Como Televisión Española es una mezcla de periódico y ministerio, la rumorología es una de nuestras maneras favoritas de ocupar nuestra jornada laboral. Y con ese afán de generosidad que caracteriza al alma de los componentes de este blog, quiero compartir con nuestros lectores dos de los rumores más divertidos que he oído acerca de los motivos del cambio en la jefatura de nuestra querida casa.
El primero dice que las verdaderas razones del pire de Luis Fernández no tienen nada que ver con su desacuerdo con la nueva ley de la tele, que le prohíbe tener publicidad y espectadores, y que contraviniendo su supuesta función de servicio público le obliga a programar mogollón de cine español (cuando el único servicio público sensato sería prohibirlo), ni tampoco con su hartura de las intromisiones contradictorias de la inefable vicepresidenta del gobierno, una señora que tiene fama de buena política por la sencilla razón de que a su vera tiene a un incompetente; no, no es por eso: según cuentan su abandono de la televisión pública (siempre según esos infundados rumores que evidentemente no son contrastables) se debe a que en el chanchullo de la nueva sede de TVE andan metidos varios personajes de lo que los periodistas llaman el caso Gürtel, en concreto el famoso Correa y el alcalde de Pozuelo que tuvo que dimitir. Parece ser que Luis Fernández es muy amigo de Rubalcaba, que según opinión unánime es quien maneja el cotarro del dossier, y le habría "aconsejado" que se pirase antes de que la cosa salga a la luz.
El segundo se refiere a la elección incomprensible de Oliart (81 años) para sucederle. El otro día una redactora compañera de programa me contaba que le hizo una entrevista hace dos o tres años, y que aunque como entrevistado para la tele no valía (respuestas de varios minutos, imposibles de condensar en 15 segundos, que es lo máximo que en esta desdichada época dejan de testimonio para la tele, que si no el espectador se aburre), para pasar una tarde apasionante escuchando anécdotas y cotilleos de la transición era impagable. Pero no es para eso para lo que lo han "consensuado", sino para apañar de cara a la opinión pública el inminente paso de poderes reales de Rey Padre a Príncipe Hijo. Oliart es íntimo del rey (según me cuentan, claro, porque yo no tengo acceso alguno a esas altas esferas), y habría sido un apaño para esta tarea, que a mí se me antoja innecesaria (las monarquías son regímenes muy estables, mucho más de lo que pensamos, y para echarlas abajo se necesitan esfuerzos y cataclismos muy por encima de los que se perciben en el presente), pero que se deben considerar imprescindibles en estos tiempos de obsesión de encuestas y opinión pública, en la que según oigo Don Felipe va por muy por detrás de Don Juan Carlos.
Y termino con una anécdota que no tiene nada que ver con rumores ni con cosas importantes (suponiendo que algo de lo que suceda en la tele tenga importancia alguna). El otro día me acerqué a la calle Albarracín a solicitar un permiso de aparcamiento para las Unidades Móviles con las que vamos a grabar un concierto de Alejandro Sanz, cuya ceporrez ha causado sorpresa entre ingenuos miembros del equipo, que debían de pensar que cuando se gana tanta pasta cantando chorradas algún mérito habrá que tener (y probablemente así sea, pero no necesariamente en la cabeza), cuando el señor que está en la mesa de información, y al que ya conocía de otras veces, me dijo un tanto misteriosamente que cuando terminase las gestiones me contaría lo que había estado grabando, y que me iba a caer de espaldas. Yo pensaba que habría grabado un disco, pero no, lo que había grabado habían sido las más perfectas avistaciones de ovnis de la historia, y hasta las había colgado en you tube, cosa que es verdad, basta meter ovnis, españa, madrid, y te sale un vídeo en que se ve una lucecilla tras un matojo. Al parecer hay hasta 26, pero con uno yo tuve bastante para darme cuenta de lo solos que a veces estamos en este mundo.
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