (Chesterton supo ver a Nietzsche como el primer deconstructor, y el carácter inhabitable del espacio que abría, como se puede ver en el relato Cuando los médicos están de acuerdo, del volumen de cuentos Las paradojas de Mister Pond). Otra de las razones por las que Chesterton resulta tan atractivo es por el carácter pesadillesco que el Mal encarna en sus ficciones, donde a menudo aparece como un magma prehumano y viscoso, una hipertrofia de la naturaleza que excluye la palabra humana. Pero esto lo tengo que dejar para otro día, porque mi tiempo de ordenador se acaba.

Carson McCullers

"El amor es una experiencia común a dos personas. Pero el hecho de ser una experiencia común no quiere decir que sea una experiencia similar para las dos partes afectadas. Hay el amante y hay el amado, y cada uno de ellos proviende de regiones distintas. Con mucha frecuencia, el amado no es más que un estímulo para el amor acumulado durante años en el corazón del amante. No hay amante que no se dé cuenta de esto, con mayor o menor claridad; en el fondo sabe que su amor es un amor solitario. Conoce entonces una soledad nueva y extraña, y este conocimiento le hace sufrir. No le queda más que una salida, alojar su amor en su corazón del mejor modo posible; tiene que crearse un nuevo mundo interior, un mundo intenso, extraño y suficiente. Permítsenos añadir que este amante del que estamos hablando no ha de ser necesariamente un joven que ahorra para un anillo de boda; puede ser un hombre, una mujer, un niño, cualquier criatura humana sobre la tierra.
Y el amado puede presentarse bajo cualquier forma. Las personas más inesperadas pueden ser un estímulo para el amor. Se da por ejemplo el caso de un hombre que ya es un abuelo que chochea, pero sigue enamorado de una muchacha desconocida que vio una tarde en las calles de Cheehaw hace veinte años. Un predicador puede estar enamorado de una perdida. El amado podrá ser un traidor, un imbécil o un degenerado; y el amante ve sus defectos como todo el mundo, pero su amor no se altera lo más mínimo por eso (...). Es sólo el amante quien determina la valía y la cualidad de todo amor."
La balada del café triste
Carson McCullers escribió El corazón es un cazador solitario, su novela más conocida y leída, con ventipoquísimos años. Gran esperanza blanca de la literatura sureño-femenina, probablemente optó de forma involuntaria por convertirse en una escritora de culto antes que en una escritora verdaderamente grande, por lo que su caso se puede asimilar al de Jane Bowles, a la que la McCullers parece ser que persiguió de manera insufriblemente perseverante cuando coincidieron en Nueva York. Hace más de veinte años que no la leía, pero el otro día me tropecé con un volumen que traía sus novelas cortas y relatos, y descubriendo que se había reeditado también recientemente la primera novela ya citada, imaginé que nuevas generaciones se habían enganchado nuevamente al mito de esta adolescente andrógina, así que aproveché la ocasión para leer Reflejos en un ojo dorado y releer La balada del café triste, cuya larga cita que abre esta entrada concentra el ideario ético de la escritora, cuyos relatos giran alrededor de todo tipo de atracciones más o menos perversas (en el sentido freudiano del término, esto es, la sexualidad genital está ausente del territorio McCullers) entre improbables personajes: en La balada ... una asexuada lesbiana cae fascinada por un enano jorobado que a su vez se enamora fatal y perdidamente del ex de la primera, un psicópata avant la lettre que pudo ser redimido por el incomprensible amor que le asaltó por su mujer, si no fuera porque ésta manifiestamente odiaba la intimidad física. Así contado puede parecer rebuscado (lo mismo se puede decir de Reflejos..., un relato que exuda por todos los poros la influencia de los casos clínicos de Freud, y especialmente el de Dora), pero parte del encanto de su lectura proviene de la apacibilidad que transmiten. Si me lo encuentro en la bibliotece desde donde escribo, me sacaré El corazón... para leer esta Semana Santa, y ya contaré.

viernes, 14 de marzo de 2008

Adicción


Ayer fui a la papelería que tengo al lado de casa a hacer una consulta rápida en internet, y como el tiempo mínimo de conexión es de media hora, metí jiménez losantos en google para ver si decía algo sobre Gallardón, y así di con su blog. En un solo día me he vuelto adicto, y estoy deseando tener tiempo para leerme varias entradas (por ahora me he entretenido con sus escritos post elecciones). Hay que decir que su odio a Gallardón es visceral y prerracional (y probablemente sea recíproco), y que tiene un sistema de razonamiento que serviría para ejemplificar la mayoría de las propuestas de Schopenhauer en su libelo sobre todas las maneras para tener razón. Pero probablemente eso es lo divertido, que se le noten tanto las trampas, que no se tome la molestia de pulir con un poco de maquillaje su andamiaje ideológico.


Continuará...

Guillermo Vargas Habacuc

Si escribes este nombre en google te salen un listado de insultos que harían empalidecer de envidia al mísmísimo Jiménez Losantos, sin que, por otro lado, haya mezcla alguna con nada parecido a un elogio. Guillermo se hizo (más o menos) famoso tras tener atado un perro vagabundo en una galería de arte hasta que se murió de hambre (el perro, no Guillermo). La web se ha llenado de peticiones de firmas para que este montaje no vaya a una bienal de arte centroamericano, donde ha sido invitado a participar, suponemos que con otro perro (u otro animal). En estos días se estrena un documental en el que se muestran los mecanismos de procesamiento de los alimentos, entre los que destaca (visualmente) el momento en que los animales son ¿sacrificados?¿ejecutados?, elemento central en una película reciente, Fast Food Nation, en que las imágenes de un matadero adquirían un tinte apocalíptico y onírico. Tal vez sea que el único espacio que nuestra cultura no considera sospechoso (por ahora) sea el del horror de la aniquilación del cuerpo.

lunes, 10 de marzo de 2008

Recomendaciones cinematográficas para la semana

Mientras me dedico a hacer un calendario más o menos exhaustivo de pantallas alternativas para ver cine en Madrid, os hago un adelanto de lo que puede ver esta semana, hasta el domingo:
Martes 11:
19:40- Un Bresson en la Filmo: Lancelot du lac. Yo me quedé frito la única vez que lo he visto, pero Bresson es Bresson, e igual repito
22:00- Qiu Ju, de Zhang Yimou, en la filmo. A mí el Yimou no me gusta, y es tarde, pero lo pongo
17:00. El Fausto de Murnau en el círculo de bellas artes. Una de las 15 mejores películas de la historia. Hay una copia buenísima en circulación, espero sea esa
20:30- Luces al atardecer, de Kaurismaki, en el caixa forum. Su última y preciosa película
Miércoles 12:
19:30- Lulú on the bridge, en la Filmo. Desde luego ni Susana ni yo vamos a ir
22:00- El prado de Bezhin, de Eisenstein (en la filmo)
20:00. California dreaming, en La casa encendida. Otra de las pelis rumanas que han ganado premios en los festivales este año
17:00 Faust. Dentro del ciclo dedicado a Goethe en el círculo, esta curiosidad, una versión animada del gran Svanmekar (creo se escribe así)
Jueves 13:
19:00 Los miserables. Peli francesa de cuatro horas y del año 34, de la que no sé nada
22:oo Un hombre sin pasado. Otra maravilla de Kaurismaki. Ganó premio gordo en Cannes. En la fiulmo, como la anterior
En el círculo siguen con el ciclo de faustos y werthers y afinidades
Viernes 14
19:00- Más Bresson en la filmo, en este caso Diario de un cura rural
Sábado 15
17:30- La bestia humana, de Renoir, en la Filmo
17:00- Tarot, una versión de las afinidades electivas rodada por Rudolf Thome, en el bellas artes
Domingo 16
17:30- El árbol de los zuecos, la peli más conocida de Ermano Olmi, en la filmo, dentro del ciclo dedicado al director italiano.
21:00 La decisión de Sophie en la filmo también

Contra la infancia

El sábado pasado celebré el cumpleaños de Víctor (9 años). Dado el precio al que se han puesto las salas para celebrar cumpleaños y la premura con la que lo organizamos (el día anterior repartimos las invitaciones) decidimos celebrarlo en casa. La idea era estar un rato en la calle jugando al pañuelo y a alguna otra cosa por el estilo, y luego subir a casa, preparar también alguna actividad en grupos, hacer un campeonato de wii, dar la tarta y mandar a los niños a casa. Una de las cosas buenas de montar el cumple a última hora es que la mitad no aparece. De quince invitados sólo ocho acudieron. De estos ocho, dos tenían gafas y eran inofensivos. Había otros dos gamberrillos y graciosos, y otro un poco más pequeño. Pero había dos killers que a punto estuvieron de hundir la fiesta. Luego me enteré de que Víctor no los quería invitar, pero se vio obligado por cuestiones de reciprocidad, y tuvimos la mala suerte de que aparecieran. Uno en concreto era alguiien incapaz de respetar ninguna norma ni de esperar un segundo a satisfacer un deseo. Si organizabas una fila para repartir bocadillos, él se abalanzaba para coger el más grande. Entraba en la cocina y arramplaba con los gusanitos. Antes de comenzar las pruebas ya había chafado la logística. Era incapaz de estarse quieto. El otro se cargó la antena de un coche teledirigido antes de salir por la puerta, porque sí, después de haberse amarrado a un mando de la wii, del que hubo que despegarle mediante la aplicación de cierta dosis de violencia. Marga me había mandado una lista con cinco pruebas sencillas para hacer en casa, pero sólo pudimos llevar a cabo dos. En cuanto salieron por la puerta, caí rendido en la cama. Creo que para el año que viene prometeré a mi hijo un porrón de regalos a cambio de que me libre de esa pesadilla.

viernes, 7 de marzo de 2008

Ante la jubilación



Aprovechando el descubrimiento de que las familias numerosas pagamos el 50% en el precio de las entradas de los teatros nacionales, me pasé una mañana por el Valle-Inclán a comprar entradas para el Rey Lear que me había recomendado Susana. Con el entusiasmo que dan estos descubrimientos, y dado que no había nadie en la cola ese domingo a las doce, pregunté a la amable taquillera qué más obras me podía ver. Y estaba esta de Thomas Bernhard en la sala chica del teatro de Lavapiés. Bernhard es un autor austríaco que causó furor en los ochenta y los noventa, cuando se publicaron a mansalva todas sus novelas, cuentos, obras de teatro y hasta sus listas de la compra. El hecho de que no os suene dice mucho acerca de la fugacidad de la fama literaria. Yo leí varias de sus obras, generalmente monólogos repetitivos de enunciadores paranoicos, o neuróticos, o asesinos.

Ante la jubilación es perfectamente reconocible como obra de su autor. Por ella desfilan temas como la pervivencia del nazismo en la sociedad germánica (austríaca o alemana), aunque más que de pervivencia igual habría que hablar de sustrato profundo, o el de la familia como espacio de humillación y horror. El texto está muy bien traducido por el traductor oficial del austríaco (miguel Sáez, que también escribió una biografía de Bernhard), y la puesta en escena me gustó, con esos armarios metálicos que parecían la morgue. Los actores se equivocaban a veces, cosa que supongo inevitable en el teatro, y en las dos horas que duró aquello hubo tiempo para el entusiasmo y la cabezadita.