Los chinos han copiado la curiosa costumbre española de retratar el franquismo como un período en el que la dureza de las condiciones en que se desarrollaba la vida diaria tenía su origen en la climatología o algo por el estilo, dureza solventada por la bondad inherente al pueblo y por el indestructible poder del amor verdadero, para acercarse al período de la Revolución Cultural, un decorado en el que las pequeñas molestias que ocasionaba el que la gente bien tuviera que coger una azada para plantar cebollinos sirven para que refulja mejor la pureza del amor sublime, que según este aburridísimo film de Zhang Yimou es aquel en el que no hay folleteo, si bien el prota es justamente castigado al final del film por ser un picha fría. Finalmente, las únicas conclusiones que uno saca de esta película es que la castidad favorece la imbecilidad y que no por reducir el presupuesto de una película se dirige mejor.
2 comentarios:
felicidades, paliza.
Hola, Francis, este año he decidido dejar de seguir el fútbol, aunque este partido, ya antediluviano, sí lo vi, que nos hemos convertido en unos killer de las competiciones por eliminatorias.
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