martes, 29 de junio de 2010

Maradona según Cervantes


"Menospreciador de toda ley, arrogante sobre la misma arrogancia, y atrevido como él mismo, porque no se halla con quién compararlo."
Los trabajos de Persiles y Sigismunda

jueves, 24 de junio de 2010

Curiosos referentes


Georges Perec



Zoolander (Ben Stiller, 2001)

miércoles, 23 de junio de 2010

Perec/Warburg

"El ser humano, que ha dejado de caminar a cuatro patas para hacerlo en posición erecta, y que por lo tanto necesita de un instrumento para vencer la fuerza de la gravedad cuando mira hacia arriba, ha inventado la escalera para ennoblecer sus deficiencias con respecto al animal. El hombre, que a la edad de dos años aprende a caminar, percibe la felicidad del escalón porque, como criatura que tiene que aprender a andar, recibe al mismo tiempo la gracia de poder elevar la cabeza. El movimiento ascendente es el acto humano por excelencia, que busca elevar al hombre de la tierra al cielo: es el verdadero acto simbólico que confiere al hombre que camina la nobleza de mantener la cabeza levantada, mirando hacia lo alto.
La contemplación del cielo es la gracia y a la vez la maldición de la humanidad."

Aby Warburg, El ritual de la serpiente (Sexto Piso, traducción de Joaquín Etorena Homaeche)



!Si al menos esta pertenencia a la especie humana no viniera acompañada de este insoportable jaleo, si al menos estos pocos pasos irrisorios que hemos dado en el reino animal no tuvieran que pagarse con esta indigestión perpetua de palabras, de proyectos, de grandes comienzos! Pero se paga un precio demasiado alto por estos dos pugares oponibles, por la posición erguida, por la rotación imperfecta de la cabeza sobre los hombros: ¡esta caldera, este horno, esta parrilla que es la vida, estos miles y miles de requerimientos, de provocaciones, de amenazas, de exaltaciones, de desesperaciones, este baño de obligaciones que nunca se acaba, esta eterna máquina de producir, de triturar, de engullir, de superar baches, de volver a empezar de nuevo una y otra vez, este dulce terror que insiste en regir cada día, cada hora de tu ínfima existencia!

Georges Perec, Un hombre que duerme (Impedimenta, traducción de Mercedes Cebrián)




martes, 22 de junio de 2010

Electra


Parece ser que en su día Electra levantó pasiones y alborotos en España, y hubo hasta obispos que consiguieron que se prohibiera la representación en sus diócesis, mientras que en otros teatros se interrumpían las funciones para cantar el Himno de Riego o para dar Muertes a los jesuitas. Debe de ser la única obra de teatro de Pérez Galdós que todavía se representa, ahora en el Español, el teatro del Ayuntamiento (conservador) de Madrid.
No está mal, aunque tiene errores de bulto, como una secuencia larguísima en un laboratorio, que se podría haber aligerado. La adaptación de Nieva carga las tintas en las motivaciones incestuosas del personaje de Pantoja, el integrista obsesionado por que Electra entre en un convento y no se vea mancillada por el contacto carnal con su pretendiente. Ese lado obsceno y siniestro del personaje le viene muy bien, sin él la obra sería bastante esquemática, mientras que el ilustrado Máximo, científico racionalista y sincero enamorado de Electra, acaba siendo un pelmazo poíticamente correcto.
La verdad es que fui a ver esta obra por casualidad, aunque con un punto de reivindicación literaria: por razones para mí incomprensibles, en nuestra literatura se considera un insulto llamar a un escritor galdosiano. Galdós escribió novelas buenas, regulares y algún tostón, pero tiene Fortunata y Jacinta, la gran novela épica de la cartografia sentimental burguesa, obra total y mejor que el mejor Balzac, pero que por nuestros pagos me temo que sólo leen los escolares por obligación, que hasta diría que las únicas ediciones disponibles son las críticas para estudiantes.

sábado, 19 de junio de 2010

El Apocalipsis que viene


Ayer participamos en un casting para familias que organiza Nintendo para una campaña de publicidad alrededor de un nuevo juego para la Wii de Mario Bros, probablemente el protagonista más inane que cultura alguna haya inventado jamás, y a cuyo lado los protas de Walser parecen personajes de Homero.

Allí fuimos mi mujer y yo, con nuestros tiernos vástagos. Como es de imaginar, el más pequeño (11 años) es un Wiiadicto y conoce tanto la consola como al merluzo de su protagonista, con lo que con absoluta normalidad se convirtió en el líder natural del grupo y representante simbólico ante la parte contratante de la segunda parte. Ahí es nada ver como recibía con serenidad pasmosa todo tipo de instrucciones formales, que luego condescendiente transmitía a sus analfabetos padres (como en esas pelis americanas en las que los hijos de los inmigrantes son los que saben leer y tienen que instruir a su padres en las maravillas de la tierra prometida), y por supuesto fue agraciado con el mando principal, el que gobernaba al fontanero bigotudo, mientras que yo, por ejemplo, tardé una enormidad en descubrir que mi mando hacía saltar un monigote descrito como "una seta amarilla". Total, echamos un par de partidas todos juntos, en las que el benjamín sacó una puntuación siete veces mayor que todos los demás, sin que se reprimiera a la hora de echarnos un rapapolvos por nuestra incompetencia suma, que nos condujo a la eliminación.

Pues así nos va, rota la cadena de transmisión simbólica, con los hijos embarcados en mitologías absurdas de las que los padres no sabemos nada, y que de repente se muestran claves para sobrevivir en nuestra sociedad: ¡El mundo se hunde!¡Llega el apocalipsis!

jueves, 17 de junio de 2010

El Anti-Edipo



Aprovechando que mi hijo mayor se ha tenido que leer La vida es sueño yo también la he releído, que no creo que le hubiera echado un vistazo a la obra de Calderón desde mis lejanos tiempos en el Ramiro. De paso me he leído la versión de Edipo Rey que para la escena escribió Agustín García Calvo, y lo de la escena tiene su importancia porque la tragedia de Sófocles (y todas las griegas en general) se suele traducir atendiendo a la fidelidad textual, con lo que suelen caerse de las manos.

Si bien el drama calderoniano se suele considerar la respuesta cristiana a la tragedia griega, tengo la impresión de que a quien tenía en mente el contrarreformista barroco era al protestantismo triunfante, y en especial al calvinismo, cuya predestinación se pone en cuarentena a costa del libre albedrío. Una de las cosas más raras para un lector de hoy en día es la mucha cancha que en La vida es sueño se da a los augurios astrológicos, que para nada se ponen en duda (más bien el libre albedrío consistiría en lo que hoy llamaríamos "la respuesta interior" a esos designios inamovibles), mientras que para Sófocles (y supongo que para los espectadores áticos) está claro que los presagios que condenan a Edipo son un puro mecanismo narrativo que viene ya dado con la historia y a los que no se les presta más atención.

Desconozco si este detalle estaba ya en las versiones del mito, pero un rasgo de genio teatral de Edipo Rey (y que no recordaba para nada) es el hecho de que Edipo utilice los broches del vestido de Yocasta para rasgarse los ojos (para quien no recuerde la escena, Edipo encuentra el cuerpo sin vida de Yocasta colgando de una cuerda sobre su cama de matrimonio, y tras descolgarlo le quita los broches y se los clava en los ojos). Esa imagen repite, en una versión extremadamente siniestra, el "pecado original", el encuentro sexual de Edipo con su madre, y es el hecho de que el gesto, repetido a menudo, de desnudarla (empezando por quitarle los broches que cierran el vestido) el que aquí repita casi inconscientemente para mutilarse lo que me parece una muestra de genio.

Si Edipo comienza la obra en lo más alto, como rey de Tebas, para acabar como apestado, ciego y expulsado de la comunidad, Segismundo, al contrario, empieza su andadura muy poco por encima de la condición animal, encerrado en una torre que es poco más que uno de los peñascos que la rodean y prácticamente sin contacto con humanos (lo que no le impide, por otro lado, expresarse en los rebuscados octosílabos de la época). La vida es sueño puede leerse como una obra sobre la castración simbólica y su ausencia, que amenaza a todos los personajes de la obra. Una inscripción sorprendente de esta carencia tiene lugar en la primera escena de la obra, cuando Rosaura se cuela en la cárcel de Segismundo vestida de hombre, y éste se queda fascinado con esa aparición andrógina, en la que, de alguna manera, todavía no está impresa la diferencia sexual.

El malo, en cualquier caso, es Basilio, rey y padre, cuyas carencias a la hora de ocupar ese puesto que media entre el orden celestial y el terreno trae la división al reino y la desgracia a los personajes. Su actuación más obscena tiene lugar en la mascarada que monta para justificar el encierro de Segismundo, cuando le pone a prueba a la vez que exacerba sus pulsiones. Es precisamente el salto que da Segismundo en el final feliz de la obra, cuando consigue dar el salto al orden simbólico casi a la manera del barón de Munchausen (tirándose de los pelos hacia arriba para elevarse a un orden ético superior), el que resulta bastante inverosímil, aunque sea el que encierre el sentido de la obra.

martes, 15 de junio de 2010

Mil rizomas suenan en mi corazón


(Advertencia preliminar: todas las citas textuales de esta entrada están sacadas de Mil Mesetas: Capitalismo y esquizofrenia, Gilles Deleuze y Félix Guattari, Ed. Pre-Textos, 1994; y no de un guión de los Monty Python, como algún lector podría sospechar)

"Un agenciamiento maquínico está orientado hacia los estratos, que sin duda lo convierten en una especie de organismo, o bien en una totalidad significante, o bien en una determinación atribuible a un sujeto; pero también está orientado hacia un cuerpo sin órganos que no cesa de deshacer el organismo, de hacer pasar y circular partículas asignificantes, intensidades puras, de atribuirse los sujetos a los que tan sólo deja un nombre como huella de la intensidad."

He elegido este texto al azar para dar un ejemplo del tipo de frases que recorren el libro, entre el choteo y el hermetismo, y ante las que surgen varias preguntas: ¿no puede haber una totalidad significante atribuible a un sujeto? (respuesta: pues claro que sí, de hecho cualquier texto cerrado -un libro, un cuadro- es una totalidad significante que suele ser atribuida a un sujeto, autor en la terminología habitual), ¿tiene sentido esta frase?¿qué quiere decir "un cuerpo sin órganos que no cesa de (...) atribuirse los sujetos a los que tan sólo deja un nombre como huella de la intensidad"?(respuesta: no acaba de tener sentido, pero está cerca de articularlo, así que uno puede tener la impresión de que entiende lo que quiere decir, o al menos jugar al juego del iniciado que está en el meollo de la esotérica sabiduría. Una posible explicación: el verdadero sujeto de la enunciación de un texto se construye, no a través de su sentido explícito, sino en los intersticios que dejan sus contradicciones, que es donde emergerían los verdaderos intereses -"la intensidad"- del creador -por supuesto, todos sabemos que el autor no existe, Dios me libre, pero por cuestión de economía narrativa lo nombro así-)

Bueno, el meollo de esta entrada es desgranar el rosario de características que Deleuze y Guattari conceden al concepto de rizoma, que desarrollan en la introducción de Mil mesetas, y que en los últimos años ha sido citado por todos los "nuevos narradores" para describir su trabajo. Otra razón es echar unas risas a su costa, porque casi me doblo de risa leyéndolo.

El caso es que Gilles y Félix empiezan metiéndose con un par de tipos de libros, el libro-raíz ("El árbol ya es la imagen del mundo, o bien la raíz es la imagen del árbol-mundo. Es el libro clásico como bella interioridad orgánica, significante y subjetiva"- o sea, lo peor-) y el sistema-raicilla ("En este caso, la raíz principal ha abortado o se ha destruido en su extremidad; en ella viene a injertarse una multiplicidad inmediata y cualesquiera de raíces secundarias que adquieren un gran desarrollo. La realidad natural aparece ahora en el aborto de la raíz principal, pero -¡a nosotros nos la querían dar!- su unidad sigue subsistiendo como pasado o como futuro, como posible").

Por descontado, este par de metáforas botánicas sirven para ejemplificar el gran pecado de casi todas las obras del mundo mundial: cierto apego a la unidad y, por lo tanto, la imposibilidad de hacerse cargo de la multiplicidad. Eso sí, no se multiplica quien quiere, sino quien puede: "Verdaderamente no basta con decir ¡Viva lo múltiple!, aunque ya sea muy difícil lanzar ese grito (¿? Pero si la publicidad no hace otra cosa!).(...) Lo múltiple hay que hacerlo, pero no añadiendo constantemente una dimensión superior, sino, al contrario, de la forma más simple, a fuerza de sobriedad, al nivel de las dimensiones de que se dispone, siempre n-1 (sólo así, sustrayéndolo, lo Uno forma parte de lo múltiple). Sustraer lo único de la multiplicidad a constituir: escribir a n-1 (realmente es un misterio los caminos que han llevado a nadie a identificar una serialidad matemática como es n-1 -en la que, si mal no recuerdo, n suelen ser los números enteros o los naturales- con lo múltiple a lo que se sustrae lo Uno). Este tipo de de sistema podría denominarse rizoma. Por lo visto, el rizoma, en botánica, es un tipo de tubérculo, cuya especie más conocida es el gengibre, aunque D & G amplían el concepto hasta considerar rizomática una avalancha de ratas ("cuando las ratas corren unas por encima de otras").

Ahora bien, somos conscientes de que no convenceremos a nadie si no enumeramos algunos carcateres generales del rizoma.

1.º y 2.º Principios de conexión y de heterogeneidad: cualquier punto del rizoma puede ser conectado con cualquier otro, y debe serlo.

(Aquí aprovechan para meterse un montón con la gramática generativa de Chomsky, que les debe de caer mal porque vende más que ellos, o liga más, y se meten todo el rato con su árbol)

En un rizoma (...) cada rasgo no remite necesariamente a un rasgo lingüístico: eslabones semióticos de cualquier naturaleza se conectan en él con formas de de codificación muy diversas, eslabones biológicos, políticos, económicos, etc..., poniendo en juego no sólo regímenes de signos distintos, sino también estatutos de estados de cosas (de verdad de verdad que escriben "estatutos de estados de cosas"). En efecto, los agenciamientos colectivos de enunciación funcionan directamente en los agenciamientos maquínicos (por si alguien se había imaginado que lo "agenciamientos maquínicos" me lo había inventado yo), y no se puede establecer un corte radical entre los regímenes de signos y sus objetos.

3.º Principio de multiplicidad: sólo cuando lo múltiple es tratado efectivamente como sustantivo, multiplicidad, deja de tener relación con lo Uno como sujeto o como objeto, como realidad natural o espiritual, como imagen y mundo. Las multiplicidades son rizomáticas y denuncian las pseudomultiplicidades arborescentes.

4º Principio de ruptura asignificante: frente a los cortes excesivamente significantes que separan las estructuras o atraviesan una. Un rizoma puede ser roto, interrumpido en cualquier parte, pero siempre recomienza según ésta o aquella de sus líneas, y según otras (aquí yo creo que quien se columpia es el traductor).

5.º y 6.º Principio de cartografía y de calcomanía: un rizoma no responde a ningún modelo estructural ogenerativo. Es ajeno a toda idea de eje genético, como también de estructura profunda.

Para nosotros el eje genético o la estructura profunda son ante todo principios de calco reproducibles hasta el infinito.(...) El árbol articula y jerarquiza calcos, los calcos son como las hojas del árbol.

Muy distinto es el rizoma, mapa y no calco. Hacer el mapa y no el calco. (Al loro con lo que viene ahora) La orquídea no reproduce el calco de la avispa, hace mapa con la avispa en el seno de un rizoma. Si el mapa se opone al calco es precisamente porque está totalmente orientado hacia una experimentación que actúa sobre lo real (hay que volver a leer: el mapa está totalmente orientado hacia una experimentación que actúa sobre lo real... ¿de qué mapas estarán hablando estos tíos? Lo que vienen a decir es que tú coges un mapa físico, le pintas una cordillera, y ésta surge por arte de magia).

Bueno, siguen unas cuantas páginas más con lo mismo, que el árbol y la raíz son lo peor de lo peor, y sólo a un depravado como Chomsky se le puede ocurrir la barbaridad de que haya discursos atados a una intención totalizadora o que sean capaces de articular un sentido (¡Fascismo!), y que lo que mola es el tubérculo cancerígeno o las estampidas de ratas (o el n-1), que como todo el mundo sabe son lo más de lo más en multiplicidad. Hay que decir en descargo de D & G que sus palabras resultaron proféticas a la hora de describir uno de las prácticas dircursivas dominantes de nuestra contemporaneidad, aunque ellos no la conocieran en su día: el zapping televisivo, práctica rizomática por excelencia.




viernes, 11 de junio de 2010

Modestas formas de eternidad




Acabo de recoger un ejemplar de La persuación y la retórica, de Carlo Michalstaedter, nombre que supongo que sólo sonará a los lectores de Magris y de Calasso (que presentaron al alimón en La Central esta edición en español de la obra más conocida del escritor, como en su día reseñó Francis Black en su blog), que ha menudo han glosado la obra de este (al parecer) genio fulgurante de las letras italianas, y que se pegó un tiro con 23 años. La verdad es que nunca imaginé que editorial alguna se animara a traducir al castellano esta obra, pero ahí están los muy calassianos Sexto Piso, que en la cuidada edición del texto incluyen varios textos adicionales, entre ellos un artículo de Claudio Magris que he venido leyendo en el metro.


En ese artículo (publicado, según se indica en una nota, en El Corriere della Sera del 16 de mayo de 1981) Magris reproduce una conversación que ha mantenido con Anna Travan, una anciana que, 80 años atrás, comoció a Michelstaedter. Ella tenía ocho años y Carlo era compañero de su hermano mayor. de unos 15 o 16 años. Ella lo recuerda como alguien "lleno de cortesía y de bondad, guapo y distinguido". El joven escritor solía aparecer con poesías y textos que les hacía leer. Un día llegó con una poesía que decía "que todos nosotros, con el hilo de nuestra vida, tejemos nuestra muerte."
La niña le pide al amigo de su hermano que le explique aquellos versos.

-Todavía no te lo puedo explicar, contesta serio y paciente Micheltaedter, eres demasiado pequeña.
-Y cuando sea mayor, pregunta ilusionada la niña, ¿me lo explicarás?
-No
-¿Y por qué?, pregunta ella sorprendida, casi desconsolada.
-Porque no estaré aquí.
Anna Travan recordaba esta escena a sus 88 años, y probablemente encontró en Magris al confidente ideal a quien donar este recuerdo antes de morir. Magris confió este fulgurante y frágil recuerdo a un artículo, que al cabo de los años ha acabado en esta edición (y en esta entrada), formas también de tejer una humilde inmortalidad.

miércoles, 9 de junio de 2010

El genio de la Literatura


Ayer asistí a un modesto y divertido ritual escolar en el que premiaban los relatos que los alumnos del colegio de mi hijo pequeño habían escrito en torno a la biodiversidad y la conciencia ecológica. El acto incluía la lectura de los cuentos premiados, cuyos autores se movían entre los seis y los once años, por lo que se pudo apreciar la progresiva complejidad de las estructuras narrativas, si bien la falta de todo tipo de "malicia" literaria era la nota común.

En cualquier caso, el genio de la literatura, al igual que el espíritu evangélico, sopla donde quiere, y a lo largo de la tarde surgieron imágenes sorprendentes, al margen, evidentemente, de cualquier pose autoral de sus creadores.

En el primer relato leído, escrito por una niña de seis años, un basurero sufre una depresión por el poco prestigio social que tiene su trabajo, por lo que deja de recoger la basura, provocando un apocalipsis doméstico: los animales enferman y "los niños y los adultos dejan de salir de casa" (imagen notablemente premonitoria del aislamiento social que provoca la progresiva fealdad del nuestro entorno urbano). Al honrado y deprimido empleado público se le convence de que retorne a sus labores, explicándole lo importante que es su labor. Lo genial del cuento es que la institución pública encargada de convencerle es... la Policía!!! con lo que inmediatamente el reconocimiento público de la labor basurera se ve contaminada por la sombra de la coacción, si bien otra lectura alternativa puede ser que el descrédito absoluto de todos los actores públicos, desde los políticos hasta los jueces, ha llegado incluso a los niños más pequeños, y sólo se les ocurre confiar en los policías para labores importantes.

En el otro relato premiado del primer curso de Primaria, otra niña de seis años descubre el curioso periplo paralelo de una niña (de ocho años, que probablemente para la autora es la edad de la maldad) y de una bolsa de pipas que arroja a una alcantarilla. La bolsa viaja por el espacio ("por los cinco océanos") y la niña por el tiempo ("cumplió 25 años"), momento en que se reencuentran en una playa de Canarias. Lo divertido del relato es que la bolsa (la mancha de la culpa original) reaparece en el viaje de bodas de la joven, como si fuera esa misma mancha que reaparece en el momento del encuentro con el sexo, el de la culpa "adulta".

martes, 8 de junio de 2010

Lo sublime irrisorio


"Tal vez la ame con tanto delirio porque ella es una persona sobre la que no acaba de saberlo nunca todo. Siempre le fascinó, por ejemplo, que Celia fuera una de esas mujeres que no acaban de cerrar nunca del todo los grifos."

Dublinesca, pag. 35


Este pequeño fragmento de Vila-Matas es un ejemplo perfecto de esa categoría tan posmoderna de lo sublime irrisorio, donde la nostalgia de lo sublime es convocada (en este caso, el Amor ante la insondable subjetividad de la persona amada) para, a continuación, introducir una quiebra sarcástica que anote su imposibilidad (la extremada trivialidad del ejemplo aducido, que la mujer objeto de amor absoluto no cierra bien los grifos).

lunes, 7 de junio de 2010

La caja de Pandora


Ayer, discretamente, tuvo lugar uno de los tres o cuatro acontecimientos cinematográficos más importantes del año (en Madrid, se entiende), la proyección de La caja de Pandora en una extraordinaria copia restaurada en la Filmoteca, con presencia del restaurador, que previamente a la proyección (con acompañamiento de piano en directo) dio una amena charla acerca del proceso de recuperación del film.


Labor didáctica: La caja de Pandora gira en torno a Lulú, un personaje creado por Frank Wedekind, al que dedicó dos obras que en castellano son accesibles en Cátedra (El espíritu de la tierra y La caja de Pandora). Aparte del film de Pabst, la otra encarnación conocida del personaje es la ópera de Alban Berg. Como no conozco la ópera de Berg ni he leído las obras originales de Wedekind sólo puedo hablar de la visión de Pabst del personaje, mediado por la presencia de Louise Brooks, actriz de un "aterrador magnetismo. Desde que ella aparece, la pantalla se desgarra, la tela blanca se convierte en un paisaje desesperado, en un sol peligroso, en una perspectiva sin fin. Ella es embriagadora: Melusina, mujer animal, mujer niña, amante, es la mujer bella" (Ado Kyrou, Le Surrealisme au cinema, en el folleto de la Filmoteca acerca de la película).


Así, Lulú es, en la primera parte del film, que tiene lugar en ambientes de la alta burguesía, una presencia que inmediatamente concita el deseo (y la rivalidad mimética) de todos la que la rodean (independientemente de su sexo y edad). Amante de un editor importante, éste tiene que claro que "uno no se casa con mujeres como ésa", y así el film comienza cuando él va a casarse y desesa cortar relaciones con su amante. Pero en un giro extraño, para evitar que Lulú desaparezca de su universo, le pide a su hijo que la incluya en una comedia musical que está preparando, con lo que el enfrentamiento entre padre e hijo por hacerse con ese objeto de deseo absoluto está servido.


En esta constelación, lo más sorprendente es la aparición de un personaje que acompañará a Lulú durante todo el film, un obsceno amante/padre que será una especie de mancha que acompañe a la fascinante mujer siempre, su primer amante de claro carácter incestuoso (Lulú lo declara su padre en un momento dramático del film, sin que quede del todo claro si la afirmación es totalmente falsa), de aspecto algo repulsivo, aunque Lulú lo trata con gran cariño (una imagen que se repite constantemente es la de ella sentándose en sus rodillas). Esta extraordinaria figura puede leerse de muchas maneras, por ejemplo como cierto exceso excremental que acompaña a Lulú, no tanto como parte de su personalidad sino como la sombra indecente de los apetitos que los hombres proyectan sobre ella. Porque una de las cosas que Lulú hace casi mecánicamente es sonreír a todos los hombres (y mujeres) que se cruzan con ella, pero Louise Brooks imprime un carácter, por así decirlo, abierto e inocente a esa sonrisa.


En cualquier caso Lulú tampoco escapa a esa danza del deseo, y se enfrenta a la futura mujer de su amante, una rubia que encarna los valores del puritanismo germánico (y la victoria de la protagonista en este lance, y posterior "caida" en el orden burgués del matrimonio sellará su descenso a los infiernos de la segunda parte). Lo curioso es que, tras la resolución trágica del enfrentamiento del padre y el hijo, el polo del deseo se desplaza, y los hombres se arremolinan en torno a una mesa de juego y buscan desesperadamente dinero, con lo que Lulú pasa de ser el objeto de deseo total a un mero intermediario que, en cuanto cuerpo deseable, puede poseer un valor de mercado interesante, ya sea como prostituta o como delincuente cuya cabeza tiene un precio.

La verdad es que, como espectador, yo también quedé atrapado en esa capacidad de fascinación infinita de la actriz; hacía tiempo que no me veía tan arrastrado por una presencia femenina en la pantalla, cosa curiosa teniendo en cuenta, además, el grado de distancia que procura el hecho de encontrarse con la actriz en un film mudo. Este abismarse de la mirada está inscrito en el film, en el momento en que uno de los personajes entra en el cuarto de baño en el que se está bañando Louise Brooks, y retrocede fascinado/espantado ante lo que descubre, cerrando la puerta tras sí, para desesperación del espectador, cuya mirada se afila ya esperando descubrir el cuerpo (bastante andrógino) de la actriz. Como en este blog no somos tan crueles como Pabst, cierro esta larga entrada con estas conocidas fotos de la que probablemente sea la mujer más fotogénica de la historia del cine.





viernes, 4 de junio de 2010

Sobre la lectura


Yo soy hombre curioso por naturaleza, y evidentemente la curiosidad y la capacidad de comprender están estrechamente ligadas. Siempre he tenido la impresión de que el libro que en ese momento estoy leyendo, va a revolucionar mi vida.

René Girard, Los orígenes de la cultura (Trotta, 2006)




Sueña con un día en el que la caída del hechizo del best-seller dé paso a la reaparición del lector con talento y se replanteen los términos del contrato moral entre autor y público. Sueña con un día en el que puedan respirar de nuevo los editores literarios, aquellos que se desviven por un lector activo, por un lector lo suficientemente abierto como para comprar un libro y permitir en su mente el dibujo de una conciencia radicalmente diferente a la suya propia.(...) Porque no hay que engañarse: el viaje de la lectura pasa muchas veces por terrenos difíciles que exigen capacidad de emoción inteligente, deseos de comprender al otro y de acercarse a un lenguaje distinto al de nuestras tiranías cotidianas.


Enrique Vila-Matas, Dublinesca (Seix-Barral, 2010)

miércoles, 2 de junio de 2010

Vuelve el mar


Mi hijo pequeño se pasó el festivo de ayer viéndose la soporífera saga de los piratas caribeños, pergeñada por el aventuricida Bruckheimer, lo que me da pie a comentar la vuelta al primer plano informativo de diversos conflictos relacionados con el mar y sus géneros narrativos.
Si bien siempre ha habido piratería, los últimos años han vivido un revival mediático descomunal de estas prácticas, localizadas sobre todo en Somalia, revival tal vez provocado por la adecuación de la situación con los cánones del género (escondites en los que no existe la ley, malos enemigos de la civilización, y la excusa para que antiguas y nuevas potencias manden a sus barcos a patrullar la zona).
Los submarinos han vuelto a la superficie en Corea, donde un buque de guerra de Corea del Sur estalló en zona de conflicto. En un principio Corea del Sur descartó la participación de Corea del Norte en el suceso, y el régimen norcoreano siempre ha negado que tuviera nada que ver con el hundimiento. Al poco, sin embargo, apareció una "comisión internacional de expertos" que dictaminó que un submarino de Corea del Norte había torpedeado el barco surcoreano, dictamen que Hillary Clinton aprovechó para pedir reuniones urgentes y castigos contra el agresor, y supongo que también le sirvió para convencer a coreanos y japoneses de que las importantísimas pero impopulares bases militares que EEUU tiene en sus respectivos territorios son fundamentales para la seguridad de la zona.
Lo interesante de la citada comisión es su función "enunciadora" en todo el asunto: Corea del Sur tiene una de las Fuerzas Navales más importantes del mundo, así que expertos que pudieran aclarar lo que ocurrió en la zona del suceso le sobran, por lo que esa posición externa que implican los expertos sólo es necesaria para poder articular públicamente lo indecible (por Corea del Sur), o sea, que fue Corea del Norte la que hundió el barco (lo cual no implica, claro, que eso sea la verdad de lo que ocurrió).
En cualquier caso. lo último que se supo fue que China mandó a un mediador para lidiar con las partes, momento en que todos las apocalípticos anuncios de inminentes conflictos (y cualquier otra alusión a los enfrentamientos) desaperieceron de los medios de comunicación. China ha demostrado quien manda en la zona, y que no le interesan aguas agitadas.
El último evento acuático ha sido el asalto de comandos israelíes a un grupo de barcos que, fletados por una ONG turca de corte islamista (y bastante poderosa, por lo que he leído acerca de su implantación y la envergadura de toda la operación), pretendían atracar en el bloqueado puerto de Gaza. Que Israel permitiera el paso de los barcos tenía tantos visos de probabilidad como que Pellegrini continuara en el Madrid. Contrariamente a todo lo que he leído en la prensa (la verdad es que sólo El País), la impresión que tengo es que la actuación de Israel ha sido una muestra de impotencia, y no de impunidad. Les han tendido una trampa de la que no tenían escapatoria, y han salido de ella como han podido, que ha sido con bastante torpeza. Estamos tan acostumbrados a pensar en los judíos como mentes infaliblamente maquiavélicas, y dueños de un ejército tan aparentemente invencible (por no hablar del Mossad, del que a veces se diría que gobierna el mundo en la sombra, cual encarnación moderna de los delirios de los protocolos de Sión), que somos incapaces de ver lo que salta a la vista: que aquí, quien ha hecho de "judío" ha sido el gobierno islamista de Erdogan, que se ha sacado de la manga una jugada política que debería pasar a los anales de los manejos internacionales.
Dado que Israel ha hecho lo poco que podía hacer (y lo ha hecho regular) para quitarse el marrón de encima, vamos a mirar hacia donde hay que mirar en este caso, porque las repercusiones pueden ser importantes a medio plazo. Como se ha recordado a menudo, Israel es un aliado importante de Turquía, pero sobre todo militar (parece ser que las cúpulas militares de ambos países están a partir un piñón, y llevan décadas así). También es público y notorio el peculiar estatus que los militares tienen en Turquía, y la extrema desconfianza que manifestaron hacia la posible deriva islamista del gobierno de Erdogan. Así que considero que la jugada de los islamistas turcos en este caso tenía una primera motivación interna, un golpe contra los militares para devaluar su poder en la república.
De cara a la política exterior, esta jugada maestra demuestra que Turquía ha dado por perdida su batalla por entrar en la UE (sin que sea descartable que haya perdido interés, viendo los vientos de crisis que azotan nuestro continente), y que ha decidido desarrollar una expansión asiática, por la zona (imagino) que conformó el Imperio Turco, imperio que a muchos les sonará a aventuras exóticas, pero que existía hace menos de 100 años y que durante bastantes siglos fue el imperio más poderoso de la tierra. Vamos, que en lo referente a política y diplomacia los turcos están lejos de ser unos panolis, y hasta han conseguido que la Liga Árabe se solidarice con ellos! Vivir para ver, si Lawrence de Arabia levantara la cabeza (también es cierto que cuando el Imperio turco se derrumbó, y Francia e Inglaterra ocuparon el vacío de poder, las consecuencias -que todavía sufrimos hoy en día- fueron catastróficas).
Para esta "reconquista" de influencia en tierra islámica la amistad tan evidente con Israel resulta altamente perjudicial, y más teniendo en cuenta que el gran competidor es el otro imperio histórico de la zona, Irán/Persia, otros que también se han llevado bien siempre con los judíos pero que han escenificado en las últimas décadas un antagonismo feroz contra Israel, tan histriónico que sólo puede ser considerado propagandístico, propaganda que, al parecer, les ha dado buenos réditos publicitarios, que imagino son los mismos que busca Erdogan con sus declaraciones acerca de crímenes contra la humanidad y terrorismo de estado (que los kurdos deben de estar alucinando oyendo estas cosas).