viernes, 29 de mayo de 2009

Diario de rodaje 3

No sé por qué llamo a estas entradas diario de rodaje, porque yo no me quedo a la grabación del corto, que estos días tiene lugar en el Carmen de los Mártires, uno de los más espectaculares que hay en Granada, a las tantas de la madrugada. El ayudante de cámara con el que comparto piso ha llegado a las nueve de la mañana y me ha contado que las cosas han ido mejor que el primer día, que se ha rodado/grabado bastante, y que se han solventado bastantes problemas.
Yo me dedico a hacer gestiones diurnas, como visitar despachos (Gestión de Placios, Movilidad, Inspección de la Seguridad Social, gestoría) y comprar mesas plegables o linternas. Poco a poco nos enteramos de las cosas que hemos hecho mal, que pueden resumirse en no haber puesto la empresa en manos de gestores profesionales desde el principio. Bueno, nada que no pueda solucionarse con dinero, lo que también es el principal hándicap.
Una de las cosas que sorprenden del cine, como apunta Susana, es la cantidad de energía que hay que mantener durante mucho tiempo para dar a luz un proyecto. Esa es una de las razones por las que resulta tan deprimente ver los magros resultados artísticos de la mayoría de las películas, sabiendo la cantidad de esfuerzo e ilusión que hay detrás. No me extraña que luego los realizadores despotriquen de los críticos, que no tienen más que sentarse ante la pantalla, primero de la sala y luego del ordenador, para destrozar el trabajo de meses o años.
Esto viene a cuento de que Susana me ha pasado el enlace del blog de Almodóvar, donde da rienda suelta a su inquina (recíproca) contra Boyero y Borja Hermoso por la cobertura que el dúo del País ha dado al pase de Los Abrazos Rotos en Cannes. Es tan larga la entrada y tan prolija la información (se citan artículos de hace cinco años de Fernández Santos) que uno se puede imaginar cuanta hiel ha acumulado el director español. Los del País se han apresurado a sacar un artículo defendiendo a su excelso crítico, aunque lo que más les molesta es que Almodóvar compare El País con la COPE, hasta ahí podríamos llegar.

jueves, 28 de mayo de 2009

Diario de Rodaje, 2

Primera noche de rodaje, y ya se va con retraso en el apretadísimo plan de rodaje. Anoche vinieron el alcalde y la concejala de Turismo a ver la higuera de Colin Arthur, charlamos un rato y a currar. Los problemas se multiplican, a mi compañero de piso la grúa le ha dejado sin coche esta mañana y ahora anda como loco, yo tengo que alquilar una furgoneta para el fin de semana y hay cosas que se solucionan y otras que son insolubles, pero esto del cine es carísimo; de verdad que no entiendo que la gente se empeñe en esto y no se dedique a la literatura.
Mercedes, te entiendo perfectamente.

martes, 26 de mayo de 2009

Diario de rodaje, 1

Antes de ponerme como loco en un locutorio rodeado de adolescentes e inmigrantes a dar de alta en la Seguridad Social a mis compañeros de rodaje, a comprar billetes y a mandar faxes a las distintas autoridades granadinas, voy a relatar un poco lo que ha sido el dia de hoy (esta entrada se la dedico a mi mujer, Inma, que empieza a enterarse de lo que pasa en mi vida desde que lee el blog), algo que me relaja y me saca de mis preocupaciones, y a lo mejor así consigo que a la gente se le quite la manía de hacer trabajosísimos cortos.
Empecé yendo a la Tesorería de la Seguridad Social de Granada, con la idea de que un alma caritativa me rellenase los impresos, para encontrarme con que, dado que me había dado de alta en el sistema RED, estaba obligado a hacer los trámites telemáticamente. Afortunadamente, un alma caritativa del departamento informático me quitó el pavor que me entró, y me descubrió que probablemente sabría hacerlo sin problemas.
Luego me fui al complejo Los Mondragones, donde lidié con Gestión dePalacios y Movilidad para diversos permisos. La cosa no iba mal ni especialmente bien; casi todo problemas que una vez metidos en el rodaje se solucionarán. Luego me fui a Endesa porque nos tiene que facilitar electricidad a través de un cuadro del Carmen de los Mártires. Allí me tiré hora y media porque media Granada esaba protestando por la facturación que hacen. Aquí el problema, además de tiempo perdido, es el dinero que nos va a costar la broma: además de lo que nos cobran por el engance (no demasiado), hay que pagar por un boletín por el que se han descolgado con una petición de 100 €, que me huele una forma menor de estafa.
Y tras ésta me fui a casa a comer, y a esperar a que llegase el comercial de Prosegur, porque tenemos que contratar seguridad para rodar en Los Bañuelos (unos baños árabes granadinos). Aquí todo fue firmar un contrato y un cheque; luego vino el equipo de ambientación artística con su hija pequeña y con un par de problemas insolubles, y tras infinitas llamadas me he venido al citado locutorio a echar la noche hasta que el equipo que se ha trasladado a Madrid a recoger la Redone con la que se graba esto regrese a Granada. Y mañana a recorrer prácticamente los mismos sitios.

lunes, 25 de mayo de 2009

Palmarés de Cannes y nueva vida

El viernes me vine de Cannes porque el sábado era la comunión de mi hijo pequeño, así que me perdí las risas y el pataleo que tuvo que aguantar la película de la Coixet, según me informó Carlos del Amor. A mí no me gustó nada (de hecho, como no tenía que hacer nada con ella -ni entrevistas ni crónica- me marché de la sala a la hora de empezada, en el segundo polvo del hotel/vagón de metro), pero no me gusta nada esa actitud gamberra de la prensa: el año pasado vi como la tuvo que sufrir Garrel y su estupenda La frontera del alba.
Nunca acierto en las quinielas del palmarés, pero este año estaba bastante fácil: había consenso en que la Palma iría para Haneke o Almodóvar (bueno, igual esto último sólo lo pensaba la prensa española, pero estaba en el ambiente) y lo del Premio del Jurado para Un profeta era de cajón. También acerté en lo de la Gainsbourg; intuía alguna forma de desagravio a Von Triers tras los ataques sufridos y la única manera verosímil era a través del esfuerzo de la estupenda actriz. Siendo el del actor tarantiniano el más justo, es el que más me ha sorprendido; los festivales no suelen premiar un registro algo farsesco, aunque en este caso supone un acierto que suma enteros a la gran película de Tarantino.
Dado que los grandes premios han caído del lado occidental el jurado ha debido decidir repartir la pedrea entre los orientales; sólo así se explica que le haya caído el de guión a Thirst (junto a Spring fever, que no vi pero que pasó sin pena ni gloria). También me quedé sin ver Kinotay, aunque tenía mucho interés en verla. Aquí no gustó a nadie, a pesar de lo cual le ha caído el premio a la Mejor dirección. Total, que la que se ha quedado fuera ha sido Vengeance, probablemente la mejor del pack asiático; se ve que mezclar sacerdotes vampiros con Zola mola más que juntar a Melville con el spaguetti western.
Haneke y Audiard tienen en común que ya poseen distribución en España (Golem y Alta), por lo que los interesados podrán juzgar el acierto del Palmarés, y que ambas se van a las dos horas y media de duración.
Y ahora ando en Granada, metido en un cortometraje que realiza Alejo Moreno, y que empezamos a rodar el miércoles; una superproducción hecha con un modestísimo presupuesto. Hoy he andado solicitando permisos para meter coches en el Albaicín y hablando para que nos dejen enchufar luces en las casas de los vecinos. Entre hoy y mañana llega el grueso del equipo, y la mayor aventura será dar de alta en la Seguridad Social a los trabajadores, una actividad nueva en mi currículum.
Aunque esto tiene pinta de ser más agotador que el Festival, espero tener tiempo para ir contando anécdotas. Mientras tanto se puede consultar la página:
lahigueraencantada.freehostia.com
(seguimos abiertos al tema de donantes, mecenas y patrocinadores)

viernes, 22 de mayo de 2009

Borja Hermoso y el resumen del festival

Me manda Susana una página del blog de Borja Hermoso en que glosa el comentario de Almodóvar acerca de la buena recepción de su película en Francia mediante el sencillo procedimiento de citar las críticas de los que él denomina "los tres principales diarios franceses", Le Monde, Le figaro y Liberation.
Uno de los rituales diarios de Cannes es hacerse por la mañana con el ejemplar que cada día saca la revista Le film Fraçais (sí, saca un número diario durante el Festival) y echarle un vistazo a la puntuación que dan 15 críticos franceses a las películas de la sección oficial. Dicha puntuación varía entre una y cuatro estrellas, y también dispone de un cero para quien deteste un film (como es imaginable, este año Von Triers gana la competición de suspensos con 8, más de la mitad, seguido de cerca por Brillante Mendoza con 7). Pues "curiosamente", el jefe de cultura de El País ha elegido como muestra de la recepción en Francia de Abrazos rotos al único periódico que le pone un cero (Le figaro), y a otro que le pone dos estrellas, Le Monde (Liberation no vota). Positif, Le Nouvel espectateur, Studio Cine y La Croix (ver para creer) le dan la máxima puntuación; Ouest France, L'express, L'humanité, Les inrockuptibles y Jean-Michel Frodon, director de los Cahiers, le otorgan tres estrellas. Vamos, que también podría haber elegido como muestra la opinión de las tres revistas de cine más importantes. Yo no he visto la película y no conozco a casi nadie a quien le haya gustado, pero la obligación de un periodista sería contar que aquí ha sido de las mejor recibidas por la crítica, tanto francesa como internacional (Screen tiene también un sistema de puntos con críticos de todo el mundo, y ahí también Almodóvar está en los puestos de cabeza).
La verdad es que no había leído nunca a Borja Hermoso, pero después de la vergüenza ajena que me ha provocado la ridícula carta abierta a Von Triers y de la indignación que me ha hecho sentir esa extraña manipulación a costa de Almodóvar creo que me voy a ahorrar el resto de su carrera periodística.
Y como en unas horas cojo un avión a Madrid y ya es seguro que me pierdo la de Tsai Ming Liang y la de Bellochio (que ha pasado bastante desapercibida), que eran de las más me apetecía ver, resumo mi punto de vista sobre lo que ha sido mi festival. La que más me ha gustado ha sido Inglourious Bastards, una apasionante y apasionadísima historia de amor compulsivo al cine con una de las imágenes más fuertes y eróticas que se hayan filmado jamás acerca de la cinefilia abrasadora, pero como es parte muy importante de la trama no la describo, además de un intento desesperado de superar ese marco fantasmático del que Tarantino no quiere o puede escapar. En un sentido parecido, aunque menor, Vengeance, de Johnnie To, que también juega sobre el goce compulsivo de la mirada del espectador. Luego, los dos ejemplos de comedia que me han gustado, Ang Lee y Ken Loach, que se alejan voluntariamente del Gran Cine que se suele patrocinar aquí, género en el que también incluiría a Hong Sang Soo, que parece luchar por escapar el corsé autoral mediante cierto descuido formal voluntario. La experiencia hipnótica de Pedro Costa con Jeanne Balibar también fue uno de los grandes momentos de Cannes, así como la estupenda película de Mia Hansen Love, un film personal y a la vez compartible.
Y ya está, el resto del fetival lo seguiré por la prensa, como todo el mundo.

Premios posibles

Ayer, tras el pase de la película de Haneke, se comentaba que era la Palma de Oro, aunque luego resulta que todo el mundo anda diciendo en voz baja que no le gustó. Yo me la perdí sin problemas de conciencia y no creo que la repesque en Madrid, tan escaso es mi interés por el director austriaco.
Y Almodóvar sigue sonando como uno de los favoritos para el premio principal. Ayer por la noche nos comentaron que no quería traer la película, y que fue la poderosísima dirección del Festival la que lo convenció, con lo que volvieron a aflorar todos los rumores acerca de galardones prometidos y todas las historias acerca de los tropezones de última hora que le han impedido llevarse el premio por el que todo el que le conoce comenta que suspira sin desmayo (cosas como que Wong Kar Wei le dijo que la palma era suya el año de Volver y que al final le cayó a Ken Loach por no se sabe qué razones). Se sigue hablando del ajuste de cuentas entre Boyero y Almodóvar; pero como yo no he leído el famoso artículo del crítico, porque soy incapaz de soportar su estilo, especialmente su uso de los adjetivos (porque también los críticos son criticables, y Boyero, con fama de difícil, siempre ha sido amable conmigo; vamos, que la crítica se refiere exclusivamente a sus artículos). Y tras leer la carta abierta de Borja Hermoso a Lars Von Triers que me ha mandado Susana creo que me voy a abstener de leer a ese nuevo compinche que tiene en el País (¿por qué no mandarán a Jordi Costa a todos los festuivales?); bueno, que me voy a pasar al bando del danés.

jueves, 21 de mayo de 2009

Últimos coletazos

Hemos estado estos dos días liados con la pieza de Días de Cine, que no hemos tenido demasiado tiempo de prepararm y nos ha quedado larga y supongo que nos cortarán. Lo último que por aquí ha ocurrido ha sido que ha saltado la luz en el Carlton cuando estábamos con las entrevistas de Inglourious Bastards y nos hemos ido del hotel con un fuerte olor a quemado. En la calle me he cruzado con los bomberos, que llegaban con las sirenas sonando, aunque no parece que la cosa haya llegado a nada.
La entrevista con Tarantino estaba ya hecha, es una mole llena de energía que habla como una ametralladora con una pasión desaforada de cualquier cosa que le preguntes (que dado como funcionan los junkets han sido pocas). Daniel Bruhl ha contado que lo reclutaron en el film tras un casting malo porque querían ensayar una escena en francés y sólo tenían un guión en ingles, y él se ofreció a traducirlo -cuando desconociá la palabra en francés la decía en español- y eso les impresionó mucho, y Diane Kruger ha contado que Tarantino les hizo ver docenas de películas de directores alemanes completamente desconocidos para el común de los mortales. Y con esto se cierra el capítulo de entrevistas en el festival, y si mañana no puedo acercarme a ver el Tsai Ming Liang el palestino Elia Suleiman habrá cerrado el capítulo de películas vistas aquí. That remains the same es una película biográfica que arranca con la independencia de Israel, y tiene el minimalismo naif de Suleiman, que aquí no llega a pronunciar una palabra, y los héroes son sus padres (alguna vez ha contado como su padre, que fabricaba armas clandestinamente, fue torturado por los israelíes en 1948, historia que corresponde a la primera de las cuatro partes en que se divide el film) a los que dedica la película.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Tarantino

Escribo esto mientras suena la música que acompaña al paseo por la alfombra roja de los invitados al pase de gala de Inglorius bastards, la película de Tarantino sobre la Segunda Guerra Mundial (parece ser que Anjelina Jolie está aquí y vendrá a las escaleras rojas, la imagen del día). Aunque se anuncia como la historia de un grupo salvaje de judíos que participa en la Resistencia, en realidad el protagonista es el maolo, un personaje que ya aparecía en anteriores films del director: el hombre maduro y aparentemente todopoderoso (aquí es omnisciente y habla todos los idiomas del mundo; las diferentes lenguas que se hablaban en la Francia ocupada tienen mucha importancia en la película).
Inglorius bastards es otra de esas obras maestras "pequeñas" del director, que aquí hace más explícito que nunca su amor absorbente por el cine; como una imagen lo muestra, probablemente lo único que le inflama (literalmente) de verdad. De hecho, la secuencia gira en torno a una premiere como las de aquí, absolutamente inundada por el mal, a la que acuden los jerarcas nazis para asistir al estreno de una película muy obscena y muy peculiar (porque tendrá una peculiar repetición en lo real).
Por lo demás, tenemos los habituales tour de force con secuencias larguísimas que se van espesando progresivamente hasta el estallido de la violencia, alguna de un vituosismo pasmoso.
Bueno, ya me imagino que todo esto es confuso; es para no desvelar giros importantes de la trama, aunque tal como está el periodismo es probable que ya se sepa todo (además de ver las pelis en salas llenas, lo bueno de los festivales es la virginidad con la que uno entra en la sala).
Luego hemos estado entrevistando a Brad Pitt, con Carlos del Amor haciendo sus pinitos con el inglés. Como nos habían dicho todos los que ya le habían entrevistado, es absolutamente encantador, carismático, simpático y elegante (en la peli lleva un look muy gracioso a la Clark Gable). A la típica pregunta acerca de qué conoce de España, nos ha respondido que sabe que Lorenzo ganó el último premio de GP y Pedrosa quedó segundo (o viceversa).
Y me voy con las imágenes de la escalera (que yo también quiero ver si viene Anjelina) y a escribir las piezas de Días de Cine. Y aver si luego cuento como yo mismo he subido las escaleras en el pase de la película de Alain Resnais, que me ha decepcionado un poco, aunque me ha encantado estar dentro del Palais cuando él hacía su entrada y todos nos poníamos de pie a aplaudirle a rabiar, una escena que he visto decenas de veces en un monitor.

martes, 19 de mayo de 2009

Entrevistando a Cantona

Mientras dejo grabando la alfombra roja (que aquí son escaleras, como todo el mundo sabe) de Almodóvar y así ser el primero en saber qué vestido lleva Penélope (que es portada de un sin fin de revistas hoy) cuento que Abrazos rotos ha tenido, al parecer, muy buena acogida en el pase de prensa, que luego Almodóvar ha tenido un encuentro con la prensa española donde se ha producido un incómodo silencio cuando ha entrado el inefable Boyero (esto lo cuento de oídas porque yo estaba en ese momento intentando arrancarle una subordinada a Von Triers, tarea épica en la quem como cualquier héroe moderno, he fracasado) y que me han estado confirmando los rumores que corrían de que Almodóvar se ha movido entre bambalinas para, al menos, sacar Ágora de la sección oficial, y alejarla lo más posible de su proyección y descafeinar su presencia.
Y antes de darle al play rec para tener la alfombra más esperada he estado entrevistando a Cantona, que ha hablado tan bajito de su participación en la película que no le he entendido nada, salvo que esto es un proyecto suyo, como han confirmado luego Paul Laverty y Ken Loach, que pensaban que era una broma cuando recibieron la llamada inicial.
Laverty es muy simpático y, como marido de Icíar Bollaín, entiende perfectamente el español (aunque no lo habla tan bien), y ha contado con mucha gracia el proyecto; Ken Loach no parece especialmente interesado en estos encuentros con la prensa, así que lo único curioso que puedo contar es que reconoce que prefiere un partido de fútbol de calidad media q su homólogo cinematográfico, aunque prefiere una gran película a un gran partido. Como ya Cantona contó que el Manchester va a ganar la Champion no lo he vuelto a preguntar, aunque también vivió tres años en Barcelona (igual jugó en el Barça y no me he enterado).
Y por los pelos me he metido a ver Independencia, una película del filipino (o la filipina) Raya Martin; y digo por los pelos porque hemos llegado tardísimo al envío del telediario porque se ha ido la luz en todo el barrio del apartamento donde estamos porque hay huelga de algo y todo es siempre así de trabajoso. Y de Independencia no puedo decir mucho porque no he entrado en la propuesta, que debe de ser una especie de film histórico de cámara de un extraño hermetismo naif. Una propuesta curiosa e inaccesible.

Amenábar y Von Triers

Esta mañana me he estrenado desayunando con Juan Moreno, gran amigo de mi primera época en Días de Cine, y que anda ahora con Bovaira metido en superproducciones, como ya he contado en algún sitio. Una estupenda manera de comenzar el día, tras intencambiar en unos minutos el resumen de nuestra vida en los últimos años nos hemos acercado al set donde un demacrado Amenábar atendía a la prensa. Lo primero que le he dicho es que no he podido ver la película, así que me he centrado en generalidades (como se representa en pantalla un personaje real y que parezca vivo, como ocurría con Keats en Bright star, el interés por el neoplatonismo -nota para Susana, cuando investigaban empezaron a leer a Plotino y lo tuvieron que dejar por espeso-). Ha estado muy agradable, aunque las respuestas se las sabrá de memoria.
me tenía que desplazar luego al Hotel du Cap, un ejemplo de verdadero lujo que yo sólo conozco en sus instalaciones más básicas, las casetas de baño que hay cerca de la playa, porque es donde se hacen las entrevistas. Es una extensión enorme, llena de césped, árboles, rocas y todo tipo de edificios, está en el quinto pino y allí anaba el bueno de Lars. He conseguido que me prestaran un coche, lo que ha hecho el viaje apasionante porque el conductor me ha contado una historia sorprendente acerca de como conoció a una española en un vuelo, un encuentro que se le ha quedado grabado para siempre, ya que ideó una estratagema para volverla a encontrar (sembrar Mónaco, que era adonde iba ella, de banderas españolas con su email) que le dio resultados, y aunque sólo la ha vuelto a ver una vez (unas horas entre embarques) se ve que es la historia de su vida.
El Triers detesta las entrevistas, prácticamente le he arrancado sólo monosílabos a preguntas acerca de los elementos de cuento de hadas que hay en la peli, la visión siniestra que da de la maternidad y de la naturaleza en general, el trabajo con los actores y cualquier cosa que se me ocurriera, al final el que parecía un alma atormentada era yo, que me he quedado sin preguntas en dos minutos y miraba al suelo a ver si alguna hormiga me inspiraba. En cuanto me han hecho una señal he saltado como un resorte, le he comentado que las entrevistas no parecen hacerle mucha ilusión y me he pirado a hablar con la Gainsbourg, que además me ha sonreído muy contenta cuando le he dicho que prefería hacer la entrevista en francés, y como buena francesa ha hablado mucho más (y mucho mejor) que el director, cuyo film ha cosechado una puntuación salvajemente negativa entre la crítica francesa, excepción hecho, por cierto, de Frodon, el director de los Cahiers.
Y de vuelta a Cannes me he pasado por la oficina de prensa que lleva Inglorius Bastards (la película de Tarantino), donde me han confirmado que mañana entrevistamos a Brad Pitt, de lo que dejo constancia aquí para regocijo de mi hija, ahora que se ha sumado al selecto club de lectores del blog.
Y me voy que andamos con el día de Almodóvar en Cannes, que no sé como se habrá recibido aquí Abrazos Rotos.

Mal día para pescar

A esta película hispano-uruguaya debo el haber pisado por primera vez la sala de la Semana de la crítica, una sección algo desdibujada entre el poderío de las oficiales y el prestigio de la Quincena. También la sala es la peor de todas, y también estaba abarrotada. Ya he comentado alguna vez que lo bueno de este festival (y en general de todos) es que las salas están abarrotadas y la proyección de una película se convierte como antaño en un hecho comunitario, algo en lo que participa una colectividad, experiencia casi perdida en las salas comerciales salvo que uno se vaya a ver Lobezno el día de su estreno. También es cierto que cuando uno está agobiado por el calor y no para de escuchar teléfonos móviles añora las sesiones casi individuales a las que está habituado, pero ya se sabe que el ser humano no se conforma nunca con nada. En cualquier caso la experiencia de ver Looking for Eric en una sala con más de dos mil personas entregadas a la película sería muy diferente en el caso de que hubiera tenido lugar en un minicine casi vacío.

Tras estas disertaciones paso a hablar de esta película hispano-uruguaya basada en un cuento de Onetti y que tiene lugar, por tanto, en una Santa María bastante currada en cuanto a diseño, un pueblo detenido en el tiempo y de adscripción histórica difusa (por, supuesto, ni hay móviles ni ordenadores, ni siquiera televisores, pero da la impresión de tener lugar en la actualidad). Me la habían descrito como “una peli pequeña”, concepto difuso que imagino que se refiere al presupuesto y a lo que se pueden gastar en promoción. Yo esperaba cierto pobreterío en la puesta en escena, planos largos o cámaras al hombro, este tipo de cosas. Mal día para pescar es bastante estilizada visualmente, está rodada en un cuidado scope y el guión ha sido trabajado incluso demasiado. Hay travellings, grúas, escenas con un montón de figurantes, muchas localizaciones, una iluminación archiprofesional. Pero es verdad que da la impresión de ser una película pequeña (una buena película pequeña, en todo caso), tal vez por el aire de cine de serie B que despide, por ese ceñirse el guión a la historia y cierta eficacia narrativa en el uso del suspense. Mal día para pescar pertenece a esa digna clase media cinematográfica que está desapareciendo, polarizada como se va quedando la industria entre blockbusters y cine de autor subvencionado para su circulación en los circuitos estatales (festivales, filmotecas, fundaciones, museos) cada vez con más presencia entre el público ilustrado.

Directos

Hoy la música de una de las infinitas fiestas que se dan aquí constantemente me ha desvelado, y a las cinco y medio estoy en pie, lo que me va a permitir escribir en la terraza del apartamento mientras asisto al amanecer, el único momento en que esta ciudad parece descansar un poco. Por cierto que las fiestas españolas se encadenan, Ágora, la del cine español y hoy Almodóvar (los que me conocen ya se imaginarán que no he ido a ninguna), que en un par de horas presenta a la prensa Abrazos rotos y mañana se estrena en Francia.

Anoche tuvimos en directo en el Telediario a Almodóvar, que todos dicen que es una persona difícil pero aquí en Cannes con nosotros siempre se ha portado bien, nos ha atendido amablemente y nos ha dado entrevistas en directo. Antes de entrar en el aire contaba como de despiadados son los jurados, por lo menos aquí, y que cuando él lo fue tuvo que decir que no le parecía bien que se fuera tan duro con los trabajos de los colegas; al parecer el mecanismo es descartar por la vía más directa las películas que se van al saco del olvido para concentrarse en las cuatro o cinco que contarán en el Palmarés, y volvió a hablar del año en que era favorito con Todo sobre mi madre pero Cronenberg, presidente del jurado, detestaba su película (y la de Lynch) y lo mandó al purgatorio del premio al mejor director, creo recordar, que tampoco está mal. Almodóvar habla por los codos y es un animal mediático, y estuvo a punto de soltar una noticia que debe esperar, y que si no entendí mal (porque yo la suelto aquí en primicia y exclusiva) es que le van a nombrar doctor honoris causa en alguna universidad de renombre, probablemente Oxford, aunque no estoy seguro ni de la Universidad ni de la noticia, porque yo estaba hablando con Agustín Almodóvar (al que no conocía, que parece así escrito que somos colegas de toda la vida) sobre el lanzamiento de la Abrazos rotos en Francia.

El domingo por la noche también estuvo Amenábar hablando en directo, primero para Cuatro y luego para TVE, cinco minutos antes de que lo raptasen para pasear por la alfombra roja, que aquí es un ritual regio, con cientos de fotógrafos y un comentarista que canta a grito pelado para la “foule” los nombres de los paseantes, con el mismo entusiasmo ya sean George Clooney o Brillante Mendoza. Amenábar es bastante más sosainas, e imagino que se ha visto el saludo que le dio Almodóvar en el pase de Ágora, un saludo algo frío a la entrada y un abrazo al final de la proyección (aquí el manchego ha sido discreto y no dijo más que “que estaba muy bien”).

En unas horas también entrevisto a Amenábar, sin haber podido ver Ágora porque me tuve que poner a preparar el directo aquí narrado, que es una cosa que en pantalla parece sencillo pero implica, por ejemplo, poder aparcar la terrena (el camión con la parábola) cerca del sitio, pedir permiso en el hotel para hacerlo en algún lugar que nos dejen (Almodóvar se aloja siempre en el Martínez, y solemos hacer los directos en la piscina), realizar pruebas previas con el enlace para ver que funciona. Total, toda la tarde para los dos minutos que luego se ven. Bueno, que le hago la entrevista sin saber que le voy a preguntar, aunque después es peor, porque la entrevista se la hago a Von Triers; en este caso sí he visto la peli y ese es el problema, que tampoco sé que preguntarle (en la rueda de prensa la primera demanda que le hicieron fue que explicara y justificara por qué había hecho esa película, “for my benefit” dijo el periodista). También tengo a Charlotte Gainsbourg, a la que no me atreveré a preguntarle por qué se prestó a trabajar con ese chalado. Y por la tarde todo el equipo de Looking for Eric, Cantona incluido, que para eso es el productor ejecutivo y posaba de lo más solemne en la alfombre roja de ayer, otro animal mediático.

lunes, 18 de mayo de 2009

Looking for Eric

Ken Loach me parece un plomo total, y si me acerqué a ver esta peli es porque me toca entrevistarlo (junto a Cantona, que es productor ejecutivo del film). Pues nada, resulta que este remake de Sueños de un seductor (cambiando a Bogart por el jugador francés del Manchester) es divertidísimo, así como se lee. De hecho, en la sección oficial lo que me está gustando más son las películas que huyen del Grand style cinematográfico, o sea Ang Lee y esta.
En el corto que hizo para Chacun son cinema un padre se llevaba a su hijo al fútbol tras echarle un vistazo a la cartelera; aquí también hay padres. hijos y fútbol, casi el único entorno donde una vardadera comunidad es posible (hay un gag "comunitario" absolutamente genial, que requiere disfrutarlo en un cine lleno, la Lumiere casi se cae del jolgorio y la ovación que produjo).
Nos cierran la sala de prensa!
Mañana más

Anticristo, 2ª parte

Animado al descubrir que tengo dos lectores, hago un repaso rápido a lo último vivido en el festival. No hice caso al mensaje enviado por mi hada madrina y conseguí colarme en el pase de las diez y media de la película de Von Triers, director al que todo el mundo sabe que tengo una tirria enorme, y como supongo que ya han llegado las críticas del film es fácil imaginar que ésta no va a cambiar las cosas.
Anticristo es el texto número 300.000 que retrata la psicosis de una mujer confrontada a un goce abrasador para el que no encuentra el hombre adecuado (aquí un Defoe psicoterapeuta que se dedica a dibujar ridículas pìrámides); yo la describiría como una parodia suecada de Inland Empire. Incluso hace un par de años Defoe hizo una película con su chica parecida a ésta, bastante fallida, pero Von Triers ha decidido hacer una todavía peor, con más subrayados, más sobreexplicaciones, más trampas y más barullo. Da toda la impresión de que la ha rodado muy rápido y sin currarse el guión; y lo único que tiene gracia es cierta misoginia de señorita pepys que se gasta (la loca en cuestión, la adorable Charlotte Gainsbourg, a la que el cenutrio danés obliga a hacer todo tipo de barbaridades, es especialista en estudios de género, y acaba tomándose en serio los textos que en la Edad Media consideraban a la mujer un foco metafísico del Mal...sí, sí, así son las cosas). El único que se gana el sueldo, aparte de los actores, es el ingeniero de sonido, que llena de efectos inquietantes el film. Y el caso es que, como en todos sus engendros, Von Triers demuestra aquí que es un superdotado; misterios del arte, desde luego.

domingo, 17 de mayo de 2009

Amenábar

Pues ya he dicho que no he visto Ágora, sobre la que hay división de opiniones en el equipo, aunque en general ha resultado larga. El Telediario ha estado dando la brasa sobre lo que quería y no quería, y ahora estamos a la espera de que empiece la edición de las nueve y entremos en directo. Todo esto lo escribo porque tras una cola de más de media hora no he podido entrar a ver Anticristo, lo que tal vez debería tomar como una señal de que debo abstenerme de verla.
Lo mejor del día es que me he reencontrado con Juan Moreno, que en su día estuvo en Días de Cine y ahora anda de segundo de Fernando Bovaira, produciendo macroproyectos como éste de Ágora y una peli del pelmazo de Iñárritu, que ya son ganas. Me ha contado que tiene un hijo de año y medio y que trabaja un montón y que se queda aquí hasta el miércoles, y me ha encantado encontrármelo.
Y si aguanto despierto hasta la hora de la fiesta mañana contaré algo al respecto.

Le pére de mes enfants

Debo de ser el único español que en vez de la esperadísima Ágora (Carlos del Amor me cuenta que ha sido recibida con frialdad en el pase de prensa) se ha metido a ver esta buena película de Un certain regard, segunda de su realizadora, Mia Hansen-Love, así que esto debe de ser una primicia de los medios nacionales.
El personaje principal, el padre del título, es un productor de cine independiente cargado de deudas que ve como su empresa, a la que ha dedicado toda su vida, se viene abajo sin remedio (pasan más cosas, pero me las callo para los que la vean en el futuro). Dentro del género del cine dentro del cine, tiene la curiosidad de mostrar el lado burocrático y mercantil del negocio, contratos, reserva de hoteles, pagos a laboratorio, búsqueda de financiación...
La directora vuelve a demostrar su maestría en la filmación de las escenas domésticas y familiares, a las que dota de gran verosimilitud, y vuelve al tono seco y distante de Tout est pardonné para narrar las cosas más terribles. Y también como en esa película, asistimos aquí al derrumbe (literal) de la figura paterna ante los ojos de un ahija adolescente, que si no recuerdo mal estaba interpretada por la misma actriz.

Johnnie To Y Johnny Halliday

Venganza es una coproducción franco-china y un homenaje de Johnnie To a Jean-Pierre Melville (lo cuenta en el Cahiers, por eso lo sé), aunque la estrella actual del cine de acción honkonés copia a destajo sin melindre alguno y hace bien, que para eso lo han entronizado a la categoría de autor. El prestigio creciente del director le obliga a estar a la altura de las expectativas, lo que hace que a su habitual destreza técnica vaya sumando guiones bastante complicadillos, con sus curiosas vueltas y revueltas. La pasta francesa ha hecho que se traiga a China a Johnny Halliday, una estrellaza en Francia, que pone su cara patibularia al servicio del personaje, un padre que desembarca en el país más poblado del mundo porque a su hija, yerno y nietos los han frito a balazos. Ante los evidentes problemas que un tipo que se pasea por Macao con gabardina y sombrero sin saber una palabra de cantonés tendría para cargarse a unos competentes asesinos a sueldo, la fortuna quiere que se tropiece justo en la planta del hotel donde se aloja a otros asesinos también bastante eficaces, a los que contrata tras un par de gags bastante graciosos.
La peli cuenta en su parte central como estos personajes se hacen amigos y aprenden a apreciarse, o como un arquetipo de cartón piedra acaba adquiriendo entidad dramática. Algún golpe de timón en el guión es previsible y hay escenas que ningún director occidental en su sano juicio se hubiera atrevido a rodar (una aparición redentora de todas las personas del pasado del prota), pero en general está bastante bien, aunque hay algo que chirría en la última parte. No voy a contar más porque a lo mejor la cinta se estrena en España, aquí había un llenazo de impresión en la enorme sala Lumiere.

sábado, 16 de mayo de 2009

La película que todos vimos con 15 años

Nadie que no se haya quedado pegado al rostro de Anna Karina en la adolescencia se puede imaginar la emoción que me ha embagado cuando ha subido al estrado de una de las salas de proyección del festival a presentar una copia abrumadoramente bien restaurada de Pierrot le fou. Los franceses son ceremoniosos y protocolarios hasta un extremo que nos resulta irritante, pero estas cosas las hacen muy bien. Serge Toubiana ha contado que este film le cambió la vida cuando lo vio a los quince años y ha nombrado a todos los presentes que han participado en la restauración, Therry Freameux ha citado unas palabras de Aragon de cuando su estreno, Costa-Gravas ha narrado la tarde que vio la película y se tiró toda la noche hablando de ella con William Klein, y finalmente Anna Karina ha dicho con una voz bastante cascada que estaba muy feliz de estar allí y que agradecía a todos los presentes su asistencia a la proyección.
Aparte de que estoy seguro de que jamás volveré a verla en estas condiciones, me he acordado las palabras pesimistas de ayer de Scorssese acerca del inevitable deterioro y pérdida del patrimonio cinematográfico: una restauración como esta debe de costar un pastón y no se puede hacer, obviamente, con todas las películas.
Y resulta curioso recordar la arrogancia del cine de la época, ese lado adolescente que nos arrebataba. Como en bastantes películas del Godard de la época, aquí tenemos a un hombre enfrascado en su obra (e imposibilitado de llevarla a cabo) que es incapaz de atender las demandas de una mujer, mujer que le acabará traicionando. Es digno de estudio como en el cine contemporáneo el director de cine y, en general, todo creador, ha sido retratado como un impostor o un ser débil (el ejemplo más reciente es la película de Hong Sang Soo de esta mañana). Como cada vez que la veo he intentado averiguar cual es la trama confusa de traficantes de armas y paramilitares argelinos, pero ya me rindo y la doy por incomprensible: total, la peli es Karina y Belmondo en el mismo plano hasta que se separan y se acaba la ficción.

Curiosidades

Mientras decido si veo una versión restaurada de Pierrot le Fou y Mother, de Bon Jon Joo (me equivoco en alguna letra, seguro), o cambio alguna por la de Brillante Mendoza, voy a contar alguna que otra curiosidad del funcionamiento de este festival casi militar. Las acreditaciones están muy jerarquizadas, las de prensa son rosas, azules y amarillas (las del proletario). Yo siempre he tenido una amarilla hasta esta año, que me han ascendido a azul. Aún así, cualquiera de prensa vale más que una de mercado, por la que yo paso al Palais por delante de importantes distribuidores, por ejemplo. Cada color tiene su cola.
Aquí no hay público general en los pases de las películas de la Sección Oficial, lo que le da un aire un poco raro a las proyecciones (La semana de la crítica y la quincena son secciones al margen del festival oficial, y sí tienen público). Contra la idea popular de que esto está lleno de intelectuales marcianos que se pirran por las películas incomprensibles y los planos de media hora, lo que priva es cierto hooliganismo y una educación discutible: por ejemplo, en el pase de Bright Star escuché al menos el timbre de diez teléfonos móviles, y alguno más de una vez.
En la entrada al Palais te pasan un detector de metales como en los aeropuertos; lo que ha desaparecido es la costumbre de abrirte el bolso, pero a cambio se ha adquirido el extraño procedimiento de echar mano a la zona donde suena el pitido, así que para mi embarazo (a mí que me incomoda la excesiva cercanía de extraños) educadísimas señoritos se lanzan sin rubor a agarrar los bolsillos de los pantalones para sonreírte y decir que han comprobado que sólo llevo monedas o el móvil.
Aquí la alfombre roja importante es la de la tarde, a las siete y media, cuando desfila Nicole Kidman y Brad Pitt y Gerard Depardieu (y Almodóvar; Amenánbar y Coixet han de conformarse con la alfombra de las diez y media de la noche). Sobre todo el fin de semana la gente se arremolina alrededor de la alfombra roja y hace guardias de horas para conservar el mejor puesto. La Croisette parece el Retiro los fines de semana, lleno a rebosar de familias paseando y todo tipo de tirititeros.
Con el paso del tiempo la gente del festival te va conociendo: los agentes de prensa, los responsables de la sala de clips, algún camarero (nota para Alberto: hoy me ha saludado, tras reconocerme, el camarero español del bar donde desayunábamos el año pasado). Contra lo que podría pensarse, los programas de cine españoles que venimos habitualmente a los festivales estamos bastante bien vistos (el plus, TV3 y TVE), nosotros contamos con la inmensa ventaja de ser la nacional, tener informativos diarios; siempre somos los primeros en las nominaciones; hasta la Campion me la ofrecieron sin que tuviera que pedirla, y lo mismo Ang Lee.
Y como acabo de entrevistar a Jane Campion, lo cuento en la siguiente entrada.

La Quincena

Contra la promesa que me hago siempre de no ir al cine nunca a las diez de la noche, ayer decidí acercarme a ver Ne change rien, documental que Pedro Costa se ha traído a la Quincena, la sección más guay del festival, dicho hasta por Coppola, que la ha inaugurado. Charles dice que todo ha sido para tirarme el rollo con mi currículum de rarezas, y por supuesto que es así. Y antes de seguir, contar que la sección tiene una cabecera preciosa, con una sucesión de fotos de películas que se han pasado allí, acompañadas de una bonita música al piano y del nombre de los directoras, cabecera que se renueva (o incrementa) cada año, y que en la de éste ya tiene un plano de El canto de los pájaros.
Ne change rien sigue a Jeanne Balibar, esa actriz de rostro peculiar que interpreta siempre a perturbadas (o que le da siempre un toque de locura a sus personajes), a lo largo de sus actuaciones, ensayos y clases de canto. Como está rodada por Costa, todo son planos fijos, de un magnético blanco y negro, que duran una eternidad. Una vez pasada la primera media hora, en la que media sala se piró sin contemplaciones, entras en el juego y aquello acaba resultando hipnótico, y los que nos quedamos aplaudimos a rabiar al terminar. La Balibar resulta diferente aquí que en sus películas, y como mi mujer toca la guitarra me hizo gracia ver los mismos problemas a los que ella se enfrenta en los ensayos reflejados en la pantalla.
Leí un comentario muy inteligente de Pedro Costa referente a que el lujo, para él, es el tiempo; sabido es que graba cientos de horas para sus películas con un equipo mínimo durante todo el tiempo que haga falta. Este film no se estrenará en salas, no ha costado casi nada, dará la vuelta al mundo en todo tipo de festivales y ciclos, y es una prueba de que otro cine es posible. Y debí de asistir a la única ocasión en que se reunirán cientos de personas para verlo.
Esto fue anoche, y como esta mañana en la sección oficial pasaban una de Audiard, del que ninguna película que haya visto me ha gustado, he repetido en la Quincena con Hong Sang Soo, que cuando era producido por Marin Karmitz iba a la sección oficial. La historia es completamente reconocible: un director de cine de (más o menos) reconido prestigio pero de escaso éxito va de jurado a un Festival de cine de provincias, donde lidiará con un discípulo aventajado, una actriz porno de ínfulas intelectuales y más fauna más o menos excéntrica. Aquí el pasado se presenta a través de un antiguo conocido y se reactualiza con la voz en off. Como siempre en el cine de nuestro coreano favorito, el director resultará un panoli que no está a la altura de las demandas (sobre todo femeninas) que se le hacen, acabando más desconcertado de lo que empezó.
La película es un díptico, la segunda historia es prácticamente la misma en otro entorno: unos días después va a una escuela de cine de una isla a dar una conferencia, con resultados parecidamente desastrosos y otra vuelta al pasado. La película es melancólica y divertidísima. Aunque Sang Soo sigue filmando a sus personajes en grupos, ha abandonado el refinamiento visual de antaño, optando por un estilo muy sixtie de reencuadres con zoom y un aspecto más ligero (o desmañado) en la puesta en escena (creo que ya lo tenía en su anterior película, que no vi).

Taking Woodstock

Taking Woodstock es una comedia de iniciación que el camaleónico Ang Lee ha situado en el entorno del mítico festival de Woodstock: un apocado joven, tiranizado por una madre posesiva y (justificadamente) avara que le obliga a ocuparse del motel más mugriento que los siglos han visto, se mete a organizar por casualidad el macroconcierto más famoso de la historia, lo que cambiará su vida (y la de su padre, un doble del chaval). Ang Lee se marca una comedia modélica en cuanto a guión y estructura, mide los gags con precisión, y se pone al servicio de lo que cuenta. Ya sé que esto le va a gustar a Susana: me lo pasé muy bien viendo la película; el único pero es subjetivo, a mí Woodstock no me interesa demasiado (nada, vamos), pero bueno, la verdad es que Lee retrata un mundo de marcianos, pero al parecer Estados Unidos fue un día de esa manera. Como no soy seguidor de la filmografía no puedo hablar sobre sus otras inmersiones en el pasado de los USA; aquí recurre a la imaginería de la época y a recursos como las pantallas partidas y a una fotografía que recuerda a la luz de las películas de esa época.

La trabajosa y trabajada reconstrucción (decenas de coches y extras en algunos casos, infografía en otros) no se come ni la trama ni los personajes; como me toca entrevistar al director le preguntaré qué fue antes, si Woodstock o la historia de los protagonistas.

A destacar el héroe destinador: un travesti enorme, abuelo y veterano de guerra, que tiene que encargarse de liberar los deseos de los varones acogotados de la familia.

Bright star

El día amaneció lluvioso y me cayó una tromba de agua según salía del apartamento donde estamos; llegué al Palais calado, así que me esperaba na proyección bastante incómoda, y todo el mundo estaba más o menos igual, así que el aire era un poco sofocante en la inmensa sala del festival. Alguien puede decir que a cuento de qué me pongo a narrar estas pequeñas vicisitudes personales, que lo consideren un homenaje a Sebald, o algo por el estilo, además, Boyero también lo hace y le pagan un pastón por ello (me gustaría saber si ya ha publicado el artículo que guarda siempre para el día que no va al cine contando el inmenso sufrimiento que es pasarse diez día en un festival de cine).

Como a mí El piano no me gustó, no tenía especial interés en verme Bright star, que cuenta la historia de amor que Keats vivió con la hija de su casera. Poner en pantalla a un poeta tiene sus riesgos, y Campion parece tan preocupada en evitarlos que de tan contenida la película le sale bastante sosa, en mi humilde opinión (que es la misma que la de Conchita, nuestra maravillosa compañera de Radio Nacional). Hasta un poco de kitsch romántico se echa en falta entre estos dos personajes inteligentes y sensibles que viven un amor de adolescentes (bueno, de adolescentes de otra época, que no de la nuestra). La directora tiene muy buena mano para retratar los rituales domésticos y cotidianos, Keats parece alguien capaz de escribir los versos que escribió, resulta verosímil los sentimientos que surgen entre los protagonistas, pero a la postre uno sale bastante indiferente: como describía muy bien Conchita, uno no sale con ganas de ir corriendo a comprar un libro de Keats.

viernes, 15 de mayo de 2009

Thirst

Park Chan Wook se ha traído una decepcionante mezcla de película de (atormentados) vampiros y truculencia naturalista vía Zola, salpicado con el humor negro marca de la casa. Aún con su habitual virtuosismo visual y manierismo narrativo, las partes no acaban de casar y a mí el film se me hizo interminable. La verdad es que no sé si mi impresión es compartida, porque no me he cruzado con nadie que la haya visto, por lo que no sé la repercusión que ha tenido, fuera de la gélida recepción en la sal, con tres aplausos finales.
Mientras parece que se arreglan los problemas de antenas e imágenes vamos recuperando tradiciones de Cannes; tras cenar el primer día en el Vesubio ayer nos fuimos a La Piazza, gracias sobre todo a la insistencia de Carlitos; la cena fue también decepcionante, como la peli coreana, y voy a criticar el (horroroso) servicio, como hacen los burgueses bien cuando se reúnen a contarse sus vacaciones.
Y dejo la de Jane Campion para más tarde, que Charles ha conseguido una entrevista con Lenny Kravitz que le tiene algo nervioso.

miércoles, 13 de mayo de 2009

UP


Bien, he conseguido entrar y ver Up, que tiene un comienzo tan maravilloso que luego inevitablemente la película baja. Como todo el cine de Pixar gira en torno a las dificultades de la filiación simbólica; aquí el héroe es un viejo que tras un matrimonio feliz aunque estéril decide, como último homenaje a su adorada esposa, escapar del mundo agresivo en que vive y dar cumplido término al sueño o fantasía que alimentó sus vidas, vivir junto a unas cataratas en una imaginaria y virgen América del Sur. Por el camino descubrirá que para ser verdaderamente fiel a la memoria de su mujer tendrá que desprenderse precisamente del lastre del recuerdo, que le mantiene en un ensimismamiento narcisista (lo del lastre es completamente literal, como se muestra en una de las grandes secuencias de la película).
La película es emocionante y divertida, y tal vez sea en sus obras menores donde se aprecie mejor la grandeza de Pixar.
Tanto rollo con el secuestro de entrevistas, y luego abro el Cahiers y aparecen críticas de todas las películas del Festival, y charlas con los directores, así que en primicia y adelantándome a todo el universo voy a contar que Coppola ha dicho que esta es una película muy personal y que tiene un gran componente autobiográfico y que hace el cine que quiere y que se ha ido a la Quincena porque le parece que allí se muestra el cine más fresco e interesante.
Luego teníamos a Maribel Verdú, que está muy delgada (y en Tetro está muy bien), pero se ha quedado Charles con ella y yo me he ido a pedir una entrevista con Ken Loach, que tiene al menos la gracia de que viene con Eric Cantona y es alguien agradable; y además siempre nos dice que las entrevistas se las hagamos a Paul Laverty, que habla español (yo una vez le dije que vale, que le hacía unas preguntas a Laverty en castellano, y Loach se puso muy contento y se fue a tomar un café); y no como el Von Triers, que debe de ser un cretino, y además se viene con una cosa que se llama Anticristo (bueno, Antichrist); vamos que tiene toda la pinta de ser una honesta y humilde y eficaz película de serie B. Y mientras esperaba a que apareciera el agente de prensa se me ha acercado la chica que lleva la de Jane Campion y me ha dicho que si quería entrevistarla, y aunque me apetece casi tanto como lo de Loach (o sea, nada) he dicho que sí, y a la salida del jardín que tienen los de Premier Pr me he dado cuenta de que al final íbamos a tener entrevistas con todos los palmeros (o sea, a los que ya han ganado una palma de oro).
La verdad es que todo este rollo es porque no me he visto más pelis, ponían la de Lou Ye que supuestamente ha rodado clandestinamente a espaldas de las autoridades chinas, que deben de ser tontas para no enterarse de que un director que va a Cannes y tiene prohibido filmar anda metido en un rodaje, pero como teníamos el directo de rigor del día de inauguración no me he podido escapar, cosa que no lamento en absoluto porque hemos hecho la entradilla en el balcón del apartamento del Festival de Cine de San Sebastián, con la gran Koro Santiesteban (una de las personas más agradables del planeta), y por allí ha aparecido un miembro del equipo donostiarra contando, en resumen, que la china era un rollo.
La verdad es que, para decir algo de cine, podría contar que a mí Tetro me gustó (creo que ya lo he contado). Mañana es el pase en la Quincena, que imagino estará a reventar, y pasan un film de la gran Naomi Kawase (le dan un premio de no se qué) y ponen First Tank de Andrea Arnold, cuya primera película ya se pasó en Cannes.
Los problemas en los que andamos metidos los dejo para otra entrada, que voy a ver como termina la final de la copa del rey (mi teoría es que con Patxi López recién estrenado han dado órdenes de que gane el Bilbao).

Cannes 09. Dramatis personae

Para las dos o tres personas que leen este blog (uno de los menos visitados de la blogosfera) y no pertenecen al grupo de conocidos cuento quienes nos hemos venido al festival en esta época de vacas flacas (justo unos minutos antes de que me vaya a meter en el cine, si hay sitio, para ver UP).
- Carlos del Amor, redactor del TD, Charles a partir de ahora
- Carlos Herraiz, cámara incombustible con 15 años de asistencia al festival, fuente inagotable de anécdotas (como nos pasa a todos, las anécdotas son las mismas, lo que cambia es el audiotorio), Carlitos de ahora en adelante.
- Javier Díaz, editor y primer año en Cannes y compañero de habitación y compañero de estudios en el pasado.
- Yo, que seguiré siendo yo todo el festival.
El primer día fue agotador, me comprometí a hacer una entrevista a Lars Von Triers, uno de los realizadores que más detesto en este planeta (bueno, sus películas, claro), anduve de reuniones extrañas y acabamos cenando en el Vesubio, una cena ritual que en tiempos en que Gasset andaba por aquí era obligatoria, aunque más de una vez acabó como el rosario de la aurora. Como ayer todos estábamos sobrios y cansados la cosa fue civilizada y rápida (y bastante cara, sobre todo por la bebida).
Aparte del pase de la esperadísima (por mí) peli de Pixar tenemos para hoy une entrevista con Coppola; a mí Tetro me ha gustado bastante, aunque comparto la decepción generalizada por el desarrollo del tramo final. Como la información está embargada hasta mañana, creo, dejaré todo lo referente a esa película para otro momento.

martes, 12 de mayo de 2009

Déjame entrar


El domingo estuve viendo esta película con mi hijo mayor y mi hermano pequeño, y el lunes me encontré con que Mercedes, que se reincorporaba de una baja laboral, también se la había visto, y ahí estuvimos charlando un rato acerca de ella, con una impresión similar: aunque estaba llena de virtudes a ambos nos había decepcionado un poco, tras la catarata de elogios que le había caído encima.
Aunque no tienen nada que ver, esta película sueca parte de una situación similar a Gran Torino: un chaval aislado que se queda sin referentes masculinos en la adolescencia (aquí tenemos un padre separado, aparentemente bastante presentable pero que acaba mostrando sus limitaciones, aunque no contaré por qué, sólo decir que chocan con la política de identidad de género de nuestro idílico gobierno). Si en Gran Torino el joven se encontraba con Eastwood, aquí nuestro héroe tiene que fabularse un fantasma omnipotente a la par que comprensivo: qué mejor que una niña vampira para hacerle compañía en su soledad y de paso castigar a tanto capullo que le rodea. Lo malo de las psicosis es que es muy difícil luego despegarse de ellas (Déjame entrar es tan triste como Leolo o El espíritu de la colmena, otros buenos filmes sobre brotes psicóticos en la preadolescencia).
Tanto a Mercedes como a mí nos chocó que la trama se sitúe en los setenta, esfuerzo de producción que obliga a dejar los planos vacíos, porque evidentemente no hay presupuesto para llenar las calles de figurantes disfrazados y de coches de época, vacío éste que le viene bien a la peli, con uno exteriores de lo más desangelado. Mi teoría es que es muy autobiográfica, y que el director no ha podido situar la historia en otro momento, si bien ni siquiera me he molestado en comprobar su edad.
Para no desvelar demasiado comentaré los primeras imágenes, un ejemplo de puesta en escena (y de casting). Lo que vemos es la imagen del chico reflejada en un espejo, un cuerpo blanquísimo, fantasmal, sin peso: la única huella que puede dejar es una marca que desaparece en seguida en el cristal. Bastan estos pocos planos para presentarnos las carencias de orden simbólico que le afectan y una falla que le impide adquirir consistencia "social", lo que le convierte en carne de maltrato y delirio.
Mercedes está bastante más puesta que yo en el género fantástico, y comentaba que el tema tan trillado del vampiro estaba muy bien tratado. A mí también me lo pareció.

sábado, 9 de mayo de 2009

El día en que conocimos a Steve Mcqueen


Casi por casualidad me he encontrado con que hoy ponen Hunger en La Casa Encendida, película que el año pasado ganó el premio que dan en Un certain regard. Alberto, con buen ojo, se vio la cinta y pidió una entrevista, y allí nos fuimos a conocer al videoartista (que no sabíamos que lo era, porque no teníamos ni idea de quién era este señor), entre chistes acerca del nombre y del interés que pudiera tener este negro inmenso en la huelga de hambre del IRA. Alberto contaba que en realidad era una especie de videoinstalación acerca del cuerpo y su destrucción, cosa que , en cierto sentido, corroboró el director. Le hicimos cinco o seis preguntas, que contestó con prontitud, rapidez y seguridad, y se mostró encantado de (y hasta nos agradeció) que no prolongáramos eternamente la charla. Espero que hoy me la pueda ver.

Eva al desnudo


Tenía una idea un poco desvaída de esta famosa cinta de Mankiewicz, que recordaba un poco como esos clásicos a los que se sigue venerando por cortesía, aunque tenía un recuerdo vagamente decepcionante de un visionado antiguo. Hace poco Alberto Bermejo me contó que se la había vuelto a ver con ocasión de la pieza que hizo para Días de Cine con ocasión del centenario del director, y que le había parecido buenísima, y fue tal vez su consejo el que me impulsó a acrecarme al Bellas Artes para volver a verla en compañía de cuatro gatos.
Pues, efectivamente, resulta que Eva al desnudo es buenísima. Es un festín absoluto para la inteligencia, un guión tan perfecto que a veces uno tiene la sensación de que Mankiewicz refrena su talento para no dejarse arrastrar por la brillantez. Así, elige como principal narrador al personaje más soso, Karen, el único en cierta manera fuera del mundo del teatro, la esposa del escritor que es un poco comparsa, pero que al estar fuera del núcleo incandescente de la trama y del mundo del teatro tiene más capacidad de análisis; también el personaje más indefenso puesto que no puede luchar con ningún arma contra las maquinaciones de Eva Harrington, la despiadada trepa que no se detiene ante nada para alcanzar el status de estrella que desea.
Siendo Eva la mala malísima se puede leer su personaje como el de una heroína "lacaniana", la que no cede en su deseo más profundo por consideraciones "patológicas": sabemos que Margo/Bette Davis ha perdido la partida cuando sucumbe a la tentación de una vida conyugal y sacrifica su carrera para conocer las delicias de una existecia doméstica (algo que Eva desprecia explícitamente). Frente al estilo hipertrofiado de Cautivos del mal, una peli parecida, Mankiewicz opta por un estilo sobrio, prefiere planos largos en que reúne en grupo a los protagonistas, a veces enfrentados; deja la articulación del plano/contraplano para los enfrentamientos más intensos, Eva chantajeando despiadamente a Karen, el duelo final entre Eva y Dewitt, su doble masculino.
Pensaba en como sería esta historia contada desde el punto de vista de Eva; el resultado sería parecido a Esther Kahn, la estupenda película de Desplechin acerca de una joven de origen humilde cuyo único deseo es convertirse en actriz, en la que todas las experiencias vitales se subordinan al único fin legítimo, alcanzar la excelencia sobre las tablas, la única expresión del goce verdadero.

martes, 5 de mayo de 2009

El discurso vacío


"Hoy me desperté con una marcada sensación de disgusto conmigo mismo. Ese disgusto tiene que ver, según he podido percibir, con el hecho de llevar ya demasiado tiempo -demasiados años- viviendo fuera de mí mismo, ocupándome de cosas que suceden fuera de manera exclusiva. Y, de todos modos, cuando en algunas oportunidades he logrado llevar la mirada hacia dentro, no me he conectado con las partes más sustanciales de mí mismo, sino con los aspectos más triviales, "subconscientes".(...) Esto quiere decir que percibo las cosas superficialmente, que no tengo vivencias, que estoy apartado del Ser Interior; demasiado apartado, y sin tener la menor noción de los caminos posibles para acercarme. No importa qué es lo que se está viviendo cuando uno está apartado de Sí Mismo, todo carece igualmente de peso, todo transcurre sin dejar ninguna huela memorable."
Mientras termino unas entradas sobre El tigre de Esnapur y Eva al desnudo, que hay que ver lo difícil que es escribir sobre las películas que te gustan, aunque sólo sea para no desmerecer en exceso de ellas, copio un fragmento de Levrero, mi escritor de cabecera del momento, recurso eficaz y socorrido cuando se está más o menos empantanado y se necesita algún tipo de impulso para escapar a la parálisis.