sábado, 27 de diciembre de 2008

Un dios salvaje


Otro de los rituales navideños infaltables es la salida tribal de toda la familia a ver una obra de teatro, y este año elegimos la de Yasmina Reza que arrasa en el Alcázar, Un dios salvaje, con ese elenco femenino tan mediático. A la espera que estuvimos en internet a que salieran las entradas del día elegido a la venta, porque como es habitual la sala estaba a reventar. Iba muy ilusionado (no había visto Arte, pero algo había leído de la Reza), pero la obra me pareció un rollo, aunque tuviera gags divertidos. No entiendo que se machacara tanto las escenas matrimoniales de José Luis Moreno para aclamar este conjunto de tópicos acerca de las tensiones que anidan en todo matrimonio, y lo preparado que está el ser humano para convertirse en un despiadado agresor de su prójimo. Los chistes son previsibles, y no hay verdadera progresión: parece que cada escena no es más que un vehículo para montar algún número eficaz (la platea se rio continuiamente), sin que se entienda en muchos casos la reacción de los personajes, interpretados en clave, también, de histrionismo televisivo.

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