sábado, 4 de octubre de 2008

Otoño viejuno

He entrado en la página del Festival de Valladolid y he visto que hay un ciclo de Imamura, uno de esos diectores ancianos que tanto me gustan. Imamura tiene un par de Palmas de Oro (y además merecidas) y varias obras maestras (mi favorita es Lluvia negra, pero eso va en gustos), pero como director viejuno se consagró con un par de marcianadas en la pasada década, que creo recordar que se basaban en cuentos de un mismo autor. Son La anguila y Agua tibia bajo puente rojo, ambas sencillas y desconcertantes, hermosas y sabias, características del cine de viejo que aquí se defiende. De Imamura no he vuelto a saber nada desde Dr. Akagi, que es una obra maestra de corte clásico: se ve que no pertenece a la raza de ancianos estajanovistas como Chabrol, Allen, Eastwood, y el patriarca de todos, súper Oliveira, que también es noticia porque la Filmo le dedica un ciclo.
Como Oliveira tine más de 100 años lleva siendo viejo un montón de tiempo, y aunque ya nos hemos acostumbrado a sus pelis, cuando yo lo descubrí hace veinte años (una época heroica de la cinefila, cuando no existía ni el dvd ni las descargas de internet) alucinaba cada vez que me encontraba con un film suyo (¿a quién se le ocurre hacer algo como Mon cas?). Recuerdo que lo primero que vi fue Francisca (que ponen el finde que viene) y que me dejó completamente fascinado, aunque lo único que recuerdo son largas conversacones en plano fijo, sin que pudiera contar de qué iba. También me tragué de una sentada heroica Le sourlier du satin, que en gesto cobarde esta vez dividen en dos días (¡Un Claudel íntegro!). Luego los Morales (Wanda) empezaron a estrenar sus películas, y los críticos que leían Cahiers siempre hablaban del cine joven de Oliveira, y el inefable tándem Oti-Boyero escribía que era soporífero. A principios de esta década se descolgó con una de las grandes películas de los últimos tiempos, El principio de incertidumbre, y hasta conoció cierto éxito en taquilla con Un film hablado. La verdad es que a casi nadie le interesa Oliveira, pero lo bueno de un blog es eso, que uno puede escribir lo que quiera sin que nadie tenga por qué leerlo, así que dejaré escrito mi peregrinaje de estos dos meses por la Flmoteca.

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