A pesar de su tardío (y modesto) estreno, de que Petzold es un desconocido en nuestro país y de que la exhibición pasa por sus horas más bajas, España va camino de convertirse en el país donde mejor ha funcionado Barbara (si descontamos Alemania, claro). Creo que la razón es clara: la Ostalgie es la versión germana de nuestro "contra Franco vivíamos mejor", lo que traducido al abbascontadés vendría a ser que el duro espacio de la dictadura era el marco imaginario en el que todavía podía desarrollarse un auténtico relato (una posibilidad arrasada -como tantas otras cosas- por el capitalismo financiero).
Barbara es a la vez una muestra del grado de injerencia del régimen de la RDA en la intimidad de sus ciudadnos (hasta un extremo que hace que el término "íntimo" deje de tener sentido), lo que redundaba en la aniquilación de todo posible vínculo social con el prójimo, siempre un potencial (y a menudo real) "informador", y una comedia romántica clásica en la que triunfa el amor verdadero entre sus guapos protagonistas (que Nina Hoss debía de rayar el cristal del objetivo en los primeros planos con las pestañazas de medio metro que luce), vencedores frente a las trampas que los feos ponen a su paso y ante las tentaciones que suponen los cantos de sirena que vienen del exterior, un cocktail que Petzold maneja con habilidad, lo que no impide que al cínico espectador en que nos hemos convertido frunza el ceño un par de veces ante lo que le están colando.
6 comentarios:
Lo siento, pero no creo que todos los espectadores frunzamos el ceño ante lo que nos cuentan: algunos pensamos que siempre hay gente decente, incluso en los tiempos más difíciles. Del mismo modo, en esas épocas también (no es algo privativo de la actual) había cínicos.
En cuanto a la nostalgia ¿crees que alguien con un mínimo de memoria y de integridad pueda sentirla?
Mi principal prevención ante la película se refiere al personaje de Stella, o más bien ante la dificultad de que cuaje como verdadero personaje y acabe reducida a un mero engranaje estructural que incremente la grandeza del sacrificio de Barbara.
Tengo la impresión (o la tenía durante la proyección) de que la película nos "empuja" demasiado. (Otra secuencia que me parece discutible es la del hotel en que conversan las dos chicas, aunque aquí la cosa me parece más compleja porque probablemente la incomodidad es algo que emerge voluntariamente de la escena).
En cualquier caso el cinismo al que me refería no tenía que ver con una mirada condescendiente hacia actitudes decentes o (directamente) heroicas (una mirada que, finalmente, esconde una actitud cobarde y conservadora) sino, sencillamente, al happy end del film. Más o menos es esto: ¿me hubiera gratificado más la película si hubiera acabado mal (con ese prestigio que tiene la tristeza), o es que me avergüenza reconocer que mi deseo como espectador era que Barbara se quedara y me incomoda enfrentarme a la realización de ese deseo?
Respecto a la nostalgia de la RDA, poco puedo decir, ya que sólo la conozco por los textos, pero tampoco es descabellado pensar que mucha gente decente lo pasó peor tras la reunificación.
No hay tal final feliz. Sólo una renuncia, conectada con "Moonfleet", que dignifica y traslada a un orden moral distinto toda la peripecia de un personaje que durante gran parte del metraje ha actuado sólo en su interés por muy consciente que fuese de que tal cosa le reportaba beneficios muy poco cuantiosos: desubicación, tendencia a huir de todo, cerrazón ante una buena posibilidad...
Que un film actual no venere al dinero y al individualismo es casi heorico.
Bueno, se puede decir que la película acaba "bien" en sus dos líneas estructurales más claras, en cuanto comedia romántica (chico que tiene que ganarle chica distante a un competidor con más posibles) y en cuanto relato de redención (aún cuando el futuro que le espera a Barbara en ese pueblo de mala muerte sea bastante deprimente, con esas sistemáticas violaciones "higiénicas").
Lo que me planteo es (porque no puedo saberlo):¿qué ha ocurrido en Alemania para una película de cierta éxito comercial y evidente relevancia estética plantee una trama en la que se ensalce como héroes (en cierta medida) a los que se quedaron en la RDA a cunplir con sus obligaciones en un entorno bastante duro, mientras que insinúa que los que consiguieron exiliarse prácticamente lo hicieron prostituyéndose?
(Dos posibles respuestas se me ocurren: siendo más la gente que se quedó que la que pudo huir de la RDA, el film funciona como gratificador imaginario:¡los verdaderos luchadores contra la opresión fuimos los que nos quedamos! También puede haberse extendido la sensación de que la RDA fue una oportunidad perdida, y más tras la arrogante superioridad con la que los alemanes del Oeste trataron a los del Este).
Los padres de Petzold eran refugiados de la RDA con lo que esa posibilidad "new deal" que apuntas me temo que sólo sería plausible como fantasía.
Ellos añoraban o sentían en cierto modo una deuda sentimental con sus orígenes, como nos pasa a todos, aunque hayamos tenido que huir de allí para buscar algo mejor; tanto es así que cuando se derribó el muro diez años más tarde, ya no quisieron volver, porque sin socialismo sus recuerdos y apegos se esfumaron, el paisaje mutó, desapareció.
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