martes, 3 de enero de 2012

El cinéfilo se vuelve viejo



Imagino que a todos los aficionados al cine les ha pasado (y les ocurrirá todavía) que le recomienden una película definiéndola como "una de esas raras que a ti te gustan". En general, mis amigos me consideran como un poseedor de esotéricos conocimientos que me permiten disfrutar de películas que imaginan extrañísimas, y que se consumen en antros oscuros a los que sólo se accede tras acreditar un manejo de jergas para iniciados.


En realidad es al revés. 2011 ha sido un año en el que lo que se denomina cine de autor, que vienen a ser las pelis que nombramos por su director y que van a los festivales de postín, se ha caracterizado por una claridad narrativa pasmosa y encomiable. A cualquier persona le paras a la mitad Le Havre, De dioses y hombres, Habemus papam, El niño de la bicicleta, Las nieves del Kilimanjaro o, incluso, Misterios de Lisboa (por poner mis favoritas), y te puede contar sin problemas el hilo narrativo, qué mueve a cada personaje y por donde andan sus motivaciones. Nada de eso ocurre en el cine de gran presupuesto. Ayer me vi Sherlock Holmes, juego de sombras, y a estas alturas, tras sesudas deliberaciones, seguimos incapaces de adivinar qué ocurría allí, por qué los personajes se movían de un lado para otro, quién disparaba a quién y por qué, y sobre todo qué narices deseaba Moriarty. Los tres sesudos teóricos de Días de Cine que nos acercamos al pase de prensa tenemos más de 40 años, y además de aburrirnos como ostras, fuimos incapaces de entender nada de lo que pasaba. Y el otro día en Misión imposible, 4, algo parecido, aunque más llevadero, hay un grupo de amigos al que se supone que persigue media humanidad pero que viajan con sofisticadísimos equipos por todo el globo persiguiendo a un malo rarísimo, que quiere destruir el mundo aunque está forrado de pasta y tiene pinta de ser bastante feliz. Nunca se sabe como se mueven, como adquieren dinero o información, cosas así. En Millenium, tres cuartos de lo mismo, nada parecía tener mucho sentido, si bien aquí las secuencias de acción eran sustituidas por las de sexo en su función de anestesiar las entendederas del espectador. El único film de alto presupuesto de este año quer me ha parecido sensato (y estupendo) es Súper 8.


E imagino que cuando se gastan esas millonadas en hacer pelis es porque hay certeza de que hay un número considerable de espectadores que quieren ver cosas así. Pero no puedo imaginarme a quién le puede interesar algo como Sherlock Holmes. Está claro que me estoy haciendo viejo.

5 comentarios:

´´ dijo...

No las he visto pero por lo que dices :

"hay un grupo de amigos al que se supone que persigue media humanidad pero que viajan con sofisticadísimos equipos por todo el globo persiguiendo a un malo rarísimo, que quiere destruir el mundo aunque está forrado de pasta y tiene pinta de ser bastante feliz. Nunca se sabe como se mueven, como adquieren dinero o información, cosas así"



parecen video juegos.

Sergio Sánchez dijo...

Hace ya muchos años que me lo pregunto en infinidad de películas, clásicos y de estreno, ¿qué tiene esta película de difícil?, ¿qué la hace "de las de pensar"?. A mi también me suponen degustador de sudokus cinematográficos y de tratados de filosofía profunda, cuando nada más lejos de la realidad. Si es verdad que a mi no me gusta ir al cine "a pensar", lo digo en serio, por eso veo muchas de las películas del circuito V.O.

abbascontadas dijo...

Lo de la infección de la estructura del videojuego al cine es una epidemia imparable y absurda porque el cine no puede competir en ese terreno (ya ni siquiera a nivel económico, los videojuegos mueven mucha más pasta).

En el cine no se piensa, es otro tipo de experiencia. La reflexión teórica viene después, si se es aficionada a ella, claro, pero ya es otro tipo de actividad.

Los Piris dijo...

Enrique, yo creo que tú eras rarito antes de los 40... :-) Quiero decir que los jóvenes se han educado en un lenguaje visual muy distinto del nuestro, y es lógico que la industria les dé lo que ellos demandan. Y su cultura es la del videojuego, así que es inevitable que muchas cosas que ahora se etiquetan como 'cine' sean para los inmigrantes digitales como nosotros puros churros generados por ordenador.

Moriarti dijo...

Moriarti es demasiado inteligente como para que tú comprendas sus motivos.......quizá algún día yo te los explique, pero por ahora....no lo entenderías