sábado, 17 de mayo de 2008

Vicky Victoria Barcelona


Como Alberto salió contento de la película de Woody Allen me animé a meterme en el pase de las diez de la noche. La verdad es que a mí no me pareció tan divertida, como me habían dicho, si bien es cierto que a priori nadie daba un duro por ella, y la primera impresión fue satisfactoria, y una vez elevadas las expectativas esperaba algo más. Da la impresión de ser un esbozo guardado en un cajón y aderezado para la ocasión y el encargo. Dos turistas americanas (una rubia y otra morena) pasan un verano en Barcelona y conocen a un pintor, con el que mantendrán una relación sentimental más o menos intensa según el trozo de metraje asignado, y entre medias se mete la paródicamnete racial ex-amante del artista (supongo que a estas alturas no hace falta decir quién es quién). En cuanto puede, Allen mete a sus protas en restaurantes y galerías de arte, y a correr. Nada que no hubiera hecho antes. Una voz en off a lo siglo XVIII comenta la acción, que tira hacia la comedia como podía haber tirado hacia el drama, como se expuso en Melinda, Melinda, y todo el mundo contento (probablemente salvo Aguesarrobe, ya que hay un cierto descuido formal en algunas secuencias-desenfoques, por ejemplo- que indicaqn la rapidez o la desgana que presidió el rodaje). Hoy es la alfombra roja, que puede estar pasada por agua porque el cielo está nublado, que no todo es sol en la Riviera, y auguramos una simpática ovación a la película

1 comentario:

Susana dijo...

Ya he visto la alfombra roja pasada por agua, y las fotos, y a Penelope guapísima (aunque me quedo con las Julianne Moore y Cate Blanchet de la primera jornada). Tengo todos los reparos del mundo ante esta peli, aunque como incondicional de Woody Allen la veré en cualquier caso. Pero miedo me da, después del fiasco de Casandra's dream. ¡Menos mal que para la siguiente vuelve a Nueva York! ¡Y con Larry David!