martes, 14 de julio de 2009

Banda aparte


Banda aparte debe su fama (además de por dar nombre a la prductora de Tarantino) a dos secuencias muy famosas, el baile de Anna Karina y sus partenaires en un café, y sobre todo la carrera por el Louvre de sus protagonistas, una de las escenas emblemáticas de los sesenta y que, en realidad, son tres o cuatro planos. Ayer descubrí, bastante sorpredido, que no había visto este Godard, basado en una novela de una autora desconocida para mí, y que cuenta una historia bastante tópica de chorizos de medio pelo que lían a una chica para robar en la casa en la que ella trabaja. Godard aprovecha el argumeto de andar por casa para dar rienda suelta a esa distancia "romántica" con la figura paterna, por así decir (o sea, el cine clásico norteamericano) que matenía en aquella época, compuesta a partes iguales por la irrisión y la nostalgia de la pérdida.
Así, los dos personajes masculinos son una espece de parodia de los dos arquetipos más a mano del univero noir, por un lado el duro del cine norteamericano (el chaval que va siempre a todas partes con un sombrero absurdo) y por otro Jean Gabin. En medio anda Anna Karina, a la qe Godard solía rodar fascinado, pero a la que otorgaba papeles de pánfila, él sabría por qué.
Estos tres personajes planean un golpe, anque más parecen torpes jovenzuelos atascados en su vida sentimental, para la que tiran de los clichés aprendidos en películas y revistas. Godard se entrega a alguna que otra gamberrada de adolescente, como cuando corta toda la banda de sonido cuando los protagonistas decide mantenr un minuto de silencio, pero no puede evitar que emerja el deseo (imposible) de ser capaz de articular un relato "sublime", sobre todo a ravés de esa voz en off literaria que comenta la acción en un registro completamente diferente al del resto de la película, o en ese final que apunta a cierta intensidad romántica pero que se encarga de chafar con la boutade que cierra la peli (ejemplos hay a montones en el cine de Godard, si bien con el tiempo el lado más desesperado de esta posición imposible ha ido emergiendo progresivamente)

4 comentarios:

Ventura dijo...

No puedo estar contigo de acuerdo en que Anna Karina aparezca como una panfila en sus peliculas. Pongamos el ejemplo de Vivir su Vida (Por ser una de mis favoritas). Aparentemente esa madre que abandona el mundo normal para convertirse en prostituta prodría parecer una autentica panfila, es manipulada por todos y parece estar a su merced. Pero en el capitulo en el que habla con el filosofo todo cambia. Dialoga con él a su altura diciendo cosas interesantes. Descubrimos en ese momento que vive en un mundo con el que no conecta y en el que no es considerada. El contacto con otro mundo nos deja ver lo que realmente es.

En banda aparte sucede un poco de lo mismo. Su mundo ya aparece atravesado por toda(s) las historia(s), desde el western al cine negro, haciendo que todo el mundo se mueva de la misma manera. Como en ese baile. Tendriamos que esperar a una pelicula más para conocer si es posible ir a ese otro pais periferico donde es posible conectar con uno mismo a través de algun otro.

Saludos!!.

abbascontadas dijo...

Bueno, Ventura, es cierto que Anna Karina no es siempre ua pánfila (en Pierrot le fou es una traidora, como Jean Seberg en Al final de la escapada y B. Bardot en Le mepris, y en Vivir su vida una figura trágica), pero viendo Banda aparte sorprende la fascinación con la que Godard rueda su rostro y su cuerpo, y la falta de peso esecífico de su personaje, y de la trama en general, caraterísticas de todo su cine. De ahí, por un lado, esa necesidad de citar constantemente toda la historia del cine (y de la literatura), para dotar de "profundidad" a los personajes, como la Juana de Arco de Vivir su vida, y por otro los continuos gestos sarcástico-deconstuctivos en que se mofa de sus mismas pretensiones de artista. Creo que es en esa tensión entre la necesidad y la imposibilidad de articular un relato donde se hace su cine. Hay que recordar que Godard aparexce en sus propias películas como una figura insuficiente, desde el clown de Prenom: Carmen al director que cuida florecillas mientras escucha distraído como una chia a la que casi ha olvidado sí ha sido capaz de un gesto heroico en Nuestra música.

Ventura dijo...

Si en cierta manera todos personajes de Banda Aparte tienen la misma indefinición porque están atravesados por esos productos culturales. No creo que les den profundidad como dices, sino más bien les atraviesan dejandoles en una definición superficial de ellos mismos. Lo paradojico, por lo menos para mi, es que necesitan (y necesitamos) de ellos para definirse, pero a la vez le definirse. Es la paradoja de lo todo lo cultural. Te crea y te destruye a la vez.

Esa fascinación con que filma a sus atrices (no solo a Anna) es puro acto de amor. Hay peliculas en las que sientes que el director esta enamorado de su actriz y luego descubres que estaban erollados. Como en este caso.
Recientemente me ha pasado lo mismo viendo la Ciudad de Silvia. Cuando la vie en cine pensé que Guerín y Lopéz de Ayala estaban enrollados en le rodaje. Cuando vi los extras del DVD, (y esto es una apreciación mía) vinieron a confirmar mis sospechas. Las sonrisillas que se lanzan esconden el secreto de un gran pelicula.

Saludos!!

Ventura dijo...

Corrección de una frase:

...necesitan de ellos para definirse, pero a la vez les difuminan.