Ya sé que siempre digo lo mismo, pero es que los textos contemporáneos se empeñan una y otra vez en mostrar el goce femenino como un acontecimiento completamente autónomo del orden fálico, y habitualmente sesgado hacia el lado de la locura, si bien en Gravity el personaje masculino tiene ciertamente una intervención heroica de orden sacrificial (como ya ocurriera en la anterior incursión de Cuarón en la ciancia-ficción de autor. la estupenda Children of men) que permite a la heroína llevar a cabo un trayecto mítico de muerte y resurrección que la traslada del apocalipsis al renacimiento triunfal como diosa invulnerable en los albores de la creación, una vez limpiado el cosmos de la cacharrería tecnológica y de la presencia masculina, a la que aquí, al menos, se le agradece gentilmente los servicios prestados.
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