jueves, 13 de enero de 2011

Dirkgresiones


An affair to remember y All that heaven allows tienen en común, además de ser dos extraordinarios melodramas, el terminar con una escena en que una pareja se reencuentra tras variados malentendidos, y en los dos casos uno de los enamorados yace impedido en un sofá.

El film de Sirk parece una corrupción manierista de la película de McCarey: lo que en ésta es una variación radical del relato clásico de la Cenicienta, en el que le heroína sufre una radical posición pasiva por su parálisis (lo que le impide acudir a la cita concertada con su amado, y la imposibilita moralmente para ponerse en contacto con él para deshacer el equívoco, sufriendo además la frustración narcisista de no poder explicar su traición), en All that heaven allows ocurre todo lo contrario: el cuerpo postrado de Rock Hudson (hasta ese momento filmado como una especie de pollón andante) marca la aniquilación final de la postura fálica; la posición materna que Jane Wyman adopta en esa escena que cierra la película es la única en la que su ambiente social le permite que viva con el hombre deseado.


Si el film de McCarey fuera anterior al de Sirk uno podría entregarse a un ejercicio de teleología histórica, con los períodos bien marcados. "Afortunadamente", An affair to remember es un par de años posterior a All that heaven allows, lo que complica las cosas. Como algunas de las películas que los grandes directores clásicos harían en los finales de los 50 y los 60 (Un gánster para un milagro, El hombre que mató a Liberty Wallance), Leo McCarey muestra un lado abiertamente provocativo en su contrarreformista apego a las estructuras narrativas del cine clásico.

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