martes, 14 de diciembre de 2010

La desaparición del original


Este sábado en Documentos TV repiten un reportaje sobre las falsificaciones que se fabrican en toda Asia, y en donde uno puede descubrir que el (¿o la?) viagra es el medicamento más falsificado del mundo o que hay falsificaciones que no tienen original, como unos fluorescentes que viajan con marca Philips aunque esta empresa no produzca ese tipo de lámparas.

En una batida que se hace en diversos puertos de África se encuentra que el 80% de los contenedores investigados corresponden a falsificaciones, lo que incluye todo tipo de mercancía, desde playeras hasta alimentos o electrodomésticos.


Pero lo más curioso tiene lugar en China (y lo más dramático en Camboya, donde la cuarta parte de los medicamentos que circulan en el mercado "legal" son falsos): allí no hay conciencia de falsificación: varias fábricas y comercios aparentemente legales venden abiertamente "copias", y hasta se extrañan del empecinamiento de los investigadores para hacerse con piezas "originales". En grandes centros comerciales se venden baterías para móviles de todas las marcas, con la posibilidad de llevarse también los adhesivos de la compañía original, e incluso los hologramas que prueban la "autenticidad" del producto. Un gran momento del documental llega cuando uno de los rastreadores pregunta si no habrá algún problema en la aduana china para enviar al extranjero miles de baterías "falsas" (un concepto que, como digo, parece incomprensible para la mentalidad china). Las chicas que gestionan los envíos se echan a reír espontáneamente, como si la idea de que las autoridades aduaneras pusieran trabas a la exportación de cualquier cosa fuera completamente absurda.

La impresión con la que uno se queda es que el producto "de verdad" ha desaparecido de la faz de la tierra para pasar a engrosar la nómina de las intangibles Ideas Platónicas. Lo que circula por nuestros mercados no serían otra cosa que intentos más o menos torpes de aproximación a ese ideal que, en la era de la reproducción infinita, ha pasado a mejor vida.

3 comentarios:

Susana dijo...

Qué fuerte! Yo vivo en el limbo, no tenía ni idea de que se hacían falsificaciones de medicamentos de esa manera

´´ dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
abbascontadas dijo...

Pues por lo visto sí.
Lo bueno del documental es que prescinde del tema ropa de marca, que considera insustancial (o inocuo), y se centra en objetos potencialmente peligrosos (en un polígono enorme dedicado a la venta de respuestos de coches los concesionarios oficiales reconocen que no tienen filtros de aire "originales" porque es una pieza poco importante por la que nadie se toma la molestia de pagar el precio del repuesto fetén, que hay que ver como son en China)