martes, 8 de marzo de 2011

Hijos sin padres



True grit empieza con el cadáver del padre tirado en medio de la calle, cual resto excrementicio, y una voz en off de una joven, su hija, dando inicio al relato. Viendo el resto de la película, uno tiene la impresión de que a los Coen se les acabó el interés tras filmar esa poderosa imagen, y que no supieron que hacer con ese cuerpo de casi mujer que traza un recorrido por el lado salvaje/obsceno de la civilización (norteamericana). En realidad, la iniciación de la joven protagonista es típicamente masculina, vengar al padre, manejar pistolas, esas cosas: La chica lo hace sin problemas, pero los únicos que se dan cuenta de que es un personaje femenino son los espectadores: los habitantes de la ficción parecen haber descubierto la corrección política con un siglo de antelación y no se les ocurre qué hacer con ese cuerpo que tienen a su disposición. Es cierto que le pasan algunas cosas: mata a un hombre, cae en una cueva donde participa en una especie de rito sexual con serpientes, vive un viaje de "resurrección", una galopada bastante bonita. Pero nada, la peli se toma la molestia de trazar una elipsis de 25 años para que veamos que nuestra mujer sigue tan virgen como al comienzo del film. Un rollo, vamos.



El narrador de Misterios de Lisboa también es huérfano. Aquí la ausencia del padre es más aguda: Joao no tiene apellidos, y vive de manera atormentada esa falta radical en el origen. De hecho, ese agujero negro fundacional es el que parece impulsar esa espiral narrativa desmelenada que es esta extraordinaria película de Raúl Ruiz (que se estrena en españa el próximo 18 de marzo): todos los personajes que aparecen por la pantalla acaban invadidos por una curiosa pulsión narradora, curiosa sobre todo porque todas sus historias parecen variaciones del mismo tema, una amor imposible, o sea, una escena primaria ilegítima que vendría a explicar, de alguna manera, la orfandad del protagonista. A esa proliferación narrativa casi cancerígena le corresponde una figura con una capacidad de metamorfosis a la altura de un relato con vocación de infinito, y ahí tenemos al Padre Dinis, cura omnisciente, conspirador nato, ex-amante fogoso, ex-soldado de Napoleón, ex-salteador de caminos, ex-masón, ex-aristócrata y ex todas las figuras de ficción que sean necesarias, y una de las creaciones más memorables del cine de los últimos años (como su doble/antagonista, el Comecuchillos).

2 comentarios:

Sergio Sánchez dijo...

Gran noticia la del estreno el 18 de marzo, aunque he leído que dura más de 4 horas y si son si tregua me va a llevar a un esfuerzo tremendo para mantener el culo clavado en según qué butaca. Imaginad que se estrena en el pequeño cine estudio

abbascontadas dijo...

En Madrid se estrena en la sala berlanga, donde la vi en el pase de prensa, muy recomendable por la impecable proyección digital, y en los verdi.
Hay un descanso, evidentemente, por eso no te preocupes