Ya entregado a la escritura compulsiva voy a describir lo que podría llamar así, la ley del relato, a falta de un conocimiento extendido de las categorías teóricas de última hornada sobre narrativa, a partir de un ejemplo estupendo que Pasaje a la India me brinda (y si me animo propondré varios). Empecemos con el ejemplo: el juicio contra Aziz por el intento de violación de adela se muestra en dos jornadas. Entre ellas, Lean sitúa la secuencia en que Mrs. Moore, que ha abandonada asqueada la India (lo que quiere decir a su hijo), muere en el trayecto de regreso en barco. Obviamente, los protagonistas del juicio desconocen este suceso (tendrán conocimiento de él nada más terminar éste), pero el lugar en que aparece en la película dota a la muerte de Mrs. Moore (madre simbólica de Adela) de un carácter marcadamente sacrificial: es su muerte lo que parece insuflar en Adela el valor para afrontar la verdad, como si fuera un don que Mrs. Moore le concede en el momento de su desaparición. Esta "necesidad" de sentido es lo que podríamos llamar así, la ley del relato, que se manifiesta de diversas maneras. Otra sería lo que se podría llamar la pertinencia de las contradicciones, cuando el espectador percibe como necesario algo manifiestamente inverosímil de acuerdo con el principio de realidad. En la secuencia reseñada en la entrada del blog sobre Adela, resulta muy extraño que ésta, hiperprotegida como recién llegada a la India, se pueda pasear sola por el campo en bicicleta, hasta el punto de toparse con una ruinas desconocidas. Así, son precisamente las escenas más inverosímiles las que encierran la mayor intensidad emocional, pues responden a la verdad inconsciente (o fantasmática) del espectador.
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