lunes, 26 de mayo de 2008

Palmarés de Cannes 08

Pues volví a equivocarme. En el Palmarés se colaron un montón de películas que no me interesaban, por lo que las había descartado de antemano, aunque parece que hay reglas fijas como que los Dardenne se llevan premio seguro. No sé el peso que habrá tenido Sergio Castellito en el jurado, pero sorprende que las dos italianas a concurso se hayan llevado algo (Gomorra el Gran Premio del Jurado, el segundo en importancia). Lo de Cantet todos lo veían venir, la película tuvo una gran acogida, los franceses llevaban siglos sin ganar la palma de oro y la peli está muy bien, aunque yo la veía como Premio especial del jurado. Mis dos favoritas para la palma de oro se han llevado un rarísimo premio 61 edición a compartir entre la Deneuve y Eastwood. La actriz tuvo que hacer el papelón de decir lo emocionada que estaba, y evidentemente el director norteamericano no apareció por allí. En el Premio de interpretación femenina parece que contó el hecho de que la actriz ha sufrido un aborto, y lo de Benicio del Toro parece que es más que justo, aunque a mí ni el Che ni Soderberg me llaman la atención. Tal vez me parece amorfo el palmarés porque no tengo interés en ver ninguna de las premiadas. Pero tampoco parece demasiado descabellado.

domingo, 25 de mayo de 2008

Quiniela


Lo más divertido del último día es hacer una quiniela. Yo nunca he ganado la porra que solemos hacer, pero aquí adelanto el que creo va a ser el palmarés:

- La Palma de oro es para Eastwood o Desplechin. Lo malo de Changelling es que si no le dan la Palma de oro no parece probable que se atrevan a darle a Eastwood un premio de consolación, mientras que Desplechin puede lucir con orgullo el de mejor director, o el de guión.

- El especial del jurado parece hecho para que le caiga a Cantet por Entre les murs, que ha salvado la recta final del festival.

- Guión para el citado Desplechin o Two lovers, ya que es un premio que suele caer en pelis que juegan en el campo de la narración (la razón por la que no meto la de Eastwood, la candidata más obvia, es por las razones que doy arriba)

- Interpretación para Leonera (femenina). La masculina la dejo en el aire, porque no parece que el fiasco de Kaufman vaya a permitir que Philip Seymour Hofman se lo lleve

- El director, si no lo pilla alguno de los anteriores (Cantet o Desplechin, este año la presencia francesa ha sido más que potente), podría ser para Ari Folman o Brillante Mendoza (y el que no lo obtenga, que se lleve el del jurado).


De todas maneras, Alberto sostiene que la razón principal de lo incomprensible que suelen ser las decisiones que toman los jurados es que están formados por miembros que no van al cine, lo que explica, por ejemplo, la plaga de premios que se llevó durante un tiempo el cine iraní: mientras que críticos y espectadores estaban cansados de la misma fórmula, para el jurado siempre era la primera vez que se tropezaban con el minimalismo persa.



Y esta tarde veremos mi grado de acierto.

Última aventura

Salía de ver Two lovers cuando me ha llamado Alberto (que acababa de entrevistar a Cantet, el tapado de última hora) para contarme que a los vecinos del piso de abajo se les estaba inundando el piso. Me he ido para mi (aborrecible) estudio y allí me los he encontrado. Afortunadamente era una tubería exterior la que estaba perdiendo agua, y mientras aparece alguien en ese destartaladísimo edificio hemos cerrado la llave general, y hemos medio solucionado el problema, aunque en seguida han salido vecinos a sumar quejas sobre las chapuzas de la escalera. Pero eso me ha impedido ver cualquiera de las dos películas que pasaban a las once y que deseaba ver por encima de todo, la de Eastwood y la de Jia Zhangke (lo único bueno es que no he tenido que elegir entre ellas).

Two lovers






James Gray apareció a última hora en la lista de películas de la sección oficial con Two lovers, lo que resultó raro puesto que ya estuvo aquí el año pasado con otro film que pasó con más pena que gloria y cuyo título he olvidado, aunque en España lo acaban de estrenar. Estos Amantes en principio no me interesaban demasiado, pero resulta que la peli gustó a la prensa española (en realidad quiero decir a Alberto y a Nando, que me comentó que había una controversia a propósito de la cinta entre defensores y detractores). Esta mañana podía elegir entre esa (que se va a estrenar en España) y Serbis, la película filipina y marciana que, según rumores de fin de festival, tiene papeletas para llevarse algo (el premio del Jurado, por ejemplo, que ha caído en los últimos años en pelis como Tropical malady o Luz silenciosa), y me decidí por la americana, que podría ponerse al lado de La frontera de la aurora (que debería llevarse el premio a la película más injustamente tratada del festival, pues sin ser el mejor Garrel en su primera hora atesora el cine más hermoso que se ha visto aquí), con la que tiene interesantes ecos: en ambos casos hay un joven cuya promeredora relación con una mujer se ve corroída (a la vez que, en cierta manera, sostenida) por la pasión absoluta que siente por otra, en ambos casos rubia, dado que fue Hitchcock el que sentó cátedra de este triángulo en Vértigo. Tanto Garrel como Gray optan por filmar a ese objeto absoluto como un fantasma (de hecho, es un fantasma en la francesa, mientras que Gray opta por "forzar" la puesta en escena en un par de planos decisivos, en los que Gwynetrh Paltrow emerge en sombras de un arco, otra cita de Vártigo). En ambos casos la morena tiene familia, mientras que de la rubia sólo conocemos amantes (en Two lovers hay un padre en fuera de campo que sólo sabe gritar) También, es cierto, son muy interesantes las divergencias entre ambas películas, especialmente en lo que hace al desenlace. Mientras que Garrel opta por el desenlace a lo Werther, suicidio incluido, aquí nos topamos con una revisitación del mito de La edad de la inocencia ( la formulación literaria más precisa de esta paradoja que tanto le molaba a Freud).



Aunque fríamente acogida por el lobby cahier, que aquí cuenta lo suyo, podría llevarse premio al guión o a los actores, sin que parezca posible que batalle por los gordos. A mí me ha gustado, aunque a ratos me dejaba frío.

sábado, 24 de mayo de 2008

La aventura más grande

Resulta que después de la fiesta en Dolce & Gabana a la que fueron Jero y Jose, esta mañana amanecieron con un intruso en la casa, un joven desconocido que todavía no sabemos como apareció por allí. Jero se acababa de acostar y se levantó de un salto, lo agarró y casi lo mata. Los gritos hicieron que un vecino llamara a la policía. José se fue a afeitar porque tenía un reportaje con Natalia Verbeke y otras lumbreras del cine español, gracias a lo cual se había hecho con las entradas para la fiesta, y andaba loco porque todo el mundo se fuera (aunque a la poli les contó que era a Robert de Niro a quién tenía que hacer las entrevistas), aunque una vez que la policía andaba de por medio tuvo que darles el DNI. Han desaparecido unos cuantos euros que tenía por encima de la mesa (lo que ha permitido que todo el protagonismo no recaiga sobre Jero, héroe y villano del evento, ya que al parecer llegó en estado de coma etílico), y me ha mandado a la comisaría con Jero, como si temiera que un escándalo manchase su reputación. Jero estaba hecho polvo, al margen de que no había dormido, y se sentía bastante culpable, mientras que Jose no paraba de decir que el directo le había salido fatal. En la comisaría nos han pasado con un oficial, y he estado haciendo de intérprete. El allanador ha contado que le invitaron a dormir en la casa, y que incluso fue él el que pagó el taxi. Todo es un poco confuso, aunque la poli tampoco parecía especialmente interesada en que la cosa se complicase. Nos han dado a entender que con el individuo en cuestión no hay problema, así que imaginamos que los han mandado a algún sitio lejano.

My magic, de Eric Khoo


Eric Khoo saltó a la fama con su anterior película, Be with me, que también se pasó en Cannes, y que yo no he visto. Este año traía My magic, que a priori pintaba muy bien porque sólo duraba 75 minutos, todo un récord en un festival de cine, donde el plano eterno es casi obligado. Además, por esas casualidades de la vida, nos metimos todo el equipo a verla. Pues resultó ser una cosa de lo más naif, con un faquir alcohólico que tiene un hijo empollón, y que acaba redimiéndose castigándose en público espectáculo para sacar un dinero con que pagar su educación, hasta que se pasa de la raya con un mafiosillo de dibujos animados, que le paga para ques e deje torturar hasta casi la muerte, sin que se sepa muy bien por qué. Mientras tanto le vemos clavarse agujas por todas partes y ponerse a dieta de cristales y cuchillas de afeitar. En la entrevista nos contó que escribió el guión en tres días y la rodó en nueve, y que el vídeo le permitió grabar y montar más deprisa e iluminar con poca luz. Pues al parecer hay gente a quien le ha gustado.

Entre les murs




Me metí a ver la película de Cantet sin demasiadas ganas, casi porque había salido a desayunar con Alberto y tampoco tenía mucho más que hacer. El estilo visual me puso en su contra. Planos rodados cámara en mano, planos muy picados, interpretaciones muy naturalistas. Todo transcurre entre las paredes de un instituto de París, en una clase interracial hasta la exasperación. Un profesor de francés se las tiene que ver con un grupo de adolescentes que detestan su francés standard y a los que les encanta discutir su autoridad. A la media hora la película te atrapa completamente, y los conflictos que surgen, y que plantean importantes cuestiones éticas, como el grado de abstracción que debe tener una ley, y la necesidad de adaptarla a las circunstancias, se desarrollan e intercalan con una maestría invisible que sólo en a posteriori revela su complejidad. Las películas sobre aulas se han convertido casi en un género francés en los últimos años, y todos hemos citado Ser y tener, y (sobre todo), Hoy comienza todo.
Por lo visto en los títulos de crédito, el actor principal es a su vez el autor del libro en que se basa la película y a su vez guinista, mientras que los alumnos también se interpretan a sí mismos, con lo que cabe imaginar lo apasionante que tuvo que ser el rodaje. Alberto y yo coincidimos en que se llevará premio, y yo voto por el Especial del Jurado.

Kaufman en Cannes


El guionista más cool del momento se ha traído a la sección oficial su primera película como director, Synecdoque, New York, un ejemplo perfecto de lo peligroso que es el ingenio descontrolado. Versión postmoderna de Ocho y medio, Synecdoque cuenta la historia de un autor teatral empeñado en escribir una obra definitiva que acaba suplantando su vida. Las constantes vueltas de tuercas narrativas acaban vaciando de contenido la historia (algo parecido a lo que ocurría con Inland Empire, todo hay que decirlo), que avanza hacia un final apocalíptico bastante gratuito. Partiendo de la sensación que todos hemos tenido en algún momento de nuestra vida de que la realidad que nos rodea no es más que un decorado o una farsa, un interesante comienzo en que pequeños indicios que surgen alrededor de Philip Seymour Hoffman (el que da vida al prota) la inducen a pensar que algo va mal en su cabeza o en el mundo se despeña por la obsesión de Kaufman en demostrarnos a todas horas lo listo que es. Yo siempre he tenido la sensación de que la pasión por este guionista es propia de la gente que ha leído poco, y a los que siempre les llama la atención sus hipermanieristas guiones. Tal vez con un productor que le ponga los puntos sobre las íes llegue algún día a hacer algo en condiciones, mientras tanto seguiremos esperando a ver que hacen sus colegas Jonze y Gondry con lo que escribe.

La frontera de la aurora







Una película de Garrel es así: blanco y negro, un hombre y una mujer se encuentran, comienzan una relación que se deterioara, hay infidelidades, alguno de los dos (o ambos) comienzan un proceso de autodestrucción por mor del alcohol o de las drogas, aparecen nuevas personas en la vida de ambos, salvo que alguno se vaya al otro barrio (generalmente la chica). Da igual la époce en que tenga lugar la película, sus actores visten siempre igual y los interiores parecen siempre pisos de estudiantes. La primeara parte de La frontera de la aurora es preciosa, y uno desearía que la película se acabase ahí, pero Garrel, que básicamente sabe hacer dos cosas (meter a una pareja en un interior haciéndoles dialogar, y trabajar con material autobiográfico, lo que quiere decir mayo del 68 y su relación con Nico) se mete en camisas narrativas de once varas, y lleva el film al campo del fantastique romántico, lo que no le sienta bien a esa distancia que Garrel se empeña en mantener con su material narrativo, probablemente para no volverse loco, y que hace sus películas tan reconocibles. Como siempre, aquí no hay progresión dramática, saltamos de una escena a otra como si fueran saltos mortales, y en cada cambio el espectador tiene que adivinar qué es lo que ha pasado entre medias. Aún con este desenlace fallido, La frontera de la aurora es una de las películas más transitables de Garrel (si se lleva premio hasta es posible que alguien la compre para España), y como queda dicho su primera hora es de lo mejor que se ha visto en este certamen ( y que yo haya visto este año).

La extraña historia de la fiesta de Ferrara

Como Jose es una máquina de hacerse con invitaciones para fiestas, llevaba un par de días dándome la paliza para que llamase a Virginia, agente de prensa que lleva la película que el infumable Ferrara presentaba aquí, un documental sobre el hotel Chelsea, del que no sabía nada hasta que Alberto, que se vio la peli, me puso al día. Como yo soy incapaz de hacer una gestión como esa, le di el teléfono al propio Jose para que llamara él, pero en esto que Míchel también se quiso a puntar al fiestorro, con lo que el muerto de la llamada se lo pasaron a él, con la curiosa consecuencia de que sí había una invitación, que por supuesto se quedó Míchel, para mosqueo de Jose (que dijo que la fiesta de Ferrara del año pasado fue la mejor del festival) e hilaridad del resto del equipo.

Cenas en Cannes

El miércoles cenamos en el superdúplex donde habitan José, Pedro y Jero, y la verdad es que el apartamento superó mis expectativas: tiene una terraza estupanda y enorme, desde la que se ve el puerto y buena parte de la ciudad. La cena la prepararon Blas (el amigo de Jose) y el infatigable Jero, que después de pegarse unas palizas durante el día tiene tiempo de vivir todo tipo de extrañas aventuras nocturnas. En cuanto me tomé dos cervezas me caía de sueño y fui a tumbarme al sofá del salón presidido por una televisión plana de veinte mil pulgadas. Jero había hecho propaganda del cenorrio por varios sitios, y allí estuvo el equipo de TV3, por ejemplo. El jueves teníamos otra cena de confraternización con el Plus y TV 3. Quedamos a las diez, pero nos tuvieron un buen rato esperando en la calle, y una vez accedimos al interior nos volvieron a echar. Pedro, que llevaba montando doce horas seguidas y tenía la cabeza como un bombo, se marchó de allí, y yo aproveché para huir con él. Ayer viernes desayunamos Pedro y yo un macro american breakfast a base de zumo, café, huevos revueltos, bacon y tortitas con sirope, así que nos saltamos la comida y decidimos repetir la experiencia de la cena casera, aunque esta vez sólo los inquilinos y yo. Pedro se mostró como un experto cocinero, y me inició en el arte de cocer las patatas en el microondas, por ejemplo. Me fui pronto a mi apartamento, y en la puerta me encontré a Alberto, y a su vez nos topamos con Philipe Garrel cenando con su hijo en uno de los restaurantes que tenemos en la plazoleta que hay bajo nuestras ventanas, lo que me puso de muy buen humos, vaya usted a saber por qué.

viernes, 23 de mayo de 2008

El canto de los pájaros

La película comienza con un plano godardiano (o sea, de espaldas) de un anciano con corona. Tras unos minutos en esa tesitura nos lo encontramos andando por un paisaje rocoso y desolado. Ya está, piensa uno, el Rey Lear. Al cabo de un rato entra en plano otro personaje andando penosamente, y también con corona, y luego un tercero. Joder! Los Reyes Magos, se le ocurre entonces al espectador, un poco de cachondeo. Pues sí, la película de Albert Serra va de los reyes magos en peregrinaje por desérticos espacios. Evidentemente, como El canto de los pájaros es moderna, van a pie, y los tres tiran a garrulos. Tras un cuarto de hora en que se les ve marchar en espectaculares planos en blanco y negro (y que parte de la sala aprovechó para pirarse del cine), nos encontramos con unas secuencias hilarantes en que los tres se ponen a discutir si es mejor volverse y si no estarán haciendo el panoli, y otra en que están incómodamente durmiendo en el suelo y empiezan a moverse para acomodarse en condiciones. Tras la aridez previa, el cine se caía al suelo de las risas. Luego apareció un ángel que parecía sacado de una película de Straub, y ya empezaron a salir la Virgen y San José, que por alguna razón tenían un corderito en vaz de la vaca y la burra de rigor. Los reyes llegan, se portran ante la sagrada familia un buen rato, y se vuelven por otro sitio porque la peli se acaba en un bosque. A mí me gustó, aunque nadie se va a hacer millonario con ella. El productor me contaba que es una ruina porque es el tipo de peli que te piden en todos los festivales, y hay que tirar copia y pagar el viaje a aquellos a los que el festival no invita. Albert Serra parece un poco sobrado, aunque en la entrevista no estuvo mal (un punto agresivo y chulesco, como cuando dijo que lo de aparecer en la lista de las mejores pelis de Cahier era relativo, ya que detestaba las cinco primeras).

Pieza conseguida

Tras muchos avatares conseguimos mandar todas las piezas prometidas, que eran cuatro, aparte las que ya habían salido previamente. Fue un día de infarto, que diría un periodista, con Pedro el montador pegado al avid desde las ocho de la mañana a las nueve de la noche, que estuvo pariendo imáqgenes a trozos. A última hora descubríamos que faltaban clips o entrevistas por digitalizar, y la experiencia ha demostrado que es necesario alguien de realización que esté encima del material. Por la noche habíamos quedado a cenar con el equipo del Plus y de TV3, pero (aunque habíamos reservado mesa) nos tuvieron esperando en la puerta media hora, y una vez dentro nos volvieron a echar para fuera, momento en que Pedro (que andaba con taquicardia y dolor de cabeza) aprovechó para marcharse, conmigo a su rueda. Cenamos en un argelino estupendo, en uno de los callejones que llevan a mi apartamento, y a mí se me caían los ojos de sueño. En esas José llamó porque quería mandar unas colas de Clint Eastwood en la playa antes de su directo, y me tocó volver a la oficina, donde me tumbé en el suelo para aprovechar los minutos. Y así acabó el día más temido/esperado. En Madrid nos han contado que se quedaron hasta las doce y media volcando el programa, pero que ha sido un éxito, y hemos sido felicitados por ello.

La mujer sin cabeza

Después de quedarme dormido en la película de Woody Allen (he visto los clips y he descubierto que me perdí uno de los mejores gags de Vicky Victoria Barcelona) prometí no volver a meterme en un cine a las diez de la noche, pero tuve que hacerlo para ver la película de la Martel porque me tocaba hacer las entrevistas. El principio estaba bien, aunque todo sonaba a ya visto, pero al cabo de un rato empezaron a cerrárseme los ojos, así que procuré tomar nota de las principales relaciones que se daban en la peli. Caí dormido y me desperté con la gente saltando por encima de mí para abandonar la sala una vez terminada la proyección, avergonzado del siestón que me había pegado. Alberto me contó a la salida el final, y que en su fila descubrió hasta ocho durmientes (entre ellos Nando). A la entrevista llegué tarde porque al cámara le mandé el mensaje al móvil equivocado, y apareció más de media hora tarde tras uno de esos divertidísimos altercados que pueblan su vida, en este caso con la señora de la limpieza, a la que encontró revolviendo la habitación cuando salía en pelotas de la ducha y a la que echó con cajas destempladas. Para colmo de males se olvidó su acreditación y no querían dejarle pasar al lugar de las entrevistas. Al final no pasó nada, la actriz estuvo muy bien, y Lucrecia en plan lacio, que dirían en mi casa, lo que unido a mi falta de interés no dio lugar a una entrevista antológica, ni mucho menos.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Peligros del blog

Jose estaba muy interesado en ver una entrada del blog en que apareciera él, y fui a dar con aquella en que no salía muy bien parado en el comentario de Susana, así que rápidamente le quité la página, para evitar disgustos.

Prisas

Estamos a miércoles, a unas horas de tener que enviar la pieza de Días de Cine, y no está claro como va a acabar el asunto. Alberto tiene todo montado, pero Míchel acaba de empezar, como quién dice, siempre preocupado por planitos y pijadas. Las entradillas de Cayetana se llevaron toda la tarde del lunes, pero salieron bien; y el mismo lunes me llamó Estela, de Gente, para preguntarme si podía acercarme al Carlton a recoger una cinta de Chopard donde supuestamente aparecía Mar Flores, aunque tras repetidos visionados llegué a la conclusión de que no estaba.
En estos dos días he cumplido con el rito de llevar la ropa a la lavandería, para lo que elijo una que encontré hace tres años, y a la que vuelvo siempre porque me encanta que me pregunten que tal me ha ido el año. Hoy miércoles tambioén va a ser un día sin películas, aunque no me importa nada: El gran Jero, cuyas correrías nocturnas me ha contado esta mañana de manera hilarante, nos va a preparar una cena en su casa.
Mañana nos espera Garrel, y esto está a punto de acabar.

lunes, 19 de mayo de 2008

Liverpool

Lisandro Alonso es uno de los directores más peculiares e identificables de los que pululan por los festivales (es difícil imaginar una sala donde se estrenen sus películas). Liverpool tiene una parte de capital español, y se podría pensar que un poco más de dinero habría ablandado sus presupuestos estéticos. Pues no. Al igual que La libertad y en Los muertos (no he visto Fantasma) la película sigue el deambular de un individuo que resulta manifiestamente opaco para el espectador. Básiamente le vemos atravesar espacios, progresivamente deshabitados. Tiene una meta, pero desconocemos cual (aunque en un rasgo de educación por parte del director acabamos descubriendo qué se le ha perdido en el aisladísimo pueblo en el que acaba recalando). Alonso filma los lugares un poco antes de que llegue el prota, y mantiene la cámara un rato después de que la haya abandonado. En un curioso cambio dramático, al final del film deja que se pierda en el horizonte y la cámara se queda con la comunidad (que es la suya, la de su familia) que acaba de abandonar. Ninguna huella ha dejado su paso por la vida de sus padres y de su hija, sólo un regalo que, al final, descubrimos que es la ciudad del título, un legado simbólico irrisorio, sin ningún peso, que nada puede significar para esa niña que sostiene lo único que su padre le ha dejado.

Un día sin cine

Ayer ocurrieron dos cosas en Cannes: se pasó Indiana Jones IV y yo no vi ninguna película. La expectación para ver a Harrison Ford disfrazado de aventurero era tremenda, la Croisette estuvo abarrotada de gente todo el díaaber para intentar vislumbrar un asomo de sombrero, uno se tropezaba con adultos que sin rubor iban vestidos a la usanza indianajonesiana y las masas se abalanzaban sobre cualquiera que tuviera al más mínimo indicio de poseer invitaciones (corren verosímiles rumores acerca de explícitas ofertas de prestaciones sexuales a cambio de la posibilidad de ver la película en la sesión de gala). Los que la vieron comentan que es más de lo mismo, lo que a unos les parece bien y a otros les huele a naftalina. Basta ver los clips para saber lo que uno se va a encontrar, y realmente se percibe cierto gusto retro (una peli de aventuras antiWachovsky). Teniendo en cuenta que esta semana se la va a encontrar uno en una de cada dos pantallas de este mundo, no se entiende tanto jaleo (Alberto cuenta que hubo bofetadas para entrar en el pase de prensa).
Tal vez algo menos mediático resulta el hecho de que ayer mis ojos descansaran de celuloide, aunque a cambio me di un paseo hasta Niza para recoger a Cayetana, que venía de Madrid. Las noticias es que venía con una tonelada de vestuario, pero al final apareció con una maleta que ni siquiera había necesitado facturar. El conductor que me llevó me enseñó El paseo de los ingleses de Niza, aprovechando que el vuelo venía con un pelín de retraso, me contó varias anécdotas interesantes sobre su trabajo como chófer (acerca de lo insoportables y despiadados que son con el servicio los miembros de la familia real saudí) y no nos encontramos con ningún problema de tráfico. Cayetana estaba muy guapa (y muy elegante) y simpática. Para más tarde dejaré los problemillas de por la noche, que me voy a ver la de Lisandro Alonso.

domingo, 18 de mayo de 2008

Youtube en Cannes

Esta mañana, en el ya famoso días de puertas abiertas del Festival de Las Palmas de Gran Canaria, le he preguntado a Albert Serra por una peculiar versión futbolística de Histoires du Cinema que había pergeñado, y me ha contado que es un vídeo que le encargó el equipo de fútbol del pueblo para animar a los lugareños a hacerse socios, y que estaba en youtube, cosa que he comprobado mientras recibía un mensaje de Cayetana diciéndome que salían ahora con un poco de retraso. Y aquí está la página del susodicho vídeo:

Dos horas




En dos horas viene elcoche a recogerme el coche que me lleva al aeropuerto, para esperar a Cayetana y ayudarla con la ropa y el desembarco. En estos momentos empieza la película más esperada del Festival, Indiana Jones y la calavera. Le he enviado un mensaje a Cayetana esta mañana, que paso a transcribir porque para eso esto es un blog y uno anota cualquier chorrada: "Soy Enrique Ballesteros. Esta tarde te espero aeropuerto de Niza a las 6. Buen viaje. Si hay retraso avísame por favor". Sin duda escueto para lo que me gasto, pero no es cosa de tomarse confianzas la primera vez que nos escribimos. Contestación de ella: "Hola guapo. Cuando embarque te pongo mensaje. Besito y gracias." Tampoco es un derroche de retórica. Todavía no me ha mandado el mensaje, lo que no sé si indica que se ha olvidado o que hay retraso. Todo se averiguará.

Meeting Apichatpong



Hoy es el día de puertas abiertas del Festival de Las Palmas, por lo que hemos aprovechado elevento para acercarnos a entrevistar a Antonio Weinrichter, en su vertiente de programador (aunque el nombre técnico es bastante más pretencioso) del Festival. De paso hemos entrevistado también al director del certamen, para evitarposibles celos (aunque al final ha dado más juego que Weinrichter); peor el acontecimiento dela jornada ha sido que, como nos había dicho Mónica, ha aparecido Apichatpong Weerasethakul por allí. Apichatpong es miembro del jurado de la Sección Oficial, y presentó Syndromes and a century el año pasado en Las Palmas, y parece ser que hay algún proyecto en marcha entre el festival y nuestro tailandés. Por si alguien no lo sabe, Weerasethakul es el director de Tropical Malady, película de culto donde las haya, y de Blissfully yours, cámara de oro aquí en Cannes, y que yo no he podido ver. Así que le hemos sacado unos recursos, le he hecho una foto con el móvil, todo el mundo se ha puesto inquieto y nervioso con la presencia de la estrella del cine de autor, y tras tomarme dos cervezas y enfilar la salida nos hemos tropezado con Albert Serra, que es catalán (menos exótico que ser tailandés), y salió catapultado de aquí al estrellato hace un par de años con Honor de cavalleria.

Reflexiones sobre los medios

A partir de lo que cuenta Susana sobre lo parecidas que son todas las piezas de los informativos en todas las cadenas, es curioso que con la cantidad de noticias que se producen aquí, al final los medios persigan las mismas imágenes. Recuerdo que el año de Volver el abrazo de Penélope Cruz y Almodóvar se vio hasta en la sopa. Por lo que he comprobado, cuando una imagen o una noticia alcanza cierto status de notoriedad, es obligatorio que todo el mundo la posea (este año han sido las imágenes de promoción de Vicky Victoria Barcelona, por ejemplo), independientemente de que ya haya sido emitida o publicada por decenas de medios. Se crea así una realimentación que reduce la amplitud del campo de lo que cabe en las noticias. Este finde todo tiene que girar alrededor de Allen y Spielbgerg, en todas las piezas. Si Jose hizo ayer cuatro piezas y hoy otras cuatro, es dudoso que varíe esta secuencia:por lamañana la entrevista con Spielberg y Harrison Ford, por la tarde alfombra roja de Spielberg y Harrison Ford, por la noche ovación a Spielberg y Harrison Ford. A lo mejor se cuela la peli italiana, porque su director ha sido amenazado por la mafia, o la Camorra, o la que toque, pero sólo si alguien se da cuenta del asunto.

El gran día

Aparte de que hoy no voy a ver ninguna película (salvo que a las doce y media me escape a la de Jia Zhangke, que no ha gustado mucho), lo más destacado de este soleado domingo es que me acercaré por la tarde a recoger a Cayetana al aeropuerto, a la que al parecer hay que ayudar a cargar con la ropa que se ha traído para hacer las entradillas un día.La verdad es que casi me apetece salir de Cannes y alejarme del festival y del despacho, y sobre todo tiene el aliciente de que la anécdota va a ser contada aquí inmediatamente.

Personajes curiosos

Volvíamos Jero y yo de la entrevista con Desplechin cuando se tropezó con un antiguo colega, de cuando nuestro simpatiquísimo e hipercurrante cámara se movía por el oscuro mundillo de los paparazzi. Su colega seguía ahí, como fotógrafo de Korpa, y parecía uno de esos personajes esquinados que siempre salen en las pelis de espías, que siempre callan lo que saben y sonsacan información a todo lo que se mueve. Así, nunca dijo qué hacía allí, y hasta contó que creía que Penélope se había marchado ya, con lo que yo piqué al contestar que eso era imposible porque en unos minutos tenía que hacer el paseíllo por la alfombra roja. Como estamos haciendo un reportaje sobre los distintos profesionales que se mueven alrededor del festival, le pregunté si le podíamos hacer una entrevista en ese momento. Al parecer, esa es una pregunta inconcebible. Si hubiera salido su cara en pantalla, poco menos que habría aparecido con un bloque de cemento en los pies tirado en alguna playa. Pedro luego me contó algunos avatares de su paso por ese oscuro recodo de la información (como cuando se iban a hacer reportajes con cámara oculta, y emborrachaban a la gente para sonsacarles las frases que previamente ya habían escrito en un guión. Ese periodismo "de investigación" corría a cargo de ElMundo TV, qué cosa tan curiosa).

Mi cena con Mónica

En realidad nuestra cena, porque estuvimos Alberto y yo. Habíamos quedado con Mónica el día anterior, cuando nos la cruzamos. La primera cita fue enla terraza del Gran Hotel, allado de la sala donde proyectaban el espanto de Bonnello, pero tras mi huida la cité en nuestro despacho. Con Alberto había quedado en dar esquinazo a Míchel (utilizamos la cena como terapia, Míchel tiene una extraña capacidad de sacarnos de nuestars casillas), y a punto estuvimos de no conseguirlo. Hablamos de nuestra estancia en Cannes y de la suya en Las Palmas, y nos contó que Alta Films (su antigua casa, donde entró jovencísima y se tuvo que hacer cargo del departamento de prensa de la noche a la mañana) había comprado la peli de Desplechin, y que ellos (ellos es el Festival de Cine de Las Palmas) estaban preparando una retrospectiva del mismo director, con lo que le hice prometer que, aunque mi blog tenga cuatro lectores tirando por lo alto, me invitaría al evento.
(Y también contó que el gran Weerasethakul, miembro del Jurado, se pasaría por su oficina hoy).

Primera defección

Llevaba tiempo sin salirme de una sala durante la proyección de una peli hasta que ayer sábado me metí a ver De la guerre, de Bertrand Bonnello, del que años ha me había visto la interesante y bressoniana Tiresias, y con el que había concertado entrevistas para hoy (que voy a cancelar en cuanto sea una hora prudente). Según parece, el punto de inicio es ellibro de Von Claussewitz del mismo título, y aunque al principio tiene cierta gracia (un Matthew Almaric que hace del director se queda encerrado en un ataúd por accidente, y esa irrisoria experiencia de lamuerte le lleva a un extraño recorrido iniciático, bastante ridículo) hace aguas en seguida. Me escapé por una puerta de emergencia que llevaba a unas escaleras tan deterioradas como casi todos los espacios comunes de las casas de esta zona, y tras subir varios pisos me encontré en una calle donde caía un diluvio. A ver si encuentro una foto de la presentación del equipo de la película antes de la proyección, porque todos los actores parecían rivalizar por tener el aspecto más maudit.

Spielberg y Allen

Como Jose es así de voraz, se había reservado las entrevistas de Spielberg y de Allen, que prácticamente coincidían. En vez de renunciar a la de Allen y pasársela a Míchel (que conociéndole seguro se moría de ganas) aguantó hasta que se dio cuenta de que era imposible. Al parecer hubo follón, y acabó haciéndolas Raúl, mi doble en el Plus y gran persona, que andaba por allí y se había visto la película. Para colmo de males, Jose (por su cuenta) había pactado con Antena 3 hacer una copia de las cintas de las entrevistas, con lo que entró con el despacho con el desparpajo agresivo que le caracteriza mientras Pedro, que es muy suyo, además de aguerrido sindicalista, estaba montando con Alberto (al que tiene en gran aprecio), y le desbarató el chiringuito del AVID, para gran enfado del montador. Yo me fui en medio delpequeño rifi rafe, porque me tenía que ver una peli, y llegué a tiempo para verle hacer el directo del TD 2, y en seguida me escapé a cenar.

sábado, 17 de mayo de 2008

Entrevista con Desplechin



Pues me apetecía mucho entrevistar a Desplechin, uno de mis directores favoritos en activo (a lo que ayuda que en España nadie lo conozca,porque no se ha estrenado ninguna de sus películas: la satisfacción snob de saberse uno de los iniciados es parte del atractivo).La entrevista ha ido muy bien, no hemos tenido que esperar (Alberto se ha tirado tres horas para sacar unas palabras a Trapero), el director es muy educado.Pero habla tan bajo que he sido incapaz de enterarme de lo que decía (cosa que no tiene mayor importancia). Cuando me la visione en condiciones prometo una transcripción, que imagino todos mis lectores esperan con impaciencia.

iNews y espejos

Hoy puede ser el día grande de Jose, que tiene entrevistas concertadas con Spielberg y Woody Allen, aunque lo más probable es que al final tenga que renunciar a una (la de Allen).Pero ahora mismo sus preocupaciones se concentran en arreglar el iNews y en obtener un espejo para maquillarse todos los días. Desgraciadamente, la tienda de los chinos que me pilla de camino estaba cerrada esta mañana, y un día más se va a tener que maquillar por braille.

Vicky Victoria Barcelona


Como Alberto salió contento de la película de Woody Allen me animé a meterme en el pase de las diez de la noche. La verdad es que a mí no me pareció tan divertida, como me habían dicho, si bien es cierto que a priori nadie daba un duro por ella, y la primera impresión fue satisfactoria, y una vez elevadas las expectativas esperaba algo más. Da la impresión de ser un esbozo guardado en un cajón y aderezado para la ocasión y el encargo. Dos turistas americanas (una rubia y otra morena) pasan un verano en Barcelona y conocen a un pintor, con el que mantendrán una relación sentimental más o menos intensa según el trozo de metraje asignado, y entre medias se mete la paródicamnete racial ex-amante del artista (supongo que a estas alturas no hace falta decir quién es quién). En cuanto puede, Allen mete a sus protas en restaurantes y galerías de arte, y a correr. Nada que no hubiera hecho antes. Una voz en off a lo siglo XVIII comenta la acción, que tira hacia la comedia como podía haber tirado hacia el drama, como se expuso en Melinda, Melinda, y todo el mundo contento (probablemente salvo Aguesarrobe, ya que hay un cierto descuido formal en algunas secuencias-desenfoques, por ejemplo- que indicaqn la rapidez o la desgana que presidió el rodaje). Hoy es la alfombra roja, que puede estar pasada por agua porque el cielo está nublado, que no todo es sol en la Riviera, y auguramos una simpática ovación a la película

viernes, 16 de mayo de 2008

Desplechin el grande


Hasta Jose arremete contra el bueno de Desplechin, porque algún merluzo ha calificado en un blog la estupenda Un cuento de Navidad de esperpéntica. Ya le he dicho que a mí me ha gustado, pero se ve que hay blogs y blogs. Por supuesto, aquí se manifiesta la misma incontinencia narrativa que en todas sus películas, que son potencialmente infinitas (da la impresión de que alguien le obliga a ponerles el punto final, y él corta ahí, y ya está). Pero vemos la misma pasión por el cine, por filmar actores, diálogos, palabras, espacios, juntarlos, ver qué pasa cuando metes a estos monstruos de intérpretes que no sé como consigue contratar (no me extraña que su productora se llame Why not) en un mismo plano. Aquí hay una historia de familia, evidentente acompañamiento del maravilloso documental L'aimée, en el que interrogaba a su padre acerca de la vida casi heroica de su abuela. Tenemos escenas de familia, comedia, melodrama, la misma alegría narrativa, la libertad creadora. Nos cuenta las cosas de manera diferente. La familia es muy rara pero todos reconocemos esos encuentros navideños. Y el sustrato mítico que recorre sutilmente la peli, esa mujer compartida por dos hermanos (primos, pero como si fueran hermanos), esa madre que necesita la sangre del hijo repudiado. La enfermedad y la locura como un castigo o una plaga. Desplechin es de los grandes, pero en España no se ha estrenado ninguna de sus películas, aquí tenemos que aguantar una crítica que califica de esperpéntica películas tan grandes como esta.

Accidentes en Cannes

Aparte de cosas como que a Jose se le cuelgue el iNews (ha ocurrido esta tarde y se ha puesto histérico hasta que ha optado por el word), hoy puedo contar que me he quedado atrapado dos veces en el mismo ascensor, el que nos subía a la terraza de MK2 (la productora de Marin Karmitz, alguien con mucho peso en este festival). Primero subía con Alberto a hacer una entrevista a Steve McQeen, que no es el actor sino un artista negro (chistes por el camino acerca de posible ascendencia irlandesa) que se ha metido a contar la huelga de hambre que se llevó al otro mundo a Bobby Sands y a otros presos del IRA a principios de los 80. Pues antes de llegar a la sexta planta se ha parado el ascensor. Se cerraba, subía un palmo y volvía a pararse. Tras diez minutos entre tediosos y jocosos hemos alcanzado el punto en que la puerta de abría y hemos continuado andando (la entrevista ha sido todo un éxito, la peli se la había visto Alberto y yo he ido de traductor; como el polifacético multiartista hablaba muy rápido, tras hacer las cuatro o cinco preguntas que me había soplado Bermejo nos hemos despedido -cinco minutos de conversación-, y el director se ha puesto muy contento y nos ha felicitado por la concisión y rapidez con que hemos resuelto el encuentro-él ha colaborado porque ha sido interesante e inteligente en sus respuestas-).

Después de comer y pasar por el Fnac a comprar unos bafles para el Avid nos hemos tropezado con Mónica Hidalgo, una de las personas más agradables que uno se puede tropezar aquí y en cualquier parte del planeta. Pues que resulta que quería encontrar a Gingfer Corbett, afamada agente de prensa, y yo me la acababa de encontrar en la terraza de donde veníamos, así que por pegar la hebra un rato con ella (y su jefe) nos hemos encaminado al fatídico ascensor, que en este caso ni se ha dignado a ascender el palmo de antes, y así nos ha tenido observando la pared durante diez minutos, hasta que alguien ha aparecido por allí y nos ha abierto una puerta.

Comentándoles que escribía un (modesto) blog, todos hemos coincidido en que era aventura digna de reseña, y aquí queda contada.

jueves, 15 de mayo de 2008

Terminando el día

Mientras hago tiempo para que sean las doce de la noche (hora a la que tenemos otro directo para La 2 noticias, se ve que como Carlos del Amor no ha podido venir va a hacer currar de lo lindo a Jose), y tras habernos puesto ciegos a queso en el apartamento, paso a contar algo de las películas que me he visto hoy, que son dos: Cuatro noches con Anna, del renacido Jerzy Skolimowsky, y Tras monos, del turco Bilge Ceylan, fijo en Cannes desde que hace cuatro años ganara bastantes premios con Uzak (Lejano en español).


La polaca de Skolimowsky (además de estrenar la sección hipercool de la Quincena de Realizadores)es bastante curiosa, desconcertante en su comienzo, donde se dedica a sembrar pistas falsas sobre el prota, que parece un siniestro asesino en serie, y acaba siendo un panoli enamorado perdidamente de una enfermera a la que narcotiza para pasar castamente a su lado las cuatro noches del título. Rodada a base de majestusos travelling en entornos de lo más deteriorado (casi como la escalera de nuestro apartamento, de la que prometo adelantar fotos en breve), Skolimowsky juega al despiste al alternar dos tiempos de la narración cuya relación sólo al final se aclara (junto a las escenas del voyeur/stalker nos encontramos a los mismos protagonistas inmersos en una historia que gira en torno a una violación de la que es acusado el panoli, que sólo ejerce de aterrado e impotente testigo). También al final nos enteramos de que el mundo que se retrata, en el que no existen ni móviles, ni televisiones ni ordenadores, es la Polonia de nuestros días. En resumen, una más que digna película, estupenda para engordar mi currículum de rarezas, sobre todo porque la posibilidad de que se estrene en España es de una entre un millón.


La de Ceylan se parece a todas las suyas, pero tiene la ventaja de que es menos narcisista que las anteriores. Presenta una interesante variación de la historia del Rey David mandando a su comandante a la guerra para acostarse con su mujer. Los Tres monos del título deben de ser los tres hombres que acompañan a la mujer protagonista, y que evidentemente no están a la altura de su cometido (por si algún despistado lector de este blog no lo sabe, me refiero a sostener el goce de la mujer). Ceylan es uno de los mejores directores del momento a la hora de filmar cuerpos en interiores cotidianos, y la trabajadísima banda de sonido es en sí misma motivo para disfrutar de esta película. La impresión que uno saca de su visión es que si la peli de Rosales no ha entrado en la selección, es porque debe de ser un calco de ésta. Esperemos que Golem se anime a comprarla, como hizo con las anteriores.

Sin luz en Cannes

Después de verme la película de Skolimowsky que abría La Quincena de Realizadores me dirigía tan relajado a la oficina, esperando encontrarme a un Jose relajado tras haber montado su pieza en la que posaba con una embarazadísima Jolie, cuando lo que me encontré fue un Jose histérico porque se había ido la luz en nuestra planta y todo elmontaje estaba parado. Ni el imprescindible iNews funcionaba! Y haciendo alarde del don de la oportunidad que le caracteriza, Míchel ha aparecido en ese momento con la sana intención de visionar. La luz ha vuelto justo a tiempo para que nuestro redactor no muera de un infarto, pero no se ha podido hacer un efecto previsto, y el envío se ha hecho bastante tarde (otroproblema técnico ha impedido que nos llegasen las imágenes del fotocall de Kungfu Panda, que así se llama la peli de dibujos en que la Jolie pone la voz (al final, todo se debía a una kettel de los ingleses)

Mi primera peli en Cannes


Pues en medio de un día durante el que hemos mandado dos piezas para el Telediario, y José se ha hecho cuatro directos, me he podido meter a ver la segunda película a competición (la primera era la que inauguraba, Blindness, que me salté sin ningún problema de conciencia), Vals con Bazir, del para mí desconocido Ari Folman; un sorprendente documental de animación (recuerda a Linklater) acerca de las pesquisas que hace el narrador/director para recuperar los recuerdos de su participación en la invasión del Líbano, y más concretamente, en las matanzas de los campos de Sabra y Chatila a manos de los falangistas protegidos por el ejército israelí. La arriesgada opción de pasar a dibujos lo que narra le sale bien, y dota de una estética apocalíptica y onírica a los recuerdos, imágenes fantasías y visiones que van desgranando las diversas personas que aparecen por la pantalla. Como el espectador sabe desde el principio, al final de la búsqueda se encuentra el horror, que emerge cuando la animación abandona la pantalla y nos enfrentamos a las imágenes crudas del vídeo.

martes, 13 de mayo de 2008

Primer día en Cannes

Son muchas las cosas que pueden salir mal el día en que viajamos a Cannes, así que cada vez que se supera una prueba sólo es un impulso para hacer frente a la siguiente. La más sencilla es llegar al aeropuerto, comprobar que todos estamos allí, facturar el equipaje y embarcar. Parece sencillo pero siempre puede surgir un imprevisto, como un atascazo en la M-40 por culpa de un accidente. El taxista nos ah dado una vuelta por la nueva arquitectura de los Paus madrileños. pero hemos llegado a tiempo, los seis del equipo (Alberto y Míchel por Días de Cine, José por informativos, Pedro como montador y Jero como cámara). Una vez en el avión uno se relaja, hasta que empieza a pensar en el siguiente asunto. Los últimos años siempre se ha quedado alguna maleta en tierra. Este año no ha sido así. Una minibús nos estaba esperando, nos ha dejado en nuestros respectivos apartamentos, el encargado de las llaves estaba allí. En el momento en que llegaba al mío han llamado de UPS porque tenían que descargar el equipo de edición que había enviado por correo, y al parecer no había nadie para abrirles la puerta. He dejado a Alberto y a Míchel al cuidado del apartamento, y me he dirigido a la oficina, pero por el camino se ha solucionado todo el asunto. Lo que ha sido terrible ha sido entrar en el piso donde vamos a estar quince días. Me habían avisado de que las escaleras no estaban en buen estado, pero lo que he visto es una casa en ruinas. Se ve que aquí nadie se gasta un euro en las zonas comunes. El piso resulta que tenía sólo dos habitaciones. la tercera era un estudio interior que apesta a algo que es pintura en el mejor de los casos. Como soy así de sacrificado me he quedado con él. Aparte del olor, la luz que tiene es deprimente, unos farolillos rojos de luz indirecta. Hemos huido de allí en cuanto hemos podido, y hemos comido estupendamente. José nos contado que su apartamento es genial, igual que el año pasado. Tras pedir las acreditaciones (el morbo de todos los años, de qué color serán este año, a mí me han vuelto a dar la amarilla, Alberto tiene la rosa y Míchel se conforma con la azul) y dejar a Pedro montando el chiringuito nos hemos ido todos a buscar entrevistas. El único nubarrón, por ahora, apartamento aparte, es que el ADSL no le funciona a José (como siempre, por otra parte).
Mañana empieza el Festival, con la adaptación que Mereilles ha hecho de El ensayo sobre la ceguera de Saramago, y que probablemente tenga un apacible pase sin mi presencia.

sábado, 10 de mayo de 2008

Un día uno se despierta y descubre que es un moderno

Como hasta las marmotas como yo se ven acometidas de vez en cuando por ese mal contemporáneo que es el insomnio, ayer estaba a la una y media de la noche viéndome el sketch de Muchachada Nui en el que se parodia a Lars Von Triers (probablemente el director más nefasto del último cuarto de siglo, cetro que en estos momentos le disputa con furia y talento el merluzo de Iñárritu), cuando caí en la cuenta de dos cosas: que todas las parodias son iguales (básicamente consisten en presentar como megalómanos narcisistas ya sea a Bono, a Adriá, a Tarantino o a Kofi Annan), aunque muy graciosas, y que soy un perfecto representante de un consumidor de tecnología contemporáneo: tengo mi blog (en el que escribo más que la media, seguro), no sé demasiado de informática pero me paso la vida mandando emails, escribo en mi móvil los sms sin necesidad de mirar el teclado (como los protas de Infiltrados) y siempre voy dos pasos por detrás de las últimas tecnologías, como le pasa a casi todo el mundo. Adiós al aristocrático concepto del aislamiento y la soledad en un mundo hundido en el magma homogeneizador de la red. Ya soy una de las células que viaja por sus arterias.

Alicia fulminada. Work in progres



Pues que llamé a Carlitos Herraiz porque no se había tomado la molestia de pagar el billete del cámara que nos manda a Cannea, y aparte de contarme que estaba en Nueva York haciendo un bolo (y de que efectivamente no había pagado el billete) me informó de que Luz Aldama había echado a Alicia mediante el elegante procedimiento de decirle que el lunes no se presentase al despacho porque dejaba la dirección, y que ya hablaría con Fran porque, evidentemente, dejarle sin el plus del programa era una faena. Lo gracioso es que yo me había cruzado con Alicia esa misma mañana, pero los dos pegados al teléfono no nos habíamos tomado la molestia de saludarnos (como Carlitos vive en otro planeta me dijo que la llamara para animarla). También me contó que Sonia Ferrer era la siguiente en la lista, y que no se sabía quién iba a ser el sustituto. Llamé a Ainhoa, que se me quitó de en medio diciéndome que no podía hablar, y parece difícil que en el finde recopilemos información, pero ruego que cualquier chisme o rumor, por disparatado que sea, se sume a este flujo de información pública.

martes, 6 de mayo de 2008

El cielo protector



El cielo protector fue la primera novela que publicó Paul Bowles, cuando ya tenía casi cuarenta años y una afianzada carrera en el mundo de la música. Cuenta el viaje de un matrimonio en crisis por el África pre-postcolonial, un poco antes de que estalle la guerra en Argelia, cuando ya se estaba descomponiendo el control que Francia tenía sobre sus colonias africanas (aunque no tienen nada que ver, en Charing Cross también se hace referencia a los infructuosos esfuerzos que hicieron los británicos por mantener su imperio tras la Segunda Guerra Mundial, hasta que los Estados Unidos y la Unión Soviética dijeron basta con la crisis del Canal de Suez). Siempre se ha leído en clave biográfica, aunque Bowles insiste en el carácter ficcional del libro. En cualquier caso, a estas alturas todo el mundo sabe que si los Bowles (una pareja que en los noventa se convirtió en superventas en España) no compartían cama se debía a la homosexualidad de ambos, conocimiento que probablemente estorbe para el disfrute de la novela. En ella, Port es una especie de existencialista norteamericano que busca en el desierto una especie de redención de alguna culpa ignota, mientras que su mujer, Kit, es una histérica que vive atrapada en el miedo al mundo que le rodea. Ambos parecen buscar un camino que les permita acceder al otro, camino que se ha borrado con el paso del tiempo, a pesar de ninguno pueda vivir sin el otro. Por razones no del todo claras (probablemente para no estar juntos a solas todo el rato), les acompaña Turner, un cantamañanas a la par que depredador sexual, fascinado con la pareja, que adquirirá cierta dignidad al final, mientras que una pareja de australianos con la que el trío se cruza constantemente, madre e hijo, representan una parodia del turista occidental; insoportables, su figura se irá tiñendo progresivamente de un carácter bastante siniestro.
La lectura que más me gusta es la de que el libro es una variación moderna del génesis, en la que una pareja comete una falta (¿no saber amarse?¿penetrar en un terreno prohibido-el desierto-?y es castigada en consecuencia, la muerte para él, la locura para ella. El libro tiene muchas virtudes, empezando por que se nota que no está escrito por un (en ese momento) escritor profesional, por lo que se permite lujos como cargarse al prota cuando queda un cuarto de relato (lo más conocido), lo que hace que la parte final (la locura de ella) sea bastante aburrida, ralentizar o evacuar la acción, y ser sorprendentemente adolescente en muchas apreciaciones. El dibujo de tipos es estupendo (esos oficiales franceses perdidos en oscuros fuertes en medio de la nada) y el triunfo total se consigue al retratar la otreidad: esos impenetrables árabes (o negros, al final) que aparecen en los momentos más insospechados, inescrutables, con los que sólo es posible, en algunos casos, un simulacro de comunicación.