martes, 28 de abril de 2015

El cordero en la ola



A estas alturas todos habrán leído la brillante entrevista que Gonzalo Garcés le hacía a Houellebecq en el Babelia del pasado sábado, en la que, entre otras cosas, decía "la misa en sí misma es muy convincente; es una de las cosas más perfectas que conozco". La tarde anterior había asistido a una misa que comenzó con esta asombrosa declaración por parte del sacerdote:

- Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.

La cita es del Apocalipsis, según descubrí después, y tras comienzo tan poderoso me pasé el resto de la celebración pensando en las razones del cristianismo para convertir "la parte maldita" (Bataille), el resto sagrado/excrementicio del sacrificio, en el elemento divino de la nueva religión. 




Pero recientemente me había encontrado con un cordero degollado en un entorno bastante diferente, en Still the water, la película de Naomi Kawase que parece que ha encontrado su público en España. Aquí se trata de la filiación de una estirpe de chamanes femeninos y la transmisión (y aceptación) de sus saberes (obviamente sobre el sexo y la muerte). A pesar de encontrarnos en un paisaje netamente femenino, la película traza una precisa cartografía del lugar del padre (una tarea que en el cine contemporáneo parece que sólo interesa a las cineastas) como aquel que es capaz de aguantar en el punto más alto de la ola más poderosa (evidentemente, aquí estamos hablando del goce), que por algo es surfero el padre de la heroína.  

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