Me metí a ver la película de Cantet sin demasiadas ganas, casi porque había salido a desayunar con Alberto y tampoco tenía mucho más que hacer. El estilo visual me puso en su contra. Planos rodados cámara en mano, planos muy picados, interpretaciones muy naturalistas. Todo transcurre entre las paredes de un instituto de París, en una clase interracial hasta la exasperación. Un profesor de francés se las tiene que ver con un grupo de adolescentes que detestan su francés standard y a los que les encanta discutir su autoridad. A la media hora la película te atrapa completamente, y los conflictos que surgen, y que plantean importantes cuestiones éticas, como el grado de abstracción que debe tener una ley, y la necesidad de adaptarla a las circunstancias, se desarrollan e intercalan con una maestría invisible que sólo en a posteriori revela su complejidad. Las películas sobre aulas se han convertido casi en un género francés en los últimos años, y todos hemos citado Ser y tener, y (sobre todo), Hoy comienza todo.
Por lo visto en los títulos de crédito, el actor principal es a su vez el autor del libro en que se basa la película y a su vez guinista, mientras que los alumnos también se interpretan a sí mismos, con lo que cabe imaginar lo apasionante que tuvo que ser el rodaje. Alberto y yo coincidimos en que se llevará premio, y yo voto por el Especial del Jurado.
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