sábado, 31 de enero de 2015

Teoría literaria


Real y verdaderamente, todos los que gustan de semejantes historias como ésta deben de mostrarse agradecidos a Cide Hamete, su autor primero, por la curiosidad que tuvo en contarnos las semínimas de ella, sin dejar cosa, por menuda que fuese, que no la sacase a luz distintamente. Pinta los pensamientos, descubre las imaginaciones, responde a las tácitas, aclara las dudas, resuelve los argumentos; finalmente, los átomos del más curioso deseo manifiesta. 

El Quijote II, Capítulo XL

4 comentarios:

Aineta dijo...

Lo he releído hace muy poco y realmente la gente no sabe lo que se pierde y que no es para nada pesado ni difícil. Un clásico

abbascontadas dijo...

Esta pequeña disgresión aparece en la aventura de los duques, que es mi favorita.

Sergio Sánchez dijo...

Hace muy poco releí la primera parte como lector adulto y libre de ataduras académicas, y aunque no es de las obras que más me han apasionado personalmente (hablando de afinidad más íntima, donde se pongan los homopijos franceses, los tuberculosos alemanes o los atormentados rusos...) pues es emocionante ir descubriendo sus increíbles audacias y darse cuenta de cómo y por qué ya está ahí toda la futura historia de la novela. Ye s que ésta es la más importante de todos los tiempos. Con razón los más grandes de después no paran de citarlo incansablemente directa o indirectamente. Si hasta Dickens debuta con un remake de El Quijote. En unos meses voy con la segunda parte, supongo que mucho menos conocida, a mi no me suena ni de haberla estudiado si quiera.

abbascontadas dijo...

La segunda parte me parece muy superior, con ese giro genial en el que Don Quijote y Sancho se han convertido en figuras famosas (mediáticas, diríamos hoy) gracias al éxito de la novela publicada sobre sus andanzas.