sábado, 8 de junio de 2013

La obra maestra desconocida



En algunas listas muy cool apareció La morte rouge como una de las mejores películas de la pasada década. Para el muy improbable caso de que algún lector de este blog la desconozca, aclararé que La morte rouge es un mediometraje de Erice fruto de un encargo del CCCB y La casa encendida enmarcado en el proyecto Correspondencias (los mini-dvs que Kiarostami y Erice se enviaron durante unos años, si es que han dejado de hacerlo) en el que el director español habla de su encuentro fundacional con una pantalla de cine, que fue en el Kursaal donostiarra el día que se proyectaba La garra escarlata, una especie de tv movie con Sherlock Holmes y el Dr. Watson de protagonistas, de cuando todavía no existía la televisión (no hace falta decir que una de esas listas era la mía, que siempre mola citar pelis que sabes que casi a nadie ha visto, porque hasta que se editó hace un par de años en dvd La morte rouge sólo había sido accesible para los que se habían acercado a ver la citada exposición).



Tengo la impresión de que a Erice le ofrecieron realizar uno de los fragmentos de Chacun son cinema y que rehusó por lo que fuera (que no le dieran dos años para rodar, que tuviera que durar sólo cinco minutos), pero que la idea germinó en los casi 40 minutos hipnóticos que dura este (así subtitulado) soliloquio en el que  desgrana el descubrimiento de la muerte y de la radical otreidad del mundo de los adultos que se le aperecieron como una revelación en una sala de cine. La morte rouge funciona también como un genial prólogo (o comentario) a El espíritu de la colmena en el que se desarrollan las razones biográficas que le llevan a asociar la imagen cinematográfica con un signo de marcado sesgo siniestro que representa la pérdida del paraíso encarnada en la irrupción de la violencia y la muerte.



El dvd incluye el corto Alumbramiento, la aportación de Erice al largometraje colectivo Ten minutes older, pero desgraciadamente no se les ha ocurrido añadir La garra escarlata (en su lugar hay una larga entrevista que podrían haber añadido en un folleto), que para mi sorpresa y alegría sí está en Filmin. Llena de efectos expresionistas de ilumiación, no es de extrañar que pusiera los pelos de punta a un niño de cinco años que iba por primera vez al cine, pero para un adulto lo que llama la atención es que la solución del enigma resulta evidente para quién conozca un relato de Chesterton que tiene por culpable a un ... (bueno, no lo voy a contar), pero es que ese relato aparece en mitad de la película citado ... ¡por Watson! (¡Lector de Chesterton!) que acaba señalando al asesino real, aunque él no lo sepa. Resulta curioso el status que ya tenía Sherlock Holmes en los años cuarenta: amo absoluto de la ficción, en todos los espacios en que se mueve es obedecido sin rechistar, mientras que hace uso de teléfonos y cualquier aparato sin que se tome la molestia de pedir permiso, como si fuera consciente de que el ámbito ficción era su reino. 

2 comentarios:

Sergio Sánchez dijo...

Yo la vi en la expo, la que quiero tener y no hay manera de que editen es "Arroyo de la luz".

abbascontadas dijo...

Creo recordar que cuando Intermedio editó el resto de Correspondencias se anunció que la de Erice y Kiarostami se editaría por separado, pero nunca más se supo, igual es un problema de derechos.