Dentro de las sorpresas agradables de la Competición se encuentra La vie d'Adele, una película de Kechiche que pertenece a ese género contemporáneo que parecen cultivar en exclusiva los franceses y que podríamos llamar la heroica pedagógica, un recordatorio de que la transmisión del saber sigue siendo una labor sagrada bastante ardua. En la película seguimos el trayecto de Adele (el premio de interpretación más evidente de la historia del festival, si no se lo dan probablemente las masas enfurecidas quemarían el Palais) desde que en el Instituto estudia clásicos franceses (la conexión Marivaux) hasta que se convierte en una profesora de infantil que escenifica cuentos para los más pequeños o inicia en la lectura a los benjamines de primeria. Tal vez lo único que le vaya a la contra sea el consenso tan abrumadoramente favorable que ha generado, mientras que la única duda que hay sobre el palmarés es si Spielberg le dará el placet a escenas de sexo tan largas y tan realistas.
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