lunes, 27 de abril de 2015

Consideraciones tan intempestivas como majaderas


   Sacrificar la humanidad como masa al óptimo desarrollo de una sola especie de hombre más fuerte; esto sí que sería un progreso...


(La genealogía de la moral, Segundo tratado, 12; Gredos, trad. de José Mardomindo)


   Hay que ver el bueno de Fede, tanto despotricar contra las bienintencionadas opiniones de sus contemporáneos para acabar en manos de estas fantasías apocalípticas de adolescente, sometido a una lógica sacrificial de sociedad de masas que poco tiene que ver con la función del sacrificio en las culturas tradicionales. Si nos escandaliza un poco la boutade es porque hemos asistido a varias tentativas de sacrificios en masa que no han venido a alumbrar más que barbarie y el goce más siniestro que el mundo ha conocido, lejos de esos valores "aristocráticos" tan horteras que a Nietzsche le privan.

   Amplío la cita:

   La magnitud de un "progreso" se mide incluso atendiendo a la masa de todo lo que se le haya tenido que sacrificar; sacrificar la humanidad como masa al óptimo desarrollo de una sola especie de hombre más fuerte; esto sí que sería un progreso... Resalto este punto de vista básico de la metodología histórica tanto más cuanto que en el fondo va en contra precisamente del instinto y los gustos dominantes en estos tiempos, que tolerarían mejor la absoluta contingencia, incluso el sinsentido mecanicista de todo lo que sucede, que la teoría de una voluntad de poder que estuviese en juego en todo lo que sucede.

   Ay, ay, ay; tanta propopeya para organizar funerales de estado al dios patriarcal para acabar recuperando por la puerta de servicio a esa especie de sustancia metafísica de segunda división garante del sentido de "todo lo que sucede" que vendría a ser esa truenitronante "voluntad de poder".


2 comentarios:

Sergio Sánchez dijo...

Siguiendo las leyes del famoso efecto Kuleshov, suponemos que esta entrada no significa lo mismo separada o unida a tu foto a lo Godard.

abbascontadas dijo...

Es Godard el que anuncia la llegada de Abbas, como Juan el bautista clama en el desierto por el próximo advenimiento del mesías