jueves, 15 de mayo de 2008

Terminando el día

Mientras hago tiempo para que sean las doce de la noche (hora a la que tenemos otro directo para La 2 noticias, se ve que como Carlos del Amor no ha podido venir va a hacer currar de lo lindo a Jose), y tras habernos puesto ciegos a queso en el apartamento, paso a contar algo de las películas que me he visto hoy, que son dos: Cuatro noches con Anna, del renacido Jerzy Skolimowsky, y Tras monos, del turco Bilge Ceylan, fijo en Cannes desde que hace cuatro años ganara bastantes premios con Uzak (Lejano en español).


La polaca de Skolimowsky (además de estrenar la sección hipercool de la Quincena de Realizadores)es bastante curiosa, desconcertante en su comienzo, donde se dedica a sembrar pistas falsas sobre el prota, que parece un siniestro asesino en serie, y acaba siendo un panoli enamorado perdidamente de una enfermera a la que narcotiza para pasar castamente a su lado las cuatro noches del título. Rodada a base de majestusos travelling en entornos de lo más deteriorado (casi como la escalera de nuestro apartamento, de la que prometo adelantar fotos en breve), Skolimowsky juega al despiste al alternar dos tiempos de la narración cuya relación sólo al final se aclara (junto a las escenas del voyeur/stalker nos encontramos a los mismos protagonistas inmersos en una historia que gira en torno a una violación de la que es acusado el panoli, que sólo ejerce de aterrado e impotente testigo). También al final nos enteramos de que el mundo que se retrata, en el que no existen ni móviles, ni televisiones ni ordenadores, es la Polonia de nuestros días. En resumen, una más que digna película, estupenda para engordar mi currículum de rarezas, sobre todo porque la posibilidad de que se estrene en España es de una entre un millón.


La de Ceylan se parece a todas las suyas, pero tiene la ventaja de que es menos narcisista que las anteriores. Presenta una interesante variación de la historia del Rey David mandando a su comandante a la guerra para acostarse con su mujer. Los Tres monos del título deben de ser los tres hombres que acompañan a la mujer protagonista, y que evidentemente no están a la altura de su cometido (por si algún despistado lector de este blog no lo sabe, me refiero a sostener el goce de la mujer). Ceylan es uno de los mejores directores del momento a la hora de filmar cuerpos en interiores cotidianos, y la trabajadísima banda de sonido es en sí misma motivo para disfrutar de esta película. La impresión que uno saca de su visión es que si la peli de Rosales no ha entrado en la selección, es porque debe de ser un calco de ésta. Esperemos que Golem se anime a comprarla, como hizo con las anteriores.

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