martes, 19 de mayo de 2009

Directos

Hoy la música de una de las infinitas fiestas que se dan aquí constantemente me ha desvelado, y a las cinco y medio estoy en pie, lo que me va a permitir escribir en la terraza del apartamento mientras asisto al amanecer, el único momento en que esta ciudad parece descansar un poco. Por cierto que las fiestas españolas se encadenan, Ágora, la del cine español y hoy Almodóvar (los que me conocen ya se imaginarán que no he ido a ninguna), que en un par de horas presenta a la prensa Abrazos rotos y mañana se estrena en Francia.

Anoche tuvimos en directo en el Telediario a Almodóvar, que todos dicen que es una persona difícil pero aquí en Cannes con nosotros siempre se ha portado bien, nos ha atendido amablemente y nos ha dado entrevistas en directo. Antes de entrar en el aire contaba como de despiadados son los jurados, por lo menos aquí, y que cuando él lo fue tuvo que decir que no le parecía bien que se fuera tan duro con los trabajos de los colegas; al parecer el mecanismo es descartar por la vía más directa las películas que se van al saco del olvido para concentrarse en las cuatro o cinco que contarán en el Palmarés, y volvió a hablar del año en que era favorito con Todo sobre mi madre pero Cronenberg, presidente del jurado, detestaba su película (y la de Lynch) y lo mandó al purgatorio del premio al mejor director, creo recordar, que tampoco está mal. Almodóvar habla por los codos y es un animal mediático, y estuvo a punto de soltar una noticia que debe esperar, y que si no entendí mal (porque yo la suelto aquí en primicia y exclusiva) es que le van a nombrar doctor honoris causa en alguna universidad de renombre, probablemente Oxford, aunque no estoy seguro ni de la Universidad ni de la noticia, porque yo estaba hablando con Agustín Almodóvar (al que no conocía, que parece así escrito que somos colegas de toda la vida) sobre el lanzamiento de la Abrazos rotos en Francia.

El domingo por la noche también estuvo Amenábar hablando en directo, primero para Cuatro y luego para TVE, cinco minutos antes de que lo raptasen para pasear por la alfombra roja, que aquí es un ritual regio, con cientos de fotógrafos y un comentarista que canta a grito pelado para la “foule” los nombres de los paseantes, con el mismo entusiasmo ya sean George Clooney o Brillante Mendoza. Amenábar es bastante más sosainas, e imagino que se ha visto el saludo que le dio Almodóvar en el pase de Ágora, un saludo algo frío a la entrada y un abrazo al final de la proyección (aquí el manchego ha sido discreto y no dijo más que “que estaba muy bien”).

En unas horas también entrevisto a Amenábar, sin haber podido ver Ágora porque me tuve que poner a preparar el directo aquí narrado, que es una cosa que en pantalla parece sencillo pero implica, por ejemplo, poder aparcar la terrena (el camión con la parábola) cerca del sitio, pedir permiso en el hotel para hacerlo en algún lugar que nos dejen (Almodóvar se aloja siempre en el Martínez, y solemos hacer los directos en la piscina), realizar pruebas previas con el enlace para ver que funciona. Total, toda la tarde para los dos minutos que luego se ven. Bueno, que le hago la entrevista sin saber que le voy a preguntar, aunque después es peor, porque la entrevista se la hago a Von Triers; en este caso sí he visto la peli y ese es el problema, que tampoco sé que preguntarle (en la rueda de prensa la primera demanda que le hicieron fue que explicara y justificara por qué había hecho esa película, “for my benefit” dijo el periodista). También tengo a Charlotte Gainsbourg, a la que no me atreveré a preguntarle por qué se prestó a trabajar con ese chalado. Y por la tarde todo el equipo de Looking for Eric, Cantona incluido, que para eso es el productor ejecutivo y posaba de lo más solemne en la alfombre roja de ayer, otro animal mediático.

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