Frederica Sagor-Maas (1900-2012),
hoy en el olvido como otros muchos pioneros del cine mudo, fue guionista en docena
y media de películas de los años veinte y treinta, cuando en Hollywood
daban sus primeros pasos William Wyler, Josef von Sternberg o Erich von
Stroheim.
En su
biografía, escrita a la edad de 86 años, describe el funcionamiento de los
grandes estudios cinematográficos por los que pasó, las miserias tras los
oropeles, los sueños rotos, los declives y olvidos. La crítica de los derroches
y abusos que sufrió o fue testigo se alterna con los recuerdos de sus orígenes familiares
(hija de judíos rusos emigrados a los USA) en un telón de fondo de
acontecimientos históricos: los locos años veinte, el "crack" del 29,
la Gran Depresión, la llegada del sonoro, la II Guerra Mundial, la Caza de
Brujas…
Culta,
inteligente, independiente, sus observaciones están inevitablemente sesgadas
por su condición de género, un obstáculo en una profesión dominada por los
hombres. Después de muchos reveses laborales y sufrir cómo “colegas” masculinos
se apropiaban impunemente de sus ideas, amparados por el statu quo dominante, decidió dejar el mundo del cine. Una
veinteañera ambiciosa y genial que transitó por caminos llenos de trampas y que
nos permite hacer, gracias a sus vivencias, una reflexión emocionante sobre la
autonomía emocional y laboral de una mujer del siglo XX.
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