viernes, 27 de enero de 2012

Patrimonio nacional



Creo que La vida en un hilo fue la primera película de Edgar Neville que vi, y me gustó tanto (la peli y Conchita Montes) que perseguí durante un tiempo todo lo que encontré de su autor (y su musa), aunque no encontré ninguna otra obra a su altura, a pesar de la más que estimable adaptación de Nada que tiene.


El otro día la ponían en la Filmoteca y, para mi sorpresa, la taquillera avisaba a todos los potenciales espectadores del pésimo estado de la copia que se iba a proyectar. Ya en la sala, no sé si el encargado o el proyeccionista explicó a los congregados lo mismo pero por extenso: que la única copia que existe está fatal, que es en celuloide y que ya va a ser imposible de arreglar, y que todo lo que no sea digital se va a ir a la porra. No sé si era una admonición apocalíptica para denunciar la falta de fondos de la Filmoteca, pensando tal vez que habría algún periodista o crítico en la sala con ánimo denunciador (ingenuidad pasmosa, porque si alguna vez se cayera el techo de la filmo no corremos el peligro de quedarnos sin críticos, que como no sea que presenten un libro no son especialmente aficionados a dejarse ver por la sala donde mejor cine se proyecta en Madrid con enorme diferencia, con la más que honrosa excepción de Miguel Marías, que como todo fijo sabe, se sienta siempre en el mismo sitio y es fácil saber si está o no), o una justificación del mal estado del film. La verdad es que el sonido era muy malo en un par de rollos, y en otro la imagen estaba bastante desgastada, pero yo he visto allí cosas peores sin que te digan nada, aunque si es verdad que la única copia que hay de una de las mejores comedias de la historia del cine es ésa y no hay posibilidad de restaurarla, es como para echarse a llorar, y a temblar por el patrimonio cinematográfico español.


Total, que no sabía si esta revisión confirmaría mi entusiasmo de (muchos) años atrás. Toda duda despejada al poco de empezar: La vida en un hilo es una comedia absolutamente perfecta, maravillosa, sin caídas de ritmo, que juega a varios palos sin que se note la variedad de tonos, e incluso mejor de lo que recordaba en algunos aspectos: por poner un ejemplo pequeño, recordaba vagamente que la pitonisa lee en las líneas de la mano de Mercedes su vida al ternativa, pero no, resulta que es en el fondo de los ojos donde queda grabado de manera inconsciente el momento en que, en una encrucijada vital, el sujeto hace su elección, que es como decir que renuncia a su deseo para amoldarse al principio de realidad, sin que por otro lado los anhelos insatisfechos se pierdan.


Pero la secuencia que me dejó con la boca abierta fue la de la noche de bodas de Mercedes y Ramón, que dudo yo que se haya contado con más gracia nunca el tedio sexual al que son condenadas las mujeres por mor de la incompetencia masculina.

9 comentarios:

Jesús Cortés dijo...

A mí "El baile" me gusta aún más. De hecho creo que "El baile" es mejor que "Elena et les hommes" por citar una de las películas emparentables con ella y estratosféricamente mejor valoradas desde y para siempre.

abbascontadas dijo...

El baile no la he visto y bien que me pesa. Me pones los dientes largos, porque me vi Elena... hace poco en la buena edición en dvd que han sacado no hace mucho y me pareció maravillosa, si bien es verdad que los franceses juegan con ventaja con su poderosa máquina de propaganda de su industria cultural.

Jesús Cortés dijo...

Es fácil acusar a Neville de melodramático-llorón, de acartonado y de antiguo.
"El baile" es justo lo contrario: sentida, ágil e intemporal. Fenomenales Rafael Alonso, Alberto Closas y Conchita Montes en su doble papel y aún cuando está ausente pero presente en el recuerdo. Tan grande como "Heaven can wait" o "Smilin' through"

abbascontadas dijo...

Pues lo dicho, una más en la lista de must see para los próximos años

Sergio Sánchez dijo...

En mi caso estoy absolutamente enamorado de la obra de teatro "El baile" hasta la más palpitante emoción, la película es muy buena y es muy oportuna la comparación con "Heaven can wait", pero me frena algo que mi imaginación no anticipaba al leerla, lo poco o nada que me gusta siempre Conchita Montes, y sé que soy un caso único, pero me parece una actriz con un punto de exageración que me provoca rechazo.

Igor dijo...

A mí me divierte mucho "La vida en un hilo" y tiene algunas secuencias antológicas como la que comentas, pero encuentro que tiene un "pero" grande: la vida alternativa que le hubiese proporcionado a la protagonista todo lo que no tuvo, con un marido apasionante, es más teórica que real en la pantalla. ¿A ninguno os parece que el escultor es un auténtico pelmazo, clásico graciosete que no para de soltar chistes (malos la mayoría)?

abbascontadas dijo...

Sergio, yo creo que Conchita Montes está muy bien en La vida en un hilo, porque le pega mucho ese aire de pija bohemia que tiene el personaje.
Igor, el escultor es, efectivamente, alguien que pretende ser gracioso sin interrupción, pero es que esa vida alternativa no es real, es una especie de bucle en el que se repite siempre la misma escena (aparte de que probablemente la secuencia en que tienen que simular que son marido y mujer, la versión simétrica de la noche de bodas "real", fuera una versión sublimada de los problemas que debieron de tener en la vida real Neville y Conchita). En ese sentido es importante que en ninguna de las dos vidas haya hijos, en un caso por la falta de deseo y vida sexual, en el otro porque son las ideaciones imaginarias de una mujer tirando a inmadura (por no hablar de lo da cambiar un Greco, que el escultor define como la obra que representa su ser verdadero, por un abrigo de piel, que todas las mujeres tienen esa tendencia a la aniquilación de la pareja en el altar de su esplendor imaginario)

Igor dijo...

Sí, pero siendo una vida alternativa y en contraste, creo que el personaje debía haber sido menos latoso, yo no podía evitar pensar qué opción era realmente la peor...

abbascontadas dijo...

Pues supongo que acabarían siendo parecidas.