miércoles, 10 de febrero de 2010

Lynch en la Filmoteca

Ayer comencé con el ciclo de Lynch en la Filmoteca, ponían Mulholland Drive y la sala estaba hasta arriba (haciendo números calculé que sólo en el pase de ayer, a 2 € la entrada, había recaudado más que Luna Caliente, último film de Vicente Aranda, en su fin de semana de estreno -420 € por sala, una media de 5 espectadores por sesión-).
Como todo el mundo sabe, uno de los pasatiempos más entretenidos alrededor del mundo Lynch es intentar contar el argumento cuando se sale del cine. Generalmente hay líneas argumentales que van siendo más o menos boicoteadas según la narración va deshaciéndose. Sin embargo, Lynch suele partir de códigos de género reconocibles: en Mulholland hay, por un lado, una mujer misteriosa y fascinante (Laura Harring) que sufre amnesia tras un accidente. De ella que podemos deducir que es la amante de un gánster, gánster que ha ejercido la suficiente presión para que protagonice un film de un brillante director de cine. La actriz se convertirá en amante del director, affaire que debe de molestar al gánster hasta tal punto que decide matarla (es obvio que Lynch no lo cuenta así, la escena primera es la del asesinato fallido que se convierte en accidente, todo lo demás hay que deducirlo).
Por otro lado, hay una aspirante a actriz que viene de provincias fascinada por el brillo de Hollywood, una extraordinaria Naomi Watts que aprovechó muy bien el film para desarrollar su carrera. La chica aterriza en la ciudad de la mano de unos entrañables abueletes que, inmediatamente, la película designa como obscenos destinadores, lo que no augura nada bueno para el futuro de la brillante actriz, que se estrena en un casting con una escena marcadamente incestuosa.

Asímismo se nos cuenta la hilarante trayectoria del director, retratado como un soberano imbécil y un cantamañanas de tomo y lomo, con alguna de las secuencias más divertidas del muy divertido Lynch, como aquella en que se encuentra a su novia en la cama con el operario que limpia la piscina.

Por descontado abundan las imágenes marca de la casa, como las figuras de poder misteriosas, siniestras e irrisorias, como el sempiterno enano que salta de peli en peli o el Cowboy, una figura ridícula que sin embargo resulta bastante inquietante, y que le indica al director lo que debe hacer para salir del atolladero en que se encuentra (que es, básicamente, ceder en su aspiraciones y aceptar las imposiciones de una pareja de gánsters también desternillantes y aterradores).

Total, que las dos protagonistas se conocen, se hacen amigas, y aunque ya son dos adultas se meten en un fregado algo tontorrón que al director le sirve para ocultar que probablemente:

a) Son la misma chica en diferentes momentos, lo que podría llevar a la conclusión que lo que vemos es el conocido trayecto de la joven ilusionada que llega a la gran ciudad con ganas de comerse el mundo para acabar estrellada, chapoteando en la prostitución y en los brazos de un mafioso que la liquidará en cuanto la engañe. La película estaría narrada en el delirio de la agonía, siguiendo esa curiosa costumbre de muchos films de los últimos años de contar la historia desde el punto de vista de un muerto.

b) Las chicas son distintas y cada una es el delirio de la otra: la chica ingenua delira que es una actriz fascinante, y la amante del gánster que es una ingenua chica del campo que tiene una nueva oportunidad. En ambos casos el delirio imaginario se iría degradando paulitanamente para acabar en brote psicótico.


En cualquier caso Mulholland drive se abisma en el conocido espacio irreal de Lynch justo en el momento del encuentro sexual de las protagonistas, que filmado en la oscuridad de la alcoba tiene un marcado carácter fantasmático. Como se recordará, justo después del citado encuentro se van al Club Silenzio (casi una parodia del espacio "oscuro" lynchiano, con sus cortinas y sus playbacks) lo que da paso a la parte delirante del film, en la que las protagonistas saltan de espacio en espacio y de personaje en personaje, hasta que aquello acaba como el rosario de la aurora.



















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