Como Jose es así de voraz, se había reservado las entrevistas de Spielberg y de Allen, que prácticamente coincidían. En vez de renunciar a la de Allen y pasársela a Míchel (que conociéndole seguro se moría de ganas) aguantó hasta que se dio cuenta de que era imposible. Al parecer hubo follón, y acabó haciéndolas Raúl, mi doble en el Plus y gran persona, que andaba por allí y se había visto la película. Para colmo de males, Jose (por su cuenta) había pactado con Antena 3 hacer una copia de las cintas de las entrevistas, con lo que entró con el despacho con el desparpajo agresivo que le caracteriza mientras Pedro, que es muy suyo, además de aguerrido sindicalista, estaba montando con Alberto (al que tiene en gran aprecio), y le desbarató el chiringuito del AVID, para gran enfado del montador. Yo me fui en medio delpequeño rifi rafe, porque me tenía que ver una peli, y llegué a tiempo para verle hacer el directo del TD 2, y en seguida me escapé a cenar.
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