miércoles, 23 de abril de 2008

El karma como infección



Quedaban cinco segundos para que terminara el Liverpool-Chelsea, con 1-0 a favor del primero, cuando el Chelsea sacó un fuera de banda, el balón llegó rápidamente a la línea de fondo, un jugador del Chelsea consiguió revolverse y mandar la pelota al centro al área chica, donde un defensa del Liverpool despejó sin oposición... a la red de su portería. Hasta hace poco (hasta ayer, vamos) se consideraba que este tipo de acontecimientos eran exclusividad del Atlético de Madrid, equipo que ha hecho de la calamidad timbre de orgullo y seña de identidad. Pero a partir de hoy tendrá que compartir rasgos identitarios con el Liverpool (y más, si como es probable, este gol en propia puerta en el ultimísimo segundo del partido le impide jugar la final de la Copa de Europa, Champion League en la terminología de los comentaristas deportivos). De lo que no hay duda es de cómo ha llegado a la ciudad inglesa la mala suerte: en las botas de Fernando Torres, otrora eterna promesa en el equipo del Manzanares, y hoy, según cuentan los periódicos, héroe en su actual formación. Pero lo suyo es una puesta al día de alguno de esos conceptos que aparecen en las tragedias griegas, y que también quedan cuando se les cita en el idioma original, como arjé. Pues que está claro que el cenizo es como una miasma que se adhiere de alguna manera preternatural al alma del individuo, y éste la va paseando por donde vaya, y en cuanto encuentra acomodo se expande a la búsqueda de nuevos huéspedes, como los virus y los genes, y al Liverpool se le ha caído el pelo.

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