jueves, 12 de noviembre de 2009

Cristina Lucas y el elogio del patriarca


La única obra que conocía de Cristina Lucas era esta fotografía, y no estoy seguro de si la había visto o simplemente recordaba la descripción que Mercedes me había hecho de ella. El caso es que en el recién estrenado Centro de Arte Dos de Mayo, en Móstoles (para los que nos leen al otro lado del Atlántico, que según indica un diabólico gadget que Susana ha puesto en el blog, son varios, aclaro que Móstoles es una ciudad dormitorio al sur de Madrid de varias decenas de miles de habitantes, cerca de Alcorcón, que es lo mismo pero con el recién estrenado prestigio de haber eliminado al Real Madrid de la Copa del Rey con un equipo de amiguetes) hay una exposición con varias instalaciones muy divertidas, aunque tal vez ninguna alcance el humor (hay quien dice que involuntario) que alcanza el comisario de la exposición en su comentario introductorio:


"Cristrina Lucas reúne vídeos, dibujos e instalaciones que escinifican actos perfomáticos en donde la propia artista, personajes, el mismo espectador o incluso animales, confrontan directamente los símbolos, mitos y metáforas de momentos fundacionales de la dominación patriarcal occidental. En su práctica artística, el uso de la sátira conlleva a una moral ambivalente, que a su vez, desestabiliza la victimización histórica de la visibilidad y movilidad social de las mujeres en la esfera pública. No obstante, la instancia crítica del trabajo de Cristina Lucas, se encuentra en la sobreexposición y literalidad en la representación estereotípica del significado de los signos de la tradición misógina y las agendas y genealogías del feminismo."
(He respetado el demencial uso de las comas del autor, aunque colocadas en su sitio tampoco conseguirían que este texto signifique nada)



Pues resulta que dos de los vídeos se centran en momentos fundacionales, pero no de la dominación patriarcal de occidente sino de uno de sus movimientos emancipatorios más emblemáticos, la revolución Francesa, a través de unos textos hilarantemente misóginos de Rousseau, que se acompañan de las imágenes de una verbena en la que mujeres de toda edad se dedican a poner a un busto del pensador ginebrino de cretino para arriba, y de un vídeo que reescribe de manera sarcásticamente siniestra el famoso cuadro de Delacroix La libertad quiando al pueblo.
Pero sí hay uno que se refiere a un símbolo, mito y metáfora de la civilización occidental, y uno de los más gloriosos, el Moisés de Miguel Ángel, que Cristina se aplica a destruir a golpe de maza. Uno de esos golpes se lleva por delante las tablas de la ley, y otro la cabeza del fundador del monoteísmo (Freud dixit), probablemente una manera de visualizar que la ley siempre es una ley patriarcal, y que la construcción de la diferencia sexual es algo que siempre está del lado de la ley, pero que la abolición (más o menos delirante) de esa diferencia siempre acaba mostrando su rostro arrasador.

1 comentario:

Los Piris dijo...

Creo que Enrique no se ha explayado mucho al respecto de la capacidad hilarante de las instalaciones de Lucas: es lo que más me gusta de ellas, y su rasgo más encomiable y que las diferencia del feminismo de pasquín, habitualmente dogmático y por tanto soporífero. Mientras veía a las señoras mayores dándole botellazos al busto de Rousseau al grito de: "¡hijoputa! ¡que no tenteras de ná!" no podía parar de reirme. Es en ese espacio lúdico donde el feminismo debe actuar. Porque no podemos cambiar el pasado, pero podemos reírnos de él.