jueves, 31 de julio de 2008

DICKENS, O EL EPÍGONO PRECURSOR

Tras unos días en el camping de Motril, con mis compañeras también entregadas a la vida lejos de la Metrópoli y el blog abandonado, vuelvo con fuerzas más o menos renovadas para retomar su vena más pedante. Y empiezo con un par de citas de Borges (creo, porque una regla no escrita es que no consulto nada en el google, con lo que los errores serán numerosos). La primera es la de que el Quijote le gustaba más en su traducción inglesa. Se ha escrito un montón sobre la entusiástica recepción en Inglaterra de la novela de cervantes, y aquí ya hemos comentado algo a propósito de Sterne. Dickens era otro cervantino de pro, y el Pickwick se puede considerar un remake a la inglesa, con el prota empeñado en ser un caballero inglés de tebeo, aunque el personaje realmente genial es Sam Weller, el criado que Pickwick se agencia en el primer tercio de la narración, y que se come el libro y al resto de protagonistas.
La otra cita se refiere a que todo gran escritor crea sus propios precedentes, frase que se suele ilustrar con el ejemplo de Kafka, que es el que voy a emplear aquí. Kafka era dickensiano como Dickens era cervantiano, y hay páginas del Pickwick, referidas al funcionamiento de la justicia, que están indudablemente en el germen de El proceso y El castillo. Dickens odiaba la justicia, y se nota porque su inquina rompe la ironía y la sátira que predominan en el tono de la novela, y la furia se impone a cualquier prevención normativa. Tal vez sea Kafka el que nos ayude a leer esas páginas de Dickens como oscuros delirios visionarios y paranoicos, pero esa visión de la justicia tan propia de Kafka ya estaba en el escritor inglés.

miércoles, 30 de julio de 2008

IDAS Y VENIDAS

En el Curso de Español (desde ahora, Hola, qué tal?) nos hacen mobing. Sobramos en todas partes, es el Estudio 3, en el Estudio 2, en el Estudio 10, en Prado en general, en el despacho 407... La realidad es que nos quieren llevar a Buñuel, con todos los problemas que eso nos ocasionaría: no hay carpinteros, ni almacen de atrezzo, ni de vestuario, el decorado no nos cabe, tendríamos que duplicar parte de los equipos, generaría más gastos y múltiples disgustos... y lo más importante, yo no podría ir a nadar ni a la piscina del Lago ni al gimnasio este super moderno que acaban de abrir, y no me relacionaría durante más de dos meses con nadie que no fuera estrictamente de mi programa para hablar de trabajo, o sea, que acabaría el año gorda, fea, deprimida y amargada. Pues bien, ayer me encontré a la salida del comedor con Antonio García y con David Valcárcel y tuvimos una charla informal acerca del asunto. La mala noticia es que el "asunto" es definitivo, no hay nada que hacer, son órdenes de arriba... "y no quieras que te cuente lo que dicen arriba de este programa", me dice David Valcárcel. Y yo, que ya lo imagino, le invito a que me lo cuente. Y claro, que si tenemos muchos gastos y no generamos beneficios, que a saber si habrá beneficios en algún momento, que si ocupamos un estudio entero durante mucho tiempo, que si, en definitiva, somos una molestia ... Yo escuché el chaparrón, como si la cosa fuera conmigo, como si me estuviera regañando... y claro, después me sentí completamente indignada, como si hacer este programa fuera una idea nuestra, que al final somos simples curritos, como si fuera un empeño personal hacerlo de una manera determinada y no de otra, como si a mi me importara una mierda si el programa tiene gastos o beneficios, cuando a mi lo único que me importa es poder ir a nadar a las ocho de la mañana y llegar a mi casa a la hora del te ...

Hoy todo ha cambiado, y siguen dándole vueltas. En este momento de hoy, aquí y ahora, seguimos en el Estudio 3 de Prado, pero todo depende de con qué pie se levante nuestra Luz Aldama mañana y de cómo de pesada se ponga pidiendo cosas para su área (que tampoco entiendo cómo no hay nadie en el Universo capaz de pegarle un grito un día a esta muchacha).

Lo que si es seguro es que nos mudamos de despacho, porque se traen a Gente de Torrespaña y como parece que no hay nigún otro lugar en Prado posible, van a hacer obras en la cuarta planta para unir tres despachos y que quepan todos. Esta mañana he estado buscando piso con Antonio Ramos, que ejerce estupendamente de agente inmobiliario (literal), y creo que nos vamos a mudar a un ático muy soleado en la planta alta de Moviolas, que no está mal, aunque perderemos las vistas de los espectaculares amaneceres sobre Madrid en invierno de cada mañana.

sábado, 19 de julio de 2008

Chaplin/Keaton en el Caixa Fórum

Cuando mi hijo mayor tenía dos años compramos El maquinista de la General en vhs, y durante varias semanas se la veía todos los días, con lo yo prácticamente me la aprendí de memoria. Un par de veces he estado tentado de llevármelo a verla, ahora que es mayor, y es improbable que la recuerde. Volví a verla hace dos o tres años en Cannes, a raíz de su remasterización para su lanzamiento en dvd, con orquesta en directo interpretando la banda sonora que un superprestigioso compositor japonés había creado para la ocasión, aunque a mí me gustaba más la música que recordaba de mi vieja cinta, pero sirva esto para concitar la envidia de mis lectores.
Pasan la peli en el Caixa Fórum este martes, en el ciclo que dedican a Chaplin, en programa doble con El gran dictador. En realidad, esto viene a cuento, aparte de que tal vez alguien igual no ha visto esta obra maestra total, para contar que esta película tiene mi gag "romántico" favorito de la historia del cine, cuando Keaton ha rescatado chica y locomotora (o locomotora y, de rebote, chica) y van huyendo de las huestes norteñas, y él anda echando troncos compulsivamente en el fogón. La chica coge una pequeña astilla, y la echa toda hacendosa al fuego. Keaton se queda parado, con ese rostro donde cabía toda la estupefacción del mundo, mirándola, y le entrega una astilla todavía más pequeña, que ella toda orgullosa arroja al fuego, momento en que él la agarra del cuello, para estrangularla, hasta que acerca su rostro para besarla.

El hombre elefante, con El País

Anteayer soñé que hablaba con una compañera, y le decía que El hombre elefante era la mejor película de los 80. Le conté el sueño a Susana, y hoy me ha mandado un mensaje informándome de que El País vende la película con el periódico. Lynch rodó esta película después de hacer Eraserhead, esa pesadilla siniestra y fundacional que, desde luego, no hacía presagiar que su autor se haría cargo de este impresionante fresco victoriano que narra la vida de Merrick, un personaje histórico que pasó de ser monstruo de feria a celebridad de la alta sociedad. El hombre elefante es la gran epopeya de la subjetividad pura que ha dado el cine contemporáneo, encarnada en esa llaga andante que es su protagonista, con quien ninguna identificación imaginaria es posible. Hermosa hasta la inverosimilitud, la convicción con que Lynch afronta la historia resulta tanto más sorprendente viendo la deriva posterior de su obra, donde el escarnio de cualquier ley y un universo anegado en la psicosis son norma obligada.

Soy un cyborg

Park chan wook se benefició del prestigio que atesoró el cine coreano durante una década, y que todavía colea, ahora que los festivales andan buscando nuevas sensaciones en Rumanía, Tailandia y Filipinas, y sus tres últimas películas se han estrenado en España, lo que es casi un récord. De Soy un cyborg, que se pasó en Berlín el año pasado, voy a contar una anécdota que supongo que ya conocerán los cinco o seis lectores del blog, pero así queda inmortalizada. Esta película está protagonizada por Asia, una estrella pop tan inmensamente popular en Extremo Oriente como desconocida en mi casa (sí, sí, ya sé que eso no tiene ningún mérito). El caso es que me tocó a mí hacer la entrevista (menos mal que me enteré minutos antes de que Asia era el chico, y no la chica, como había pensado hasta entonces), y allí estaba, siendo presentado al bisbal de ojos rasgados cuando percibo a mi alrededor decenas de rostros coreanos aterrorizados. "Aquí pasa algo raro, y yo tengo que ver con ello". Y efectivamente, miré hacia abajo y vi que Asia me tendía la mano, y llevaba así unos cuantos segundos, los suficientes como para que se extendiera la sensación de que algo iba a salir mal. Por supuesto, en ese momento agarré su mano y le saludé efusivamente, y hasta casi le doy un abrazo, y le hice una entrevista de la que no recuerdo absolutamente nada, salvo que estaba al lado de la actriz, que era preciosísima, como todas las menudas y frágiles actrices coreanas, que se diría que no hay gordas allí.
Como recordarán todos los cultivados lectores del blog, Park Chan Wook se hizo famoso cuando Tarantino le dio el Premio especial del jurado en Cannes por Old boy, esa retorcidísima y delirante versión del Edipo rey que sorprendió bastante, aunque me huele que su hipermanierismo visual y narrativo aguantará mal el paso del tiempo. Sympathy for Lady Vengeance era más de lo mismo, probablemente, pero a mí me enganchó mucho y diría que es su mejor película, y si alguno de los asiduos al blog no ha visto nada de este director y le pica la curiosidad, le recomiendo que empiece (y casi termine) por ésta.
Soy un cyborg también es muy manierista, o barroca, o brillante visualmente, y para mí tiene un hándicap insalvable, y es que no soporto la presentación esteticista de la locura. Es una historia de amor entre dos residentes megacool de un manicomio, la guapísima coreana que se cree un robot (cyborg para las nuevas generaciones) y la estrella para adolescentes, que va siempre con una máscara y no recuerdo por qué andaba por allí. Con los locos pasa como con las reconstrucciones de los campos de concentración, que basta haber visto algunas imágenes documentales para que cualquier reconstrucción ficcional suene a falsa, y aquí, desde luego, ni lo intentan.
Pero como no todo van a ser cosas negativas, cuento que como historia asumidamente artificiosa de amor funciona, y que tiene una secuencia maravillosa en que el chico hace creer a la chica que le está incrustando en su interior un mecanismo que le permita alimentarse de comida, y no de pilas, que como todo el mundo sabe es la única dieta que admiten los cyborgs, y que hace que merezca la pena acercarse a ver la peli.




Prométeme, de Kusturica



Kusturica es conocido por ser de los pocos directores de cine con un par de Palmas de oro en su haber y porque en la última guerra balcánica fue de los pocos (junto a Handke) que no se adhirió a la generalizada opinión de que los serbios eran los malos, los bosnios los buenos y los croatas según tocara. Este año ha presentado en Cannes un esperado documental sobre Maradona (en su anterior vida brillante jugador de fútbol y famosísimo cocainómano, y en su actual avatar profeta y mesías de una de las últimas religiones que han aparecido sobre la tierra), que según Alberto es una pugna entre egos desmesuradamente megalómanos por ocupar la pantalla.
Prométeme se acaba de estrenar en España casi de tapadillo, y probablemente no merezca mucho más, porque es un Kusturica de saldo, que parece escrita y dirigida con desgana, o dejada al aprendiz del taller que manufactura kusturiquiadas para el mercado del cine de autor. Tiene a su favor la estrucutura de cuento iniciático (un abuelo que manda a su nieto adolescente a buscar un icono y una esposa) y lo guapísima que es la protagonista, y en su contra casi todo lo demás, desde el malo malísimo que articula discursos políticamente correctos sobre la democracia hasta el barroquismo grtotesco de la puesta en escena, que parece un cruce de Fesser y Jeunet. Y si alguien quiere saber si sale la banda de toda la vida tocando frenéticamente en una boda, pues sí, también sale.

Vuelta al trabajo

Casi una semana sin entradas en el blog! Marga se hizo un curso de bloguismo y me insistió en que el primer mandamiento del bloguero es la constancia y (a ser posible) la regularidad. Pues tras unos días de inactividad creativa y felicidad vital volvemos con un montón de ganas de escribir, y para abrir boca contamos como van algunos asuntos que quedaron abiertos en entradas anteriores:
- Angelines me cuenta en la ruta que ya están preparados los míticos pendrives que tan soliviantados tenían a medio Buñuel y a la inefable Oró, y que el lunes puedo ir a recogerlos. Se admiten consejos sobre el procedimiento a seguir para su entrega, que prometo aparecerá aquí prolijamente descrita.
- Empecé Un extraño en mi tumba, de Margaret Millar, el consejo de Mercedes, y no me gustó (demasiado artificioso para mi gusto), así que lo he abandonado por el Werther que me ha pasado Susana, en la traducción del XIX que tiene un estilo desmelenadamente romántico, pero que da la impresión que tiene bastantes errores de interpretación, porque uno se tropieza con abundantes incongruencias.
- Creo que a estas alturas todos nos hemos visto la expo de Mucha, y supongo que también la de Steitchen en el Reina Sofía. A ver si un día quedamos para ir al Museo del traje a ver las fotos de moda del famosísimo fotógrafo, del que no sé como he podido vivir hasta ahora sin tener ni la más remota idea de su existencia.
- He recogido mi pack Lean de la librería, aunque por ahora ando en otros menesteres y hay un James de por medio.
- Para acallar las voces que me acusan de que sólo escribo de pelis raras que nadie ha visto y que sólo pasan en ignotos emplazamientos voy a hablar de varias películas que están en cartel.

domingo, 13 de julio de 2008

Yo soy un otro

Esta mañana hemos inaugurado Bernardo y yo nuestra asistencia a sesiones matinales de cine con Los cronocrímenes, cuyo estreno ha despertado tanta expectación y de la que se oyen halagos desmesurados a la mínima que pones atención. Lo mejor ha sido acudir a verla antes de tener los prejuicios críticos atiborrados de críticas anteriores.

Así que como no quiero distorsionar vuestra visión, sólo os aconsejo con vehemencia que vayáis a verla. Aunque no os gustara nada el guión (impecable), ni la puesta en escena (sobria y con ese punto desasosegante de las nieblas cántabras), ni el suspense in crescendo (porque os angustie la inmensidad de lo desconocido) tendríais que verla por Karra Elejalde, ese actor inmenso que convierte todo lo que toca en verosímil, tremendo y conmovedor.

En definitiva, si esto fuera el Cosmopolitan, diría que se trata de un 'must'. Pero como es el blog de Enrique, digo que es el acontecimiento de la temporada y que hay que verla para que luego podamos atacar, como si de una cebolla se tratase, sus múltiples lecturas y su genuino encanto de obra artesanal.

jueves, 10 de julio de 2008

La forja de un héroe, o el día en que encontré un libro en la fnac

Como consecuencia de que Melús me hubiera dejado tirado para la comida cambiándome por la Bernal, me subí a pegar la hebra con Mercedes a su despacho, y a cambiar los dos platos y postre de rigor por una manzana, una cerveza y una magdalena, con la idea de saltarme el almuerzo y así cumplir antes las cuatro horas de jornada laboral que se consideran el mínimo para que se contabilice. En esto que Mercedes contó que se había comprado varios libros de una de sus autoras favoritas, Margaret Millar, de la que un servidor no sabía nada y cuyo nombre le sonaba lejanamente de haberlo leído en un artículo que glosaba la aparición de una colección de novela negra, extremo este que mi compi confirmó.
Y como iba al fnac a ver la presentación del trailer de Javier, y llegué pronto, me acerqué a la sección de libros de bolsillo a ver si lo encontraba. Dado que mis últimas cuatrocientas experiencias en ese sitio se pueden resumir en:
A) búsqueda infructuosa en anaqueles de un libro o un dvd
B) consulta a algún dependiente al respecto
C) búsqueda en el ordenador con ineluctable resultado de agotamiento de las existencias
no tenía ninguna esperanza de tomarme con el ejemplar en cuestión. Pero es obvio que los hados hoy estaban de mi lado, porque he encontrado sin demasiadas dificultades (vamos, que estaba en la letra que le correspondía) Un extraño en mi tumba, el libro que me había sido recomendado.
Mercedes me ha dicho que ponga aquí mis hipótesis acerca del malo, y no me ha dado tiempo a decirle que mi fórmula es sencilla: aquel que encarne en el relato la ley será el malo. No es una regla infalible (salvo para cuando sea un traidor: en ese caso será alguien que encarne la posición del padre el que sea un farsante), pero no suele fallar.

Engorros delicados

Hay momentos complicados en la vida de un ayudante de producción que al común de los mortales se le escapan. Uno de ellos llega cuando, tras un programa, gala o lo que sea, se le encarga que reparta unos obsequios entre el equipo. Ya pueden ser unas gominolas o un chupete, cualquiera que se considere con derecho a reconocimiento y se quede sin obsequio se convertirá en enemigo acérrimo para toda la vida. A los de comercial, que hicieron una gala en el decorado de Identity, no se les ocurrió otra cosa que pedir una lista de todos los que habían participado en ella para dejarles un "detallito" (un pen-drive). Saqué la lista del sgpp tal cual y se la mandé por fax. Días después el diluvio se derramó sobre mí, por lo incompleta que era. Así que le dije a Antonio Martín, factotum de Buñuel, que me la confeccionase él. Pues allí en la lista aparecieron, por ejemplo, siete individuos adscritos a los servicios eléctricos de Buñuel, y otros tantos de climatización, y de mantenimiento, y de... Luego tenemos el caso de Montse Oró, la decoradora, que por no sé qué razón no estaba en el sgpp y se había quedado sin su pen-drive, y parece ser que estuvo revolviendo en los cajones del despacho para llevarse el mío. Como su caso me parecía el más obvio en cuanto a ausencia inmerecida, se lo dije a una de las chicas de comercial, que me miró atónita y me dijo que Montse Oró se había llevado una bolsa de regalos delante de sus narices (dato este que ha sido confirmado por otras fuentes más que fiables). Pues ahí sería digna de pasar a los anales de la historia el estupor ofendido del rostro de la Oró cuando le comenté lo de su bolsa. Y en esas estamos.

miércoles, 9 de julio de 2008

El pack Lean para las vacaciones






Tras comprobar que tanto Doctor Zhivago como Los sietes pilares de la sabiduría y Pasaje a La India están publicadas en ediciones de bolsillo, he encargado los tres para pasar un verano comprobando similitudes y desviaciones entre las adaptaciones cinematográficas y sus referentes literarios. Y para el que argumente que esa información carece incluso del mínimo interés que hasta a una entrada de un blog como éste se le puede exigir, diré que es cierto, pero su brevedad hará que Mercedes se lo lea entero (cosa que no hará con las novelas, refractaria como es a los tochazos)

ALGO PASA EN IDENTITY

Para Mercedes, que sólo lee entradas cortas

Para los que piensan que trabajar en Identity es una experiencia tediosa, podemos contar que el otro día nos encontramos de concursante a una oxigenada rubia de bote, con color de piel propia de quien gasta una parte importante de su tiempo de ocio merendando bajo rayos uva. La susodicha concursante falló en seguida sus dos primeras elecciones, y se fue a casa. Pero lo divertido fue que nos enteramos de que como acompañantes (dos personas que cada concursante se trae de consejeros y que aparecen en imagen) se había traído a su hija y al director de la sucursal bancaria donde trabaja, que la mujer del director se había enterado del tomate, había cogido un avión a madrid y se había presentado en los Estudios Buñuel, donde desgraciadamente alguien decidió no dejarla pasar y mandarla a un hotel.

TRAILER EN LA FNAC

Cuelgo aquí la nota de prensa o publicidad del tráiler que ponen en la Fnac el jueves, un poco pretenciosa, es cierto (o tal vez entregada al pitorreo más absoluto). Javier es un amigo de mi hermana, y allí estaremos. Aclarar que lo único que se ha rodado es el anuncio, la película está a la espera de que se encuentre financiación.


-PRESENTACIÓN DEL TRAILER DE LA PELÍCULA
"PULSIONES " , de Javier de la Torre-
CONVOCATORIA
Con la presencia de:
Javier de la Torre
Chiqui Fernández
Asier Etxeandía
Aida Folch
Lia Chapman
Beatriz Segura
Ramón Esquina
Marika Pérez
Tomás Pozzi
FÓRUM FNAC CALLAO (C/ Preciados 28)
JUEVES 10 DE JULIO a las 19 h


Javier de la Torre presenta el trailer de la película "Pulsiones" en la Fnac Callao

Aplicando una lógica incuestionable, el sorprendente director de cine Javier de la Torre ha llegado a la conclusión de que no existe una forma mejor de vender un proyecto que haciendo una prueba piloto espectacular, o cinematográficamente hablando, un trailer. Con esta idea rompedora, el próximo jueves 10 de septiembre a las 19 h en el Fórum de la Fnac Callao, Javier de la Torre presentará el trailer de su próxima película PULSIONES . El trailer está protagonizado por Juanjo Artero y serán 3 minutos intensos de alto voltaje erótico y dosis de terror, donde fiel a su estilo, Javier nos regala el lado más sexual de muchos de los actores que lo protagonizan.

Acompañando a Javier de la Torre , esta tarde estarán una gran parte de los actores que forman el reparto del trailer y del próximo largometraje PULSIONES, como Chiqui Fernández, Asier Etxeandía, Aida Folch, Lia Chapman, Beatriz Segura, Marika Pérez, Tomás Pozzi y Ramón Esquina estarán esta tarde arropando al genial director Javier de la Torre en su noble objetivo común de poder rodar la película PULSIONES.

Javier de la Torre ha obtenido recientemente un reconocimiento en el festival de Cine del Mar de Ibiza al mejor cortometraje por "¿Iguales?". También dirigió el largometraje CUÍDATE DE MÍ, y los cortometrajes YA LLORÉ LO QUE TENÍA QUE LLORAR, EL GRITO DE MUNICH, o COULEUR ABSENTE. "PULSIONES" será el largometraje que de a conocer internacionalmente a uno de los mejores talentos en dirección que actualmente tenemos en la actual escena cinematográfica. El próximo jueves comenzará un camino imparable.

martes, 8 de julio de 2008

Otras artes, otros mundos




Sirva esta modesta entrada para romper una lanza en favor de las artes plásticas, ya que las cinematográficas cuentan en este blog con esmerados cronistas.


Quiero recomendar vivamente la exposición del excelente artista del collage Sean Mackaoui, en el Círculo de Bellas Artes. No me extenderé aquí acerca de sus imaginativos montajes, su crítica mordaz y su depurada técnica. El que sienta la llamada, que saque sus propias conclusiones tras la inmersión en su arte.



También está estos días en una galería conocida por su buen criterio una selección de obras de Tom of Finland. Hay que contextualizar justamente a este dibujante de trazo aparentemente sencillo para comprender su trascendencia en el proceso, siempre cambiante, de la "salida del armario" que protagoniza la comunidad homosexual masculina desde hace unas décadas, y su influencia en la estética artística gay. Ignacio Goitia, pintor vasco, es uno de sus alumnos más brillantes.
http://www.espaciominimo.net/em.htm


And last but not least, la exposición Alphonse Mucha en el Caixa Fórum es visita obligada para redescubrir el Modernismo, cuya estética se nos hace un poco manida gracias (o por desgracia) precisamente a su éxito en comunicar, su brillantez y colorido.

Estamos tan acostumbrados a que nos bombardeen con anuncios y poses 'a la maniera di' que cuesta emocionarse con el genuino Modernismo. A mí me ocurrió con una exposición de Ramón Casas, nuestro cartelista ibérico. Espero que a vosotros os pase lo mismo con Mucha.

lunes, 7 de julio de 2008

Lawrence de Arabia



Las casi cuatro horas de Lawrence de Arabia nos agotaron a los que fuimos a la Filmoteca (salvo al irreductible Alejo), y eso que un montón de razones, muchas de ellas extra-cinematográficas, ayudan a disfrutar de una película muy popular en su día, pero que para un espectador "normal" de hoy en día debe de resultar casi tan difícil como El viaje de los comediantes, por poner otro ejemplo de tocho histórico de la misma época.
La rebelión árabe contra el imperio turco (que llevaba siglos en la zona) fue apoyada con tibieza por los ingleses, que siempre se negaron a dar armas en exceso a los que ya veían como súbditos suyos (como los norteamericanos de hoy a los iraquíes, vamos), y siempre ha sido considerada una cuestión muy secundaria en el desarrollo de la Primera Guerra Mundial, aunque los conflictos de la zona han vuelto a sacar a la luz la protohistoria de la crisis, o sea, el infame acuerdo Sykes-Picot, por el que Francia e Inglaterra se repartían la zona turca (el dominio se terminó prácticamente con la crisis de la nacionalización del Canal de Suez, cuando EEUU y la URSS les dijeron que los que mandaban entonces eran ellos, y que se dejaran de batallitas de abuelos). La película muestra simplificada pero convincentemente los tejemanejes políticos de las potencias y, sobre todo, las dificultades de unir a las diferentes tribus árabes, algo que sigue a la orden del día.
Siendo una película en la que no salen mujeres, Lawrence de Arabia es una película sorprendentemente poco viril: Peter O'toole interpreta al protagonista con un punto de afeminamiento bastante marcado, y el porte digno de Omar Sharif lo que hace es que la pareja parezca un matrimonio. La escena en que Lawrence es torturado y violado por los turcos es casi escandalosamente ambigua (¿qué tipo de goce se inscribe en su rostro?¿por qué parece un iluminado tras su paso por el calabozo?). Sin duda, el gran logro del film es el retrato de Lawrence como un pozo de contradicciones: nunca se ha sabido si realmente era tan ignorante de lo que se tramaba en las alturas a espaldas de los árabes, y desde luego se preocupó mucho por construir su leyenda. El Lawrence real debió de ser tan megalómano y narcisista como el de la película (genial la escena en que se pasea como una diva ante sus admiradores sobre un tren que acaba de ser atacado, y en el que un travelling acompaña a los enardecidos guerreros siguiendo a la sombra de Lawrence, una sombra omnipresente en toda la película, y que nos habla de la inconsistencia simbólica del personaje, en cierta manera un espejismo imaginario).
Otro de los valores de la película es su fisicidad: décadas antes de que los efectos digitales evaporasen la carne (lo real) de la pantalla, si querías poner a ochocientos tíos a caballo en un desierto, allí te tenías que ir con ellos. Aquí el sol y el polvo son axfisiantes, y cada metro atravesado es una heroicidad.
Lawrence escribió un libro sobre su experiencia en la guerra, Los siete pilares de la sabiduría, cuyo primer manuscrito se perdió; de siempre ha circulado la leyenda de que era muy superior al que reescribió. También se ha comentado mucho cuanto de elaboración ficcional hay en él. En cualquier caso, no parece que los norteamericanos se hayan llevado a ningún Lawrence a Irak o a Siria para hacer amigos poe aquella zona.

jueves, 3 de julio de 2008

DE IGUANAS Y AYUDANTES DE PRODUCCIÓN

Como todo el mundo sabe en Prado del Rey y parte del extranjero, en el Curso de Español tenemos una iguana. Casandra está dada de alta en todas partes (tiene incluso una matricula), como propiedad de Televisión Española. En realidad, la cuidamos entre todos los compañeros del programa. Todos le saludan, le traen comida, le hacen carantoñas... pero el trabajo sucio lo hace producción (como siempre, y en esta ocasión no lo digo como una queja, tanto Carmen como yo estamos encantadas de ocuparnos del bicho). Marisol, la documentalista, nos mantiene informados permanentemente de los cuidados que requiere el animalito, y ejerce incluso de psicologa iguanil, hasta el punto de dar tanto la brasa con que nuestra Casandra estaba triste y deprimida, que Carmen no pudo más y hace un par de semanas la llevó al veterinario. Tal y como suponíamos, la iguana está como una rosa, no hay más que verla, el color tan bonito que tiene y lo gorda que se está poniendo. Cada vez es, además, más activa. Yo me encargo de pasearla, y en pocos meses ha pasado de permanecer acurrucada en la palma de mi mano a reptar por mi brazo sin verguenza e incluso a atreverse a saltar desde alturas bastante elevadas.

Ayer fuimos a comprarle comida y sustrato para reciclar el que tiene en el terrario a una tienda de animales. En la cola de pagar, nos encontramos con una señora que también se llevaba comida para iguanas. No pude resistirlo y le pregunté: "¿la suya que edad tiene?", a lo que la señora respondió "tengo dos, de tres años". Tragué saliva antes de formular la siguiente pregunta: "¿y cómo son de grandes?", a lo que la señora respondió: "uy, enormes, hemos tenido que construirles un mueble a propósito para tenerlas en el salón" (e hizo un gesto con las manos señalando el tamaño de los animalitos, de aproximadamente un metro de longitud). A continuación continuamos la conversación, nosotros explicando las costumbres de nuestro especímen y ella, con mucha más experiencia, contándonos cómo habían evolucionado los suyos (y hablando de ellos con muchisimo cariño). Incluso nos recomendó un tipo de comida concreta que al parecer a sus iguanas les vuelve locas. Total, que nos fuimos de la tienda la mar de contentos con toda esa información nueva acumulada y la comida especial, que le trajimos a Casandra como si se tratase de una tarta de chocolate.

Hoy teníamos que darle con una jeringuilla en la boca unas vitaminas que nos había encargado el veterianario. A continuación había que esperar a que hiciera caca, recogerla y llevarla a la clínica para que lo analizasen. Y así ha sido: esta mañana la he sacado del terrario para darle la medicina. El animalito debía sospechar algo, porque se ha mostrado especialmente nerviosa y me ha arañado como nunca (las uñitas son tan finas como alfileres, pero nunca llegan a clavarse profundamente, las mueve escarbando rapidamente y lo que consigue es levantar la piel de las manos y dejarlas escamadas). Incluso ha saltado de mis manos al suelo y he tenido que perseguirla por todo el despacho. Finalmente he conseguido que abriera la boca y se tragara todo el liquido de la jeringuilla. A continuación venía la parte más difícil: esperar que hiciera caca y recoger la muestra. Si lo hace en el terrario lo entierra, por lo que la he tenido sobre una mesa, a la vista, para que fuera más fácil de identificar (con cierta preocupación por parte de Mariví, convencida de que si cagaba encima de un teclado nos chafaría el ordenador completo). Viendo que así no había manera, me la he llevado al baño de chicas, que me parecía un lugar más adecuado. Y he actuado con ella como con un bebe: le he dado un baño relajante, le he acariciado la barriguilla, y ¡voilá! ha hecho la caca deseada. He recogido la muestra en un tubo de ensayo que he robado del gabinete médico (en realidad he ido a pedir uno, pero no he encontrado a nadie, y había una caja llena de tubitos para hacer análisis y me he llevado uno sin decir nada, y dando gracias al cielo de no tener que dar explicaciones acerca del asunto) y Valentín me ha llevado raudo y veloz a la clínica veterinaria para animales exóticos que hay en la calle Juan Álvarez Mendizábal, junto a la cafetería Viena, en el barrio de Argüelles (que mira que es pija nuestra iguana). Allí me han dicho que tendremos los resultados el lunes y que si todo está bien, que es lo más probable porque la cuidamos como a una reina, la siguiente revisión tendrá que ser en un año.

miércoles, 2 de julio de 2008

La hija de Ryan: una introducción

Qué barbaridad, qué digo el azar, nada por debajo de un designio divino puede haber hecho que coincida en este blog, cuyo número de lectores aumenta exponencialmente (habiendo pasado de dos a ocho, que para los que no recuerden las matemáticas de EGB, es dos elevado a tres), la entrada acerca de El hombre tranquilo (casi un encargo de Susana) con La hija de Ryan, que pasaban ayer en la Filmo para éxtasis de los elegidos que allí estábamos (no demasiados, todo hay que decirlo). Pues estas dos películas forman un díptico extraordinario por similitudes y, sobre todo, oposiciones, ideal programa doble para darse un atracón de cine y entrar en eruditas disquisiciones sobre puesta en escena, destinadores simbólicos, la relación entre goce y comunidad, chivos expiatorios y todo tipo de temas aquí recurrentes.
Como hasta el final del ciclo que le ha dedicado la Filmoteca no me he decidido a frecuentar las películas de David Lean, al que trataba con la condescendencia con que el grueso de la crítica le considera (a pesar del entusiasmo de Alejo, que yo creo que es el que me ha animado a pasarme por el Doré, aunque haya sido a última hora), no tenía ni idea de que La hija de Ryan había sido un rotundo fracaso en su filmografía, y que se había tirado catorce años sin rodar, y todas esas cosas sobre esta película que, por lo que me cuenta Susana, sabía todo el Universo menos yo. Y da un poco igual, porque lo que pasara en su estreno hace casi cuarenta años nos importa un bledo (aunque lo bueno de un blog es que se pueden aventurar hipótesis más o menos arriesgadas: tras verla diría que una época tan convencionalmente transgresora como la de inicios de los setenta no era capaz de aceptar cosas tan escandalosas como esa visión aterradora de una comunidad embarcada en una -justa- guerra de liberación, por no hablar de la dignidad de la figura del sacerdote católico, probablemente el último cura en la historia del cine a la altura de su cometido simbólico), porque La hija de Ryan es una película sublime, extraordinaria, un alarde de plenitud de facultades plásticas y narrativas, y aunque dejo el análisis para otra entrada, contar que volvemos a asistir al trayecto de una mujer enfrentada a la imposibilidad de acceder al goce, que ya oigo las protestas por lo que me repito.
Y en vez de contar el argumento, voy a proponer alguna película para acompañar el visionado de ésta: la ya citada El hombre tranquilo (casi su opuesto); Dies Irae, de Dreyer (que a ver si le quitamos de una vez la caspa a Dreyer del rollo del misticismo, cuando se pasó toda su vida obsesionado con el tema del goce femnino-y su imposibilidad-); La emperatriz Yang Kwai Fei, de Mizoguchi (el otro gran director de la historia del cine que dio vueltas al tema), que repite también la escena de la turba que lincha a una mujer como metáfora de la pulsión que no encuentra una vía de canalización; y El espíritu de la colmena, cuyo protagonista masculino (Fernando Fernán Gómez) bebe directamente del Robert Mitchum de esta película (éste se dedica a las flores como el otro a las abejas).

La hija de Ryan, o la obra total


"Después de leer todas estas entradas apasionadas sobre David Lean, por fin vi anoche La hija de Ryan, en DVD, lamentablemente, y digo lamentablemente porque está claro que es una peli para ver en el cine, aunque mi copia era muy buena y los azules del mar y los verdes del campo eran maravillosos. Y me gustó mucho, muchisimo(aunque yo prefiero Doctor Zhivago). Visualmente es una pelicula preciosa: la luz, el color, las fotos de la pleamar, de las mareas en las inmensas playas,los acantilados,los espacios abiertos... Y la historia es verdaderamente emocionante. Rose es una chica con la cabeza llena de pájaros, la chica más especial del pueblo (no hay más que ver a las otras), la que lee novelas románticas... y la que tiene claro que quiere tener una vida diferente a la que tiene y que quiere ser otra persona, y está segura de que la única manera de conseguirlo es a través del matrimonio... y del sexo. El problema es que se equivoca de hombre (como siempre, porque si no, no habría historia). Se casa con el maestro del pueblo, un fantasma del tipo de hombre con el que sueña, que está claro que la quiere muchísimo, pero no deja de tratarla como a una niña o a una alumna. Rose lo que espera es sentirse deseada, no querida. Y el profesor no cubre sus expectativas, por lo que se siente tremendamente desgraciada, y nadie es capaz de alcanzar a comprender por qué (nos lo cuenta en todas esas conversaciones que tiene con el cura, que al parecer es el único con sensibilidad suficiente para darse cuenta de lo que le pasa, aunque está claro que desde su posición no puede autorizarla a dar rienda suelta a sus deseos).
Hasta que aparece el mayor. Tampoco es un principe azul, todo lo contrario, un oficial de guerra, retirado de la primera linea del frente, con heridas físicas y psicologicas de las que no se podrá desprender jamás. Él se refugia en ella y ella encuentra en él la mirada de deseo que necesita. Ambos cubren sus necesidades de afecto. ¿Y qué pasa con el profesor? Sospecha y conoce desde el principio la infidelidad de su esposa, pero no deja por ello de querer a Rose. Sobre todo después del linchamiento del final, donde es humillada públicamente delante de todo el pueblo, una sociedad que al parecer no puede soportar que individuos diferentes convivan dentro de la comunidad (y mucho menos una mujer que desea y goza, qué descaro). El final es precioso. Se marchan del pueblo, cogidos del brazo, apoyandose mutuamente, ella esconde su cabello trasquilado bajo un sombrero que sale volando, una de las niñas del pueblo, fascinada igual que la Rose del principio por el hombre-profesor, le regala un ramillete de flores silvestres; Rose besa cariñosa a Michael, el tonto del pueblo enamorado de ella, al que siempre ha rechazado con cierta repulsión, identificandose con él por primera vez o quizás al reconocer en Michael la humanidad que siemre le ha negado. Y el "regalo" de despedida del Padre Hugs, planteando la duda de la separación del matrimonio (creo que es evidente que no se separarán). En ocasiones me ha recordado algún momento fordiano: toda la comunidad unida, junto al lider de la resistencia local y frente a la protagonista, igual que "En el hombre tranquilo" toda la comunidad vivia pendiente de las peripecias de O´Hara y Wayne. Y la foto del pueblo, las dos hileras de casas a lo largo de una calle, me ha traido la misma imagen del pueblo minero de Qué verde era mi valle. A cierto comentario acerca de que todas las mujeres estamos casadas con un maestro pero queremos estar con un mayor... pues es posible, aunque ninguno de los dos personajes da el tipo del todo. Como he dicho antes, el mayor no es ningún principe azul, y puestos a pedir, mejor tener un "hombre completo", capaz de querer y desear por igual."

Pues como Susana ha escrito este estupendo comentario me ahorro la mitad de lo que quería escribir sobre la peli, y me concentro en algunos momentos inolvidables:

- La escena de la noche de bodas, en la que Rose descubre que su marido no es el hombre que pensaba (un padre/maestro excelente, y por lo tanto un pésimo marido)

- El diálogo del Padre y Rose acerca de la insatisfacción de ésta. Las palabras del cura sobre los deseos insatisfechos que se cumplirán: un encadenado nos lleva a la llegada del Mayor, convocado a la vez por el deseo de ella y las palabras del cura (igual que el maquis de El espíritu de la colmena era convocada por el deseo de la madre y la interrogación de Ana -Torrent-).

- El momento en que Rose, a punto de ser linchada, descubre que su padre:

a) Es el traidor que ha delatado al pueblo

b) Ha traicionado a su comunidad para conseguir el dinero con el que comprar todos sus caprichos

c) Es demasiado cobarde para reconocerlo, y salvarla así de la humillación pública

- Toda la escena final:

Robert Mitchum y Sarah Miles atravesando el pueblo que los expulsa, acompañados por Michael y el cura.

Sarah Miles deteniéndose en la taberna de su padre, despidiéndose (para siempre), aunque en realidad diciéndole que lo sabe todo y que lo perdona, y él reconociendo que ha sido un mal padre y que Robert Mitchum puede ser un buen marido (la primera vez que acierta en su función de padre).

Michael horrorizado ante la cabeza afeitada de Sarah Miles, momento en que ésta descubre a Michael como su projimo (leyendo en el rostro del otro el mismo rechazo que ella había sentido previamente ante él) y lo acepta como un igual, al darle el beso de despedida.

El diálogo inconmensurablemente hermoso en que el sacerdote (que como buen destinador simbólico lo sabe todo) le dice a Mitchum que probablemente haga bien separándose de Rose, pero que lo duda, y que esa duda es el regalo de despedida

(Reivindiquemos los finales sublimes ¿por qué conformarse con menos?)

Por todo lo cual, es lícito decir que La hija de Ryan tiene un final feliz, (reivindiquemos los finales felices) aunque sólo sea porque los dos se van de ese pueblo (recordemos que lo que tienen en común el maestro y el Mayor -los dos objetos sucesivos del deseo de Sarah Miles- es que son los únicos personajes que aparecen en la película en el momento en que vienen del exterior)


martes, 1 de julio de 2008

El hombre tranquilo, o de una mujer que no es histérica















Como hay quién me acusa de que todos los personajes femeninos de los que escribo parecen el mismo, voy a hablar de uno diferente, que además tiene la fortuna de aparecer en la que probablemente sea la película más feliz de la historia del cine, además de una de las más desmelenadamente eróticas. No conozco a ninguna mujer a quién no le guste El hombre tranquilo, e imagino que parte de la culpa la tiene Mary Danaher, esa testaruda pelirroja que tan claro tiene su deseo y que tantos desvelos y trabajos se toma para conseguirlo. Habría que interrogarse seriamente acerca de la popularidad de esta película, pues su tema central es diametralmente opuesto a la doxa dominante acerca del sexo como uno de los compartimentos del ocio y una práctica estrictamente privada. Si algo está claro en la película, es que tan vital es para la supervivencia de Innisfree como comunidad que Sean Thorton y Mary Danaher acaben juntos en la cama, como que lo hagan en condiciones: el sexo es una pulsión potencialmente devastadora pero imprescindible (en Ford abundan los fuegos, tanto arrasando casas como calentando hogares o cocinando alimentos), sagrado en un sentido batailleano, y todos los habitantes son conscientes de que se juegan mucho en el hecho de que la relación llegue a buen término.

El cine es prácticamente el único espacio que en nuestra contemporaneidad ha mostrado hombres a la altura de la demanda del goce femenino, y no hay duda que esta película de Ford es una de los ejemplos más precisos y gozosos. Mary es una de las mujeres más desaforadamente deseantes que se han visto en la pantalla, pero exige a Sean una serie de pruebas que demuestren que está a la altura de su deseo, a la par que demanda que la valore públicamente, ante sus vecinos, lo que implica, en último término, un enfrentamiento físico con el hermano de ésta (el varón que, en ausencia del padre, debe entregarla con todos los atributos del objeto valioso, en este caso la dote). Un malentendido hace que ella piense que la renuencia de Sean a exigir por la fuerza lo que, a la postre, la hace valiosa, se deba a la cobardía, aunque el espectador sabe que es debido a otro tipo de terror: Thorton fue boxeador, y en una pelea mató a su contrincante: el verdadero trauma no es tanto la muerte en sí como el goce siniestro y exultante que le invadió en ese momento. Mary se empeña en sus exigencias hasta un punto en que la comunidad se ve amenazada, pero no transige (casi se podría decir que es una heroína en sentido lacaniano, al no cejar en su demanda). La pelea final se convierte en un jolgorio en la que todo el pueblo participa, un ejemplo de fiesta transgresora (en la que hasta la autoridad tiene un papel) que sustenta la cohesión social. Sólo una persona se la pierde, la propia Mary, que sabe cuál será el resultado para su vida gane quién gane la pelea.

Pasaje a la India: la muerte sacrificial o la ley del relato

Ya entregado a la escritura compulsiva voy a describir lo que podría llamar así, la ley del relato, a falta de un conocimiento extendido de las categorías teóricas de última hornada sobre narrativa, a partir de un ejemplo estupendo que Pasaje a la India me brinda (y si me animo propondré varios). Empecemos con el ejemplo: el juicio contra Aziz por el intento de violación de adela se muestra en dos jornadas. Entre ellas, Lean sitúa la secuencia en que Mrs. Moore, que ha abandonada asqueada la India (lo que quiere decir a su hijo), muere en el trayecto de regreso en barco. Obviamente, los protagonistas del juicio desconocen este suceso (tendrán conocimiento de él nada más terminar éste), pero el lugar en que aparece en la película dota a la muerte de Mrs. Moore (madre simbólica de Adela) de un carácter marcadamente sacrificial: es su muerte lo que parece insuflar en Adela el valor para afrontar la verdad, como si fuera un don que Mrs. Moore le concede en el momento de su desaparición. Esta "necesidad" de sentido es lo que podríamos llamar así, la ley del relato, que se manifiesta de diversas maneras. Otra sería lo que se podría llamar la pertinencia de las contradicciones, cuando el espectador percibe como necesario algo manifiestamente inverosímil de acuerdo con el principio de realidad. En la secuencia reseñada en la entrada del blog sobre Adela, resulta muy extraño que ésta, hiperprotegida como recién llegada a la India, se pueda pasear sola por el campo en bicicleta, hasta el punto de toparse con una ruinas desconocidas. Así, son precisamente las escenas más inverosímiles las que encierran la mayor intensidad emocional, pues responden a la verdad inconsciente (o fantasmática) del espectador.