domingo, 26 de agosto de 2012

Promesas incumplidas



Cuando me enteré a mediados de agosto de que ya empezaban a poner partidos de Liga en la tele, y a pesar de que lo único que llegué a ver fue esa fascinante imagen de síntesis en la que al Madrid le metían un gol y Pepe aprovechaba la ocasión para darle un cabezazo a Casillas, no se sabe si por órdenes de Mendes-Mabuse (o del sicario que tiene como subordinado en el banquillo del Madrid) o porque los psicópatas tienen eso, que cuando se les acaban los enemigos patean a los colegas, prometí solemnemente que este año iba a pasar completamente de fútboles, ligas, partidos del siglo, clásicos, derbies y demás, y di órdenes tajantes a mis fuentes habituales (léase mi hija) de que sólo me informaran de la fecha en que despidieran a Mouriño.

Pero ha bastado leer un artículo del adictivo Diego Torres en el que cuenta que la siniestra dupla Floro/Mouriño (cuya perversidad sólo encuentra parangón en este mundo cuando Berlusconi y Putin se reúnen en alguna de las islas-puticlub que frecuentan) anda muy preocupada por la posibilidad de que el Barça alce la copa de la Supercopa (el torneo más tonto de la temporada, con lo cual está dicho todo) en el Bernabéu para que me enganche a esa eliminatoria sin mayor interés (como demostraron los jugadores, que se dedicaron básicamente a retozar por el Nou Camp con un trotecito cochinero, salvo Iniesta, al que alguien le debe de haber soplado que igual gana la pelota de oro y anda el pobre como electrizado).

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