Aprovechando probablemente que la autoridad que vela celosamente porque en España no se estrene ninguna película interesante está de vacaciones, los de Intermedio sacan en un par de salas L'apollonide, una de las películas más interesantes del año (pasado) que, como suele ser habitual, me ha gustado más en esta repesca que la primera vez que la vi en Cannes, que ya comentamos por aquí que un festival es el peor sitio para ver cine.
Además, este film de Bonello me permite retomar, en honor de Sergio Sánchez, el hilo conductor que recorre todo este blog, que es el del goce femenino (y su ausencia en los textos contemporáneos). Así, la película comienza con una prostituta que le cuenta a un cliente un sueño en el que aparece una imagen de un goce extremo (imagen que Bonello comete el error, a mi juicio, de visualizar al final del film), en la que ella se ve llorando lágrimas de semen después de ser colmada en un encuentro con el citado cliente. Inmediatamente la mujer será castigada por su transgresión, y la Judía pasará a convertirse en La Mujer que Ríe tras ver como acuchillan su cara, transformándola en la hermana de Joker (en honor de Jesús Cortés, recordaré que este comienzo es similar al de Unforgiven, que pone también en el inicio del relato el rostro de un prostituta masacrado, si bien los dos filmes tienen derivas muy diferentes por razones que sería interesante comentar).
Tal vez ese pecado original es el que arrastre a una lenta decadencia al burdel donde se desarrolla la película, que se mueve lánguidamente por esa escenografía del deseo trangresor que a duras penas esconde la absoluta falta de goce que, se diría, es la clave para que el comercio de la carne se convierta en un negocio rentable. En ese contexto el apego de alguna de las chicas por un hombre se convierte en una amenaza, y la casa castiga a las enamoradas con la adicción al opio o la sífilis.
Bonello retrata a las protagonistas como el grupo de chicas que mejor se lleva de toda la historia del cine, que pocas veces se ha visto menos rivalidad en un grupo encerrado en un espacio bastante claustrofóbico. Y tiene el buen gusto de ahorrarnos tópicos sobre lesbianismo: si las chicas duermen en parejas en la misma cama más bien se debe a las dotes psicológicas de Noemie Lvovsky, que dibuja una madama a medio camino entre el empresario despiadado y la madre protectora, y que parece entender que sus pupilas necesitan ciertas atenciones emocionales después de noches de mucho sexo laboral.
4 comentarios:
Buena película como casi todas las de Bonello y para mí, tan ajena y fría como el resto.
Lo de "Unforgiven" me parece más que una casualidad, hay mucha cinefilia ahí metida: Hitchcock, Powell, Polanski, Rivette, Buñuel, Schroeter, Treilhou...
Creo que se exagera bastante con su nivel (si Pablo Llorca fuera francés...), aunque tal vez algún día haga algo realmente valioso.
El otro día me llamó mucho la atención ver un personaje femenino (no específicamente una prostituta) con la cara marcada en "Rio Lobo", inevitablemente empecé a buscar relación psicosexual con que acabara medio emparejada con el anciano al que las mujeres ya sólo encuentran "confortable". La mala influencia del blog. Qué te iba a contar a ti Cronenberg, jaja.
La de Bonello procuraré verla, supongo que se exagera en relación a lo que suele caer por cartelera.
Jesús, el otro día, al salir del cine, pensaba que a Bonello no le viene bien ser francés: se mueve en un ambiente donde se celebran demasiado las marcianadas y donde salen exégetas en seguida para justificar cualquier gratuidad, y no lo diga por esta, que me gustó bastante, sino por la anterior, la que supuestamente hizo sobre el libro de Clausewitz, que en la hora que aguanté me pareció una chorrada sin igual.
Y si Llorca fuera francés, tendría presupuestos decentes para hacer películas y distribuidores que se las estrenaran.
Sergio, me han entrado muchas ganas de volver a ver Río Lobo después de descubrir en tu entrada a una dama rifle en bandolera, como en Eldorado. Y a lo mejor lo único que pasaba es que Hawks estaba contando que seguía activo sexualmente.
Bueno, si no fuera francés, no veo cómo podría financiar muchas de estas películas. "Tiresia" o "Le pornographe" tal vez también en Portugal o Argentina o hasta España, "De la guerre" allí o en ningún sitio más. Con esta nueva se acerca más que nunca al cine italiano y al americano.
Le veo tendencia a dispersarse o creer que tocando muchas teclas (estilísticas, de tonos e intereses) se consigue un efecto más denso o estratificado como en Godard, pero lo que hace Jean-Luc no se reproduce por fórmulas.
Parece cuestionarse poco las decisiones que toma en la creencia que un batiburrillo de elementos le garantiza no parecerse a nadie, pero corre el riesgo de no parecerse ni a él mismo: yo aún espero saber quién es.
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