jueves, 24 de marzo de 2011

Elogio del artista como autista




Para qué lo voy a negar, aún reconociendo las razones por las que Visage ha sido puesta a caer de un burro, a mí me ha gustado. Relato (por llamarlo de alguna manera) de la catástrofe de un rodaje, el film comienza con una taza vacía alrededor de la que se oye una conversación en la que se nos cuenta que un actor francés (Antoine/Jean Pierre Leaud, el actor por antonomasia de, sobre todo, Truffaut) ha errado su cita con un cineasta oriental (Kang/Lee Kang-Sheng, el actor de Tsai Ming Liang), y en todo el film sólo los veremos comunicarse a través de un gorrión. Dentro de la fauna de directores bobos que puebla el cine contemporáneo, Kang es el más perdido: soltado en medio de un país del que desconoce el idoma, no le vemos dirigir prácticamente nunca (lo más es dar indicaciones sobre como quiere la piel de una actriz). Por su parte, la articulación narrativa más "fuerte" de la película gira en torno a la desaparición de un ciervo que aparece en un par de planos, y del que no sabemos qué papel juega (desde luego, ninguno que se aproxime no ya a lo simbólico, sino a lo meramente significativo). Si el cine de Ming Liang se suele articular alrededor de larguísimos planos que aciertan a tejer una mínima historia que suele acabar acercando a (los cuerpos de) sus solitarios protagonistas, Visage ni siquiera alcanza ese mínimo umbral de narratividad. Hay planos maravillosos, como esa escena de amor a la luz de un mechero, o un diálogo entre Fanny Ardant y Jean Pierre Leaud a propósito de una cicatriz que es ocultada mediante el infalible método de hacerla muy visible, hay escenas que no significan nada, otras que parecen una parodia del estilo del propio director (hay una coreografía erótico-musical a la que se le ha quitado la música, lo que la convierte en un ritual completamente demente), y la sensación de que la ruina se evita mediante el recurso, más propio de las artes plásticas, de encadenar secuencias mediante elementos visuales recurrentes, para lo que vale el agua, una pluma, formas circulares, ciervos, palomas o colores. Si bien uno acaba teniendo la impresión de que tanto hermetismo no busca otra cosa que ocultar el fantasma del incesto imposible que late en el film (y ya en I don't want to sleep alone), con esa madre (supuestamente) muerta que campa por sus respetos por los espacios privados del protagonista.

2 comentarios:

Susana dijo...

Agnes Jaoui tiene también una versión preciosa de esta "Historia de un amor", también con acento francés, claro, que los boleros con acentro francés tienen un plus de glamur

abbascontadas dijo...

Lo bueno del trailer es que están prácticamente todos los planos de la película, sólo que allí duran 10 minutos cada uno. He encontrado en youtube la escena de la canción comlpleta, aunque desgraciadamente cortan el momento en que Laetitia Casta se quita el abrigo y luce desnuda.