Corrían malos presagios en Venecia sobre esta película, a pesar del buen sabor de boca que había dejado American splendor, la primera obra de la pareja de directores que firmaban este producto de los Weinstein. La película resultó peor de lo que se esperaba, o ni siquiera eso, no resultó ser nada. Lo único destacable era asistir a una proyección donde era manifiestamente palpable que nada de lo que había ocurrido delante de la cámara había concitado el más mínimo interés de ninguna de las personas que andaban por allí. El ropaje de película independiente resultaba patético para algo tan manifiestamente conservador, tan calculado en su diseño de producción. Creo que es la película más aburrida que he visto este año.
En el Festival me tocó entrevistar a los directores. Como a los cinco minutos se me acabó el bagaje de preguntas que se me había ocurrido, les pedí permiso para hacerles una foto con el móvil (que me concedieron, ellos parecían muy majos)
(Robert Pulcini y Shari Apringer Berman, transfugurados tras la entrevista de Días de Cine en Venecia)
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