sábado, 19 de julio de 2008

Vuelta al trabajo

Casi una semana sin entradas en el blog! Marga se hizo un curso de bloguismo y me insistió en que el primer mandamiento del bloguero es la constancia y (a ser posible) la regularidad. Pues tras unos días de inactividad creativa y felicidad vital volvemos con un montón de ganas de escribir, y para abrir boca contamos como van algunos asuntos que quedaron abiertos en entradas anteriores:
- Angelines me cuenta en la ruta que ya están preparados los míticos pendrives que tan soliviantados tenían a medio Buñuel y a la inefable Oró, y que el lunes puedo ir a recogerlos. Se admiten consejos sobre el procedimiento a seguir para su entrega, que prometo aparecerá aquí prolijamente descrita.
- Empecé Un extraño en mi tumba, de Margaret Millar, el consejo de Mercedes, y no me gustó (demasiado artificioso para mi gusto), así que lo he abandonado por el Werther que me ha pasado Susana, en la traducción del XIX que tiene un estilo desmelenadamente romántico, pero que da la impresión que tiene bastantes errores de interpretación, porque uno se tropieza con abundantes incongruencias.
- Creo que a estas alturas todos nos hemos visto la expo de Mucha, y supongo que también la de Steitchen en el Reina Sofía. A ver si un día quedamos para ir al Museo del traje a ver las fotos de moda del famosísimo fotógrafo, del que no sé como he podido vivir hasta ahora sin tener ni la más remota idea de su existencia.
- He recogido mi pack Lean de la librería, aunque por ahora ando en otros menesteres y hay un James de por medio.
- Para acallar las voces que me acusan de que sólo escribo de pelis raras que nadie ha visto y que sólo pasan en ignotos emplazamientos voy a hablar de varias películas que están en cartel.

2 comentarios:

Los Piris dijo...

Libros con suerte

Pues yo he empezado el libro que me pasó Enrique, Desde el monte santo, de William Dalrymple. Es un libro de viajes que cuenta el periplo de su autor por las tierras del imperio bizantino. Sólo voy por la página 39 y estoy encantada, la narración promete ser jugosa.
Siento que no te gustara Millar, Enrique. Quizá la has atacado demasiado sesudamente... A ver qué te dicen tus hijos.

abbascontadas dijo...

Mis hijos se han devorado el libro de la Millar, uno detrás de otro, y ha sido motivo de sesudas conversaciones teóricas entre ellos, del tipo "el final es to raro", o "cuando sepas X descubrirás el final". Como Quique ya me ha soplado como acaba me voy a ahorrar leérmelo yo.