Sonata a Kreutzer viene a ser un relato de tesis en el que se explican las razones de uno de los temas centrales de la narrativa del XIX, el fracaso del matrimonio burgués, que desligado de cualquier dimensión simbólica se convierte en la continuación de la prostitución por otros medios (relativamente respetables). De esta manera el protagonista, Pózdnyshev, animado por las costumbres de su entorno social y por la consideración del sexo como una rama de la higiene y del deporte, se entrega de forma habitual a las relaciones prostibularias hasta que decide casarse con una mujer en la que infructuosamente quiere volcar su anhelo de pureza. El choque con lo real del cuerpo femenino es en este caso brutal, ya que no puede evitar que los encuentros sexuales con su esposa estén contaminados por los recuerdos del uso de otros cuerpos femeninos como mera mercancía. Esta imposibilidad de atravesar la tensión que existe en la consideración de la mujer como imago sublime o cuerpo despreciable estallará definitivamente en la literatura y el cine del siglo XX, pero es una constante del discurso de Occidente desde el Romanticismo. La grandeza de Tolstoi reside no en conseguir que su personaje articule su horror ante la vileza moral que rigen las relaciones sentimentales a su alrededor, encubiertas por una fragilísima capa de moralidad de la que todo el mundo parece mofarse, sino en que ese personaje, a la vez, esté loco, produzca un discurso desquiciado, sea un psicópata que ha asesinado a su mujer en un arranque de celos patológicos, evitando de esta manera colocarse en una posición de superioridad moral que tornaría irrelevante su novela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario