miércoles, 6 de octubre de 2010

El bibliófilo que se volvió loco


Para aquellos a los que la megalomanía de los delirios de Schreber les resulta antipática y busquen paranoicos más de andar por casa, La curación infinita es el libro a leer. Crónica de los años que Aby Warburg pasó internado en un manicomio, la estupenda edición de Adriana Hidalgo contiene distintos ensayos de y sobre Binswanger (el psiquiatra que renovaría profundamente la aproximación al problema de las enfermedades mentales, leo en la contraportada) y algunos escritos personales del propio Warburg, entre los que destaca una carta genial que podría ser un relato de Kafka ("A pesar de oportunas afirmaciones de los médicos tratantes, me atormenta la pregunta de si no existe contra mí, sin que yo lo sepa en lo más mínimo -pregunté suficientemente y a menudo acerca de las cuestión-, algún tipo de inculpación de la cual jamás tomé conocimiento directo"). Durante su convalecencia, según las notas de Binswanger, Warburg pensaba que todos los que le rodeaban tenían intención de envenenarle, y estaba convencido de que en su comida mezclaban todo tipo de fluidos orgánicos, aunque para la historia lo que ha quedado de su internamiento es su célebre conferencia El ritual de la serpiente, recientemente publicada por Sexto Piso.

Pero, por supuesto, si Warburg es el santo patrón de todos los biblioadictos es por la famosa anécdota biográfica que le llevó a renunciar a sus (muy cuantiosos) derechos de herencia a cambio de que su hermano le facilitara todos los libros que deseara, libros que conforman una de las bibliotecas más famosas de nuestra época. Padre de la iconología, la traducción al español en la presente década de varias de sus obras habla del renovado interés por sus escritos (hasta parece que desbancando a intocables como Panofsky) por parte de lo ultimísimo en historia del arte, sin que quepa excluir la posibilidad de que parte de ese interés se deba a su colapso mental, debido, según se cuenta, al hundimiento, tras la Primera Guerra Mundial, de la cultura en la que se había educado.

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