Nada más terminar la conferencia de prensa de Fremaux y Pierre Lescure (el nuevo director del festival tras el regio Gilles Jacob) nos hemos puesto todos a tuitear como locos las ausencias más clamorosas de la lista, en mi caso Apichatpong, Miguel Gomes y Desplechin (que estrena su peli el 20 de mayo, lo que lo situaba como fijo en todas las quinielas, y por el que le han preguntado expresamente). La otra gran noticia salió ayer, y era que Garrel inauguraba la Quincena, quitándose presión tras la pésima acogida que tuvo en el Palais La frontière de l'aube, con lo bien que le han tratado siempre en Venecia, y dejando la participación francesa un poco aguachirle: inaugura Emmanuelle Bercot, que repite con la Deneuve tras El viaje de Bettie, y que ha hecho que Fremaux se meta en un pequeño charco al marcar las diferencias con la línea "espectacular" que solía guiar las películas de la inauguración, con el espectacular patinazo del año pasado con el film sobre Grace Kelly en la mente de todos; y compiten (el para mí sobrevalorado) Audiard, Maïwenn (que repite tras Police) y los novatos en las escaleras rojas Valerie Donzelli (con un guión de Truffaut) y Stephana Brizé, que hace unos años estuvo en San Sebastián con No estoy hecho para ser amado (y que me perdí).
Las dos sorpresas, un Macbeth del australiano Justin Kurzil (del que sólo hay como referencia Snowtown, al parecer un cult horror film) con Fassbender y Cotillard dando vida a ese celebérrimo matrimonio, y Saul fia (Hijo de Saúl), del húngaro László Nemes, ayudante de Bela Tarr, y de la que podemos adelantar un dato sorprendente e inesperado: ¡tiene distribución en España! (Avalon, que ya lo ha contado en Twitter).
El resto estaba en todas las listas: del póquer de ases italiano se ha quedado fuera mi favorito, Bellochio, pero no me han llamado para preguntarme mi opinión; tras el pelotazo de La gran belleza y contando con Michael Caine y Harvey Keitel era impensable que Sorrentino se quedara en casa, Moretti es de los pocos palmeros que se verán este año por la Croisette (el otro es Gus Van Sant) y Garrone tiene ya dos segundos premios, así que el comité ha decidido traerse a los tres (lo que también ha merecido comentario de Fremaux).
Hasta los niños de teta sabían que la década en que Hsiao Hsien terminara la dichosa The assassin tendría un hueco en la champion, y todavía andamos buscando a alguien al que le haya pillado por sorpresa la presencia de Jia Zhang-Ke y Kore-Eda (también conocido como la reencarnación de Ozu). Por el lado asiatique lo dicho, un año esperando a Apicha y nos quedamos con las ganas (y en este caso sólo puede ser que no la tiene terminada), y a Kiarostami también se le esperaba y debe de estar todavía rodando travellings por algún lugar del mundo.
Lanthimos y Trier andaban en boca de todos con sus pelis en inglés (Villeneuve no tanto pero también sonaba para cualquier sección), todo apuntaba a que Gus Van Sant regresaba a su vena más arty y una adaptación de Highsmith a manos de Todd Haynes (tras ocho años perdido para la gran pantalla) con amores patriciolésbicos entre Cate Blanchett y Rooney Mara... pues cualquier festival hubiera matado por tenerla.
Un certain regard se vuelca al Este con ex-yugoslavos, un par de rumanos de renombre (Muntean y Porumboiu) y asiáticos de todo pelaje y condición, con Kiyoshi Kurosawa como punta de lanza, y en medio el único nombre cristiano del conjunto, David Pablos, que con Las elegidas presenta la película más larga de las dos secciones, dos horas y 25 minutos, una birria, vamos, ¿qué pasa, dónde está Lav Diaz? (¿dónde están los filipinos en general?) Por cierto, que a Fremaux le han preguntado por la escasa presencia del español y se ha descolgado diciendo que hay un film español "qu'on aime beaucoup", y aquí no paramos de dar vueltas a quién puede ser.
En plan evento, el conocido Mad Max, el último Woody Allen, el esperado Pixar (Inside out) y la carísima adaptación ("variación", Fremaux dixit) de El principito a cargo de Mark Osborne. A las sesiones golfas de medianoche los habituales films de género orientales, siempre apetecibles (Asif Kapadia y una coreana de un novel) y, a falta de las restauraciones de Cannes classic, todavía por determinar, cerramos con el batiburrillo de las proyecciones especiales, donde cabe desde la primera película dirigida por Nathalie Portman hasta lo último de Schroeder o Cisse.
4 comentarios:
Lo que he visto de Brizé no me dice gran cosa:"Mademoiselle Chambon". Estaba bastante out acerca de lo que hacen últimamente nuestros nombres de cabecera. Lo de Apichatpong tiene una pinta enorme. No he encontrado nada de Kiarostami, muy entretenido con talleres en Barcelona, y Von Trier parece que hará una serie de tv. De Valerie Donzelli, aunque nos caiga muy bien ella y su (¿ex?) y "Declaración de guerra" sea majísima, el resto de su filmo va de lo irregular a lo renqueante (con pequeños hallazgos) pasando por lo ridículo. No sé, yo diría que tiene que demostrar que lo suyo no es flor de una película. Los ojazos de la bella e inexpresiva Marion Cotillard no lo van a tener fácil para ir enloqueciendo, morbazo ese "Macbeth", encabezado además por el viril ídolo Fassbender.
Desplechin va a la quincena, Garrel y Desplechin en la quincena y los franceses se traen a esos medio mindundis a la oficial, ellos sabrán. Declaración ...era muy bonita, pero la siguiente que hizo era la nada.
De Lanthimos no he visto nada, pero me temo lo peor, o sea, el tristerío nihilista que se le exige al cine de autor del Este (¿has visto The tribe?).
No sé cómo funcionará la química entre ellos, pero está bien poner de Sres. macbeth a una pareja tan guapa y carismática.
A priori las que más me apetecen son Carol y The assassin.
De Lanthimos he visto una cosa llamada "Kynodontas" que definiría precisamente como tristerío nihilista, que a mi personalmente no me interesa nada pero ahora hace furor. Es como si uno estuviese pidiendo pelis navideñas, pero, no, no es eso.
Muy bien "Salambó", oiga, es como un peplum pero con el mérito añadido de que al ser novela te das cuenta de que el guionista sabe cómo se llama cada cosa. Con lo fácil que es pagar 40 millones de dólares para que las cosas simplemente se vean. Qué tiempos cuando los escritores se iban de vacaciones a Cartago a documentarse.
Lo de Flaubert tampoco era normal (más bien enfermizo). Leí Salambó porque Raúl Ruiz comentó en Sanse que estaba preparando una adaptación, imagino que sin escenas de masas, y me habló de la escena del león crucificado.
Al final Desplechin y Miguel Gomes van a la Quincena, qué cosas.
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