Hay algo (o mucho) ridículo en la inquietante historia de la cancelación de la actuación de un cantante norteamericano en un festival de reggae en Benicassim por negarse a someterse al chantaje de la dirección, que le exigía que se manifestara públicamente a favor de un estado palestino para poder subir al escenario. Para empezar, el nombre del sarao, Rototom Sunsplash, disuasorio para cualquier persona con un mínimo de buen gusto. Para continuar, las descripciones que se hacen del festival de música, que se ve que es poca cosa, y es calificado por el inquisidor Ignasi García (también portavoz de Compromís per Castelló) como "un espacio de reflexión, transformación, paz y tolerancia".
Como allí donde hay canallas uno puede estar seguro de que habrá mamarrachos, un cantante venezolano que responde al nombre de Baroni One Time ha comentado que "es el pueblo soberano el que ha pedido que no esté ese artista en el cartel", en lo que uno no sabe qué admirar más, si la idiocia o la infamia de la frase; y como la ignominia no viene nunca sola, nos enteramos de que participa en una sección denominada La república bolivariana de Venezuela presente en Rototom Sunsplash, supongo que para dar clases de tolerancia y derechos humanos.
Y así todo, se ve que es asunto espinoso porque nadie se moja, el director de un programa de Radio 3 se descuelga diciendo que le interesa más el artista que sustituye al norteamericano, de lo que uno deduce que ha sobrevivido a todos los escollos y arrecifes que se ha encontrado en su carrera a base de jesuitismo.
2 comentarios:
¿ y las letras de las canciones también las examinan antes de cada actuación?
Pues les echarán un vistazo, para ver si son compatibles con los sagrados principios del movimiento...palestino, o el que toque esa semana.
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