Resulta que después de la fiesta en Dolce & Gabana a la que fueron Jero y Jose, esta mañana amanecieron con un intruso en la casa, un joven desconocido que todavía no sabemos como apareció por allí. Jero se acababa de acostar y se levantó de un salto, lo agarró y casi lo mata. Los gritos hicieron que un vecino llamara a la policía. José se fue a afeitar porque tenía un reportaje con Natalia Verbeke y otras lumbreras del cine español, gracias a lo cual se había hecho con las entradas para la fiesta, y andaba loco porque todo el mundo se fuera (aunque a la poli les contó que era a Robert de Niro a quién tenía que hacer las entrevistas), aunque una vez que la policía andaba de por medio tuvo que darles el DNI. Han desaparecido unos cuantos euros que tenía por encima de la mesa (lo que ha permitido que todo el protagonismo no recaiga sobre Jero, héroe y villano del evento, ya que al parecer llegó en estado de coma etílico), y me ha mandado a la comisaría con Jero, como si temiera que un escándalo manchase su reputación. Jero estaba hecho polvo, al margen de que no había dormido, y se sentía bastante culpable, mientras que Jose no paraba de decir que el directo le había salido fatal. En la comisaría nos han pasado con un oficial, y he estado haciendo de intérprete. El allanador ha contado que le invitaron a dormir en la casa, y que incluso fue él el que pagó el taxi. Todo es un poco confuso, aunque la poli tampoco parecía especialmente interesada en que la cosa se complicase. Nos han dado a entender que con el individuo en cuestión no hay problema, así que imaginamos que los han mandado a algún sitio lejano.
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