viernes, 18 de mayo de 2012

Hotel Mekong



Apichatpong prepara una película en un resort al lado de un río bastante grande, lo que quiere decir que escucha una melodía que toca un colega a la guitarra y que le dice a Tong que se pruebe un par de camisates. Por el hotel aparecen extraños espíritus que devoran carne de animales y personas para poder sobrevivir, mientras que amantes inmortales se encarnan en los cuerpos de los actores para proseguir una persecución amorosa que atraviesa las eras; si los actores, por otro lado, no endan poseídos se dedican a comentar batallitas del pasado o a hablar de las inundaciones que asolan Tailandia (o a ligar, claro), todo ello colocado, por descontado, en el mismo plano "ontológico". Todas estas realidades se funden en un último plano, una larguísima toma de un recodo del río, río en el que se suponen que acaban fundidas todas las realidades.
Hotel Mekong cumple de sobra con las expectativas y demuestra que AW es probablemente el director más en forma del momento, y a Boyero no le gustaría nada si se tomara la molestia de verla.

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