lunes, 16 de marzo de 2015

Vidas paralelas


El coreanoYang Kyoungjong fue reclutado a la fuerza por los japoneses en 1938, cuando contaba 18 años. Enviado a Manchuria, fue hecho prisionero por las tropas soviéticas, que lo obligaron a integrarse en sus tropas en 1942. Los nazis lo apresaron en Ucrania en 1943, que lo acabaron enviando a Francia en un batallón que reforzaba el Muto Atlántico. En 1944 se rindió a un grupo de paracaidistas norteamericanos. Tras pasar por un campo de prisioneros británico se trasladó a EEUU, donde fallecería en 1992 sin haber contado nada de su pasado, según cuenta Anthony Beevor en el prólogo de La segunda guerra mundial.


Halfon cierra su nouvelle con una serie de relatos de judíos que se salvaron del holocausto gracias al ocultamiento de su identidad, relatos que el protagonista narra a una antigua amiga ante la que quiere justificar su posición ante el judaísmo (bueno, en realidad quiere justificarse por un sueño recurrente en el que esconde su judaísmo ante un terrorista árabe). El último de ellos, el que da la razón del título (parece ser que un homenaje a Catedral, de Carver) y explica la foto de la portada de la edición de Libros del asteroide es la de un judío polaco que habría contado a Halfon como salvó su vida durante la ocupación de Polonia por los nazis escondido por unas monjas católicas disfrazado de niña, avalado por un certificado de nacimiento falso y una falsa partida de bautismo, parapetado, por lo tanto, tras la otreidad absoluta, un linaje, un sexo y una religión postizos.

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