Tras unos días en el camping de Motril, con mis compañeras también entregadas a la vida lejos de la Metrópoli y el blog abandonado, vuelvo con fuerzas más o menos renovadas para retomar su vena más pedante. Y empiezo con un par de citas de Borges (creo, porque una regla no escrita es que no consulto nada en el google, con lo que los errores serán numerosos). La primera es la de que el Quijote le gustaba más en su traducción inglesa. Se ha escrito un montón sobre la entusiástica recepción en Inglaterra de la novela de cervantes, y aquí ya hemos comentado algo a propósito de Sterne. Dickens era otro cervantino de pro, y el Pickwick se puede considerar un remake a la inglesa, con el prota empeñado en ser un caballero inglés de tebeo, aunque el personaje realmente genial es Sam Weller, el criado que Pickwick se agencia en el primer tercio de la narración, y que se come el libro y al resto de protagonistas.
La otra cita se refiere a que todo gran escritor crea sus propios precedentes, frase que se suele ilustrar con el ejemplo de Kafka, que es el que voy a emplear aquí. Kafka era dickensiano como Dickens era cervantiano, y hay páginas del Pickwick, referidas al funcionamiento de la justicia, que están indudablemente en el germen de El proceso y El castillo. Dickens odiaba la justicia, y se nota porque su inquina rompe la ironía y la sátira que predominan en el tono de la novela, y la furia se impone a cualquier prevención normativa. Tal vez sea Kafka el que nos ayude a leer esas páginas de Dickens como oscuros delirios visionarios y paranoicos, pero esa visión de la justicia tan propia de Kafka ya estaba en el escritor inglés.
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