Como no tenía ganas de tragarme el partido del Madrid me fui anoche a la Cineteca a ver Nostalgia de la luz, un título precioso que según se lee en los créditos de salida Patricio Guzmán ha sacado de un libro de astrofísica. La película se sitúa en un espacio deslumbrante, un desierto chileno donde se encuentra uno de los observatorios astronómicos más importantes del mundo (el comienzo del film, con unos planos de un telescopio moviéndose armoniosamente, sin intervención humana, en el que se conjugan tecnologías decimonónicas con cachivaches de última generación, es impresionante), una instalación atemporal que rastrea los signos del comienzo del cosmos, y que convive con la labor de los antropólogos que registran las huellas de los ancestros precolombinos, y con las de antígonas contemporáneas que recorren las áridas llanuras buscando los restos de los presos asesinados por la dictadura de Pinochet. Tal vez la única nota falsa de está estupenda película sea la explicitud forzada con la que la enunciación intenta relacionar estas diferentes tareas de búsqueda en el pasado, una relación que podría haberse manifestado de manera natural a partir de sus imágenes y testimonios
2 comentarios:
¿Otra película, como es habitual en él, para evidenciar el poder de la memoria?.
Apuntada queda para verla.
Un saludo.
Asegúrate una buena proyección, las imágenes del desierto son de caerse de espaldas.
La necesidad de la memoria en todas sus facetas, el peligro siempre renovado del olvido, el inmenso peso del pasado (a nivel cósmico y a nivel humano).
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