sábado, 31 de enero de 2015

Teoría literaria


Real y verdaderamente, todos los que gustan de semejantes historias como ésta deben de mostrarse agradecidos a Cide Hamete, su autor primero, por la curiosidad que tuvo en contarnos las semínimas de ella, sin dejar cosa, por menuda que fuese, que no la sacase a luz distintamente. Pinta los pensamientos, descubre las imaginaciones, responde a las tácitas, aclara las dudas, resuelve los argumentos; finalmente, los átomos del más curioso deseo manifiesta. 

El Quijote II, Capítulo XL

La filosofía cursi



Todo destino es dramático y trágico en su profunda dimensión. Quien no haya sentido en la mano palpitar el peligro del tiempo, no ha llegado a la entraña del destino, no ha hecho más que acariciar su mórbida mejilla.

La rebelión de las masas, Parte 1, Cap. II 

martes, 20 de enero de 2015

El hombre que amaba los cementerios


Estoy leyendo la biografía de Ford escrita por Scott Eyman. Este plano de Judge Priest te deja helado cuando descubres que el director (nacido en 1894) lo rodó un año después de que muriese su madre y que los hermanos que lo flanqueaban, Joanna, nacida en 1892, y Daniel, el último vástago de los Feeney, nacido en 1898, murieron en la infancia.


Nota 146-11

El Teatro Nacional de Barcelona


lunes, 19 de enero de 2015

Efecto llamada


   Uno se pregunta como nadie puede esperar que el espectador se tome en serio una película en la que Rachel McAdams hace de aguerrida abogada roja que dedica su tiempo a lidiar con los problemas de los inmigrantes ilegales que solicitan asilo político en Alemania (ya de por sí una razón plausible para que a la Germanía se le agolpen en la frontera toneladas de demandantes de la nacionalidad alemana), aunque sean tan cool como el checheno que le cae en suerte. Tampoco se entiende que se ponga a Willem Dafoe (aunque Von Triers lo haya convertido en un calzonazos habitual) de banquero acostumbrado a lidiar con mafiosos rusos a los que blanquea dinero, y que se derrumbe en cuanto el jefecillo de una sección del espionaje bávaro de tres al cuarto le sopla en el cogote. Y ya puestos, ¿cómo es que ese jefecillo, Philip Seymour Hoffman, no se da cuenta de que, en poniendo a Robin Wright vestida con trajes masculinos como jefaza de la CIA, o sea, como la súper diosa que manda de verdad, ésta se lo va a merendar en cuanto tenga oportunidad y el guionista se lo permita, cosa que el espectador adivina desde la primera vez que salen juntos en pantalla? Ya puestos, Anton Corbijn podría haber pergeñado una divertida comedia en la que la proliferación de agencias de seguridad occidentales provoca que estas se den de tortas por localizar y detener a cualquier persona a la que de una manera mínimamente convincente se le pueda colgar el sambenito de radical islámico simplemente para justificar su existencia y su presupuesto; pero nada, se ve que siempre es más fácil empaquetar soserías previsibles como El hombre más buscado.

jueves, 15 de enero de 2015

Killing mother


Hasta donde yo conozco, Pilgrimage es el ajuste de cuentas más salvaje de Ford con la figura materna (además de una de las muestras más hermosas de admirado homenaje que un gigante del cine haya hecho a un colega de su nivel, que el amor a Murnau se manifiesta en cada plano de la primera parte), allí donde más explícitamente expone su potencial aniquilador (hasta el punto de que Los pájaros se puede leer como una relectura del film fordiano: el apocalipsis ornitológico hitchcockiano ocupa exactamente el mismo lugar que la contienda europea en la peli que nos ocupa, la plasmación en el relato del potencial destructor de la madre).

Que, de alguna manera, el director reculara posteriormente en su obra, donde abundan las mujeres dominantes pero sin tanta vocación criminal, puede deberse al hecho de que su madre muriera el mismo año (1933) de la realización de esta obra maestra con un puesto de honor en el listado de las pelis subestimadas de su autor.

miércoles, 14 de enero de 2015

Nota 146-10

Las torres Watts de South Central



martes, 13 de enero de 2015

De qué hablamos cuando hablamos de cine


   Viendo Birdman intentaba imaginarme como la vería un chaval de ventipocos años: ¿Carver? los viejunos como yo recuerdan la fiebre por el minimalista de hace unas décadas, y a lo mejor hasta conocen la historia del empaquetamiento de sus relatos a manos del editor, pero lo que queda hoy en día del escritor es... pues la pasión chejoviana que nos inunda: al fin y al cabo, cuando lees al genuino te olvidas de los epígonos.

   ¿Una crítica que escribe en un periódico?¿Se escriben críticas de teatro en los periódicos?¿Quedan periódicos de papel? Me contaron que Iñárritu pidió toda la prensa escrita a disposición en Cannes tras el pase de Biutiful, pero el director mexicano debe de ser el último hombre sobre la tierra que se toma en serio esas cosas. Todo lo que tiene que ver con ese personaje en el film es ridículo, cuando no obsceno: ¿de verdad te puedes tomar en serio una película actual en la que se dice que una crítica periodística marcará el futuro de una obra?.

   ¿Quién se acuerda de que Keaton hizo de Batman hace un montón de años? Esos Batman han quedado como los de Tim Burton; a mí particularmente me parecen muy superiores a este Birdman, con lo que todas las disquisiciones sobre el cine espectacular de nuestros días me parecen elucubraciones gratificantes para pijos intelectuales en los que renocer(se) la superioridad moral: finalmente la porno tecnología, el porno gore, el porno porno, hasta el porno tele-reality me parecen más honestos y disfrutables que esta pornografía masturbatoria intelectual que no deja de emitir señales de su importancia (esa aparatosa puesta en escena con esos planos secuencia tan histéricos como esos personajes empeñados en tirar todo lo que tienen a mano para mostrar lo intensos que son). 


domingo, 11 de enero de 2015

Vente pa España, Rusty


   Me regalaron por Reyes el blu ray de True detective y he estado engolfado esto días tragándome las (muy entretenidas) peripecias de esta versión moderna de Sherlok & Watson en la que a los cinco minutos uno ya sabe que al final el malo será un patriarca obsceno e incestuoso que expande la locura por todo su territorio, en este caso una zona de Louisiana que parece el jardín del Edén después de que Yahvé le arrendara el cortijo a Satanás. El poli listo, Rust Cohle, es un cognitivista radical que predica un nihilismo de diseño tipo vulgata nietszcheana del que el guionista se olvida en el desenlace, cuando nuestro personaje se descuelga con la idea de que tiene una deuda con el pasado, que menudo deconstruccionista de pacotilla, reconociendo deudas simbólicas que hay que saldar por cuestiones de dignidad humana. Al final hasta ve la luz y halla cierto sentido en el mundo, lo que no deja de ser un misterio a tenor de lo que vemos durante los capítulos, que es un muestrario casi interminable de los discursos delirantes que asolan Norteamérica, y para que nadie se asuste en seguida se nos informa de que el espacio más habitable que se muestra, el hogar de Martin Hart, no es más que una mascarada.

   En uno de sus monólogos Rust se arranca con una apología de ese suicidio cultural que es la caída de la natalidad (lo que haría que ese error descomunal que es la aparición de la consciencia humana sobre la tierra quedase subsanado, que no es coña, que esas cosas se dicen en serio en True detective), lo que debería llevar a la HBO a plantearse continuar las andanzas de este pesimista cool en España, con el índice de natalidad más bajo del mundo, y donde sus diatribas serían recibidad con alborozo en cualquiera de las abundantes barras de bar que frecuenta (con la única molestia de tener que esperar la vez, claro).

jueves, 8 de enero de 2015

Nota 146-9

La Harold Washington Library de Chicago


La sumisión ya estaba aquí



El País trae hoy una entrevista muy entretenida con ese adicto al queso manchego y al Ribera del Duero que es Houellebecq, que ha tenido la mala suerte de que le coincida la salida de su novela sobre la toma del poder en Francia por un presidente musulmán con los asesinatos islamistas en París.

Sumisión lleva el marchamo de polémica, aunque eso en Francia no quiere decir mucho, ya que da la impresión de que la mitad de la población vive de dar opiniones sobre cualquier cosa. Pero me ha recordado la novela de Chesterton La taberna errante, que tenía un argumento parecido (aquí el musulmán era el asesor del puritano Presidente), aunque no tengo noticia de que a nadie escandalice esta historia del mejor defensor del alcohol y el matrimonio que conozco.

El enero de Mickle



Los incomprensibles designios de la distribución en nuestro país harán que las dos últimas películas de Jim Mickle, la caníbal We are what we are y el noir sureño Cold in July se pisen en nuestras pantallas, si bien lo que podría ser uno de los acontecimientos cinematográficos del año (al fin y al cabo el bueno de Jim es asiduo de Sundance, Cannes y Sitges, festivales molones donde los haya) parece que va a pasar desapercibido.

Y es una pena, porque si Stake land me parece la peli de vampiros más disfrutable de los últimos años (sí, sí, mejor que el tristerío cool de Jarmusch) Frío en julio es cine negro realmente sorprendente aunque su tema recorra todo el cine norteamericano reciente, la añoranza y la imposibilidad de la filiación simbólica en nuestro tiempo.

miércoles, 7 de enero de 2015

El delirante encanto de los premios literarios



   Estoy leyendo Una singularidad desnuda, de Sergio de la Pava, por la sencilla razón de que está publicada por Pálido fuego (y porque estaba en la biblioteca de mi barrio, claro), editorial que no hay que ser un lince para adivinar que debe su nombre al libro de Nabokov, y que está especializada en la publicación de narrativa norteamericana contemporánea, especialmente de las obras escritas por primeros espadas antes de que estos ficharan por Random House o Anagrama.

En la portada de esta novela se anuncia que obtuvo el "Premio PEN 2013 en USA a la mejor primera novela", de lo que deduzco que se trata de un premio con cierto prestigio, aunque dudo que nadie sepa quien lo ganó en el 2012 o el 2008. La contraportada se reserva para informarnos de que Una singularidad desnuda se llevó, en el 2012, nada más y nada menos que Believer Book Award, y que fue finalista del Folio Prize 2014 UK, junto a un listado de elogios razonados en el que se lleva la palma el de The Times: "Fascinante", así, a palo seco, demostrando de paso que los críticos literarios de otras latitudes no tienen nada que envidiar a los de estos lares. 

Nota 146-8

La casa Greene de Norman


lunes, 5 de enero de 2015

Lourdes



¿Qué se ha perdido entre La canción de Bernardette y Lourdes, la secuela que del film de Henry King hiciera Jessica Hausner en 2009? Pues claro, como ya habrá adivinado Sergio, es el goce lo que brilla por su ausencia en la peli moderna, mientras que campa a sus anchas en la clásica. Por el camino la divinidad femenina cristiana se ha hecho con todo el espacio, aunque algunos ingenuos todavía conversan en sus tiempos muertos acerca de un aburrido dios patriarcal; su posición es la del santo de Nietzsche: no se han enterado de que Dios ha muerto. En su lugar se ha entronizado a una imago femenina dulce a la que el trabajo sucio se lo hace un feroz cuerpo de sacerdotisas que vigila para que ningún goce emerja, secundado por una iglesia aliada en estos tiempos con la ciencia para dejar claro que, si Dios ha muerto, toda posibilidad de goce ha sido abolida.

Nota 146-7

El aeropuerto John Dulles