Veo a mi regreso que la idea que ha quedado de esta edición es que el nivel ha sido bastante bajo, y que ya pasa por ser el peor Cannes de los últimos tiempos. A mí me ha parecido que ha estado bien, y no he visto las pelis de Audiard, Mungiu y Nichols, que no pintan mal. Lo que ha sido bajo ha sido el nivel de las norteamericanas (salvo la de Nichols, que parece que dio la talla, y tal vez la de Wes Anderson, que en general decepcionó), como ya era previsible. Lawless es de lejos la peor que he visto, una pasmosa mezcla de qualité típica de los Weinstein y una incompetencia en la dirección que hace que al tal John Hillcoat lo vaya a condenar ya de por vida al humilde infierno de la invisibilidad.
En cuanto al palmarés, queda lastrado por esa Palma de Oro a Amour, una película sin vida pero con una apabullante puesta en escena de las que intimida a los críticos y, por lo que se ve, a los colegas (o vamos a pensar bien y a imaginar que Moretti tiene pensado proyectarla en su sala). La interesante apuesta de dar el Gran Pemio a esa comedia italiana tan militantemente popular y tan bien hecha que es Reality queda así desdibujada pues echó fuera de los premios gordos (y de los delgados) al gran film de Resnais (que si la cosa era de premiar directores venerables, el francés tenía mas derecho que el austríaco) o al de Cronenberg, por no hablar de la descomunal Holy motors, tan grande, libre y hermosa que probablemente no cabía en la horma de ningún premio, por lo que tal vez el de dirección se lo han dado a Reygadas, que cuenta la descomposición de un núcleo familiar con muchas pistas autobiográficas jugando a ratos a la destrucción de la puesta en escena mientras que en otras ocasiones deja su sello con magistrales e hipnóticos planos, en una peli que juega demasiado explícitamente al marcianismo, lo que tampoco es necesariamente negativo, aunque la cinta fue recibida de uñas por casi todo el mundo. Mi favorita para este premio, o el del jurado, era Loznitsa, cuyo film pensaba que le podía interesar a Andrea Arnold, uno de los pesos pesados del jurado. Pues nada, el premio le cayó a Loach, que no conozco a nadie que se tomara la molestia de ver qué presentaba. Mungiu traía la peli más larga del certamen y se llevó guión e interpretación femenina, seguramente con todo merecimiento (Nadia, la gran jefa de prensa de Alta, nos contó que la habían comprado sobre guión), aunque tampoco tiró a nadie de espaldas.
Aquí y allá, la estupenda película de Antonio Méndez que se llevó el premio de la Semana de la crítca, rozó la Cámara de oro (les pidieron que se quedaran porque estaban en la terna final), que al final le cayó a la sorprendente Beasts of the southern wild, una mezcla de realismo social, relato de iniciación, fábula apocalíptica y relectura del mito del arca de Noé que está a punto de despeñarse en numerosas ocasiones ante sus inusitadas ambiciones pero que siempre consigue caer de pie; aunque uno le augura a su director un camino sembrado de peligros, en la entrevista que le hice demostró tener la cabeza bastante bien amueblada. Las dos tienen distribución en España y se podrá disfrutar de los comienzos de carrera de dos directores que prometen bastante.