lunes, 29 de octubre de 2007

Rohmer en Venecia



El pase de la última película del casi nonagenario Eric Rohmer en la Mostra de Venecia de este año agitó (involuntariamente) un poco las aguas de la presencia española en el Festival. Resulta que Enric González, corresponsal en Roma de El País y desplazado por su periódico para cubrir el evento cinematográfico despachó la película del director francés en cuatro líneas con desapegado desprecio. José Luis Guerín (cuya hermosa e insuficiente En la ciudad de Sylvia también fue objeto de -más o menos- encendidas disputas entre defensores y detractores) montó en cólera por el tratamiento dado a un director de la trayectoria y la importancia de Rohmer, y arramblando para su causa algún acólito como Erice propuso escribir una carta o manifiesto para criticar el hecho de que el (por él considerado) periódico de referencia en España no tuviese en nómina un crítico de cine a la altura del certamen a comentar (aunque conociendo al resto de los críticos de los diarios españoles, tampoco veo que la elección del periódico en cuestión fuese muy grave). Imagino que la cosa se habrá quedado ahí, porque el asunto tampoco interesaba a nadie (desde luego, dudo que a Rohmer, si ha llegado algo a sus oídos, cosa bastante improbable porque ni siquiera se desplazó a Venecia, esto le quite el sueño), y porque no parece que el gremio cinematográfico español tenga fuerza para montar algún número como sí han hecho sus colegas en Francia, en guerra más o menos permanente con los críticos (por otro lado, Enric González fue el oscuro objeto de deseo de parte de los críticos españoles, que llegaron a Venecia enfrentados por esotéricas cuestiones que probablemente ni los más iniciados eran capaces de entender del todo, y que se disputaban la presencia del colaborador de Prisa como la más preciada pieza a obtener).

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