Salía de ver Two lovers cuando me ha llamado Alberto (que acababa de entrevistar a Cantet, el tapado de última hora) para contarme que a los vecinos del piso de abajo se les estaba inundando el piso. Me he ido para mi (aborrecible) estudio y allí me los he encontrado. Afortunadamente era una tubería exterior la que estaba perdiendo agua, y mientras aparece alguien en ese destartaladísimo edificio hemos cerrado la llave general, y hemos medio solucionado el problema, aunque en seguida han salido vecinos a sumar quejas sobre las chapuzas de la escalera. Pero eso me ha impedido ver cualquiera de las dos películas que pasaban a las once y que deseaba ver por encima de todo, la de Eastwood y la de Jia Zhangke (lo único bueno es que no he tenido que elegir entre ellas).
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